El Tigre, sábado 13
de julio de 2013
Ronny Padrón
Democracia
Cristiana Hoy
El
colaboracionismo criollo se confiesa
"No puedo pedir a la gente que salga a la
calle a ser asesinada”. De esta manera tituló eluniversal.com una
información en fecha 13/07/2013 con base
en declaraciones de Henrique Capriles Radonski para el 09/07/2013 por él
expresadas a través de su programa en internet ¨Venezuela somos todos¨.
Con ese titular queda
plasmada para la historia, la necesidad de los venezolanos demócratas por
hacernos de un nuevo liderazgo en el movimiento demócrata organizado, pues el
actual, con intencionalidad o sin ella, trabaja en pro de la permanencia del
régimen socialista en gobierno. Afirmación esta que expresada desde hace mucho,
sólo ahora, vista la confesión pública del principal dirigente del movimiento
demócrata, alcanza entonces la condición de certeza.
Así lo estimamos por
cuanto es precisamente en virtud de que Venezuela es hoy un país
desinstitucionalizado, que la sensatez
señala como necesaria la inmediata convocatoria a la protesta política,
pública, pacífica y no armada como parte de un proceso de resistencia y
desobediencia civil que dé lugar a la restauración constitucional hoy derogada
de facto.
Es este el camino señalado por las corrientes de pensamiento más reconocidas de la ciencia política contemporánea en lo referido a desarrollar una confrontación exitosa frente a tiranías, senda muy distinta a la vigente cohabitación. De entre aquellos podemos destacar al celebérrimo filósofo Gene Sharp, autor del no menos famoso libro: « La política de la acción no violenta» (1973). Para Sharp, el poder político, el poder de cualquier Estado nacional -independientemente de su organización estructural interna- deriva de los individuos del Estado nacional. Su creencia fundamental es que toda estructura de poder se basa en la obediencia de los sujetos a las órdenes de los dirigentes. De esa forma, si el sujeto no obedece, los líderes no tienen poder.
Es este el camino señalado por las corrientes de pensamiento más reconocidas de la ciencia política contemporánea en lo referido a desarrollar una confrontación exitosa frente a tiranías, senda muy distinta a la vigente cohabitación. De entre aquellos podemos destacar al celebérrimo filósofo Gene Sharp, autor del no menos famoso libro: « La política de la acción no violenta» (1973). Para Sharp, el poder político, el poder de cualquier Estado nacional -independientemente de su organización estructural interna- deriva de los individuos del Estado nacional. Su creencia fundamental es que toda estructura de poder se basa en la obediencia de los sujetos a las órdenes de los dirigentes. De esa forma, si el sujeto no obedece, los líderes no tienen poder.
Ello es tan cierto
como el documento ¨Compromiso y convocatoria a la unidad democrática¨ leído
durante la instalación de la mesa unitaria de la oposición en fecha 08 de junio
de 2009 que consagra en uno de sus parágrafos, y cito: ¨La unidad es la alternativa para la protesta cívica y valiente,
pacífica y enérgica. Protesta para que se escuche la voz de un pueblo que no
nació para ser coro de un hombre, ni acepta ser condenado al silencio. Protesta
que no se agota en sí misma, porque tiene el sentido de ir construyendo una
esperanza¨.
Resulta entonces un
hecho público, notorio y comunicacional que nuestro actual liderazgo demócrata formalmente
organizado, no tiene como prioridad la restauración de la constitucionalidad
democrática. Pero, como resulta igualmente cierto el que todo liderazgo
político se sustenta en el apoyo popular, queda en manos de nosotros como
colectivo demócrata propender a ese indispensable cambio de jefatura.
Una vez que el movimiento
demócrata organizado alcance a ser dirigido por venezolanos en disposición de
accionar conforme a los retos de confrontar a una tiranía socialista, veríamos
cómo las municipales del próximo diciembre pasarían de ser la actual concesión
política del régimen a cambio de sostenerse gobernando en el poder central, a
representar en su lugar una causa legítima para la rebelión popular ante el
ejercicio fraudulento del poder político en Venezuela.
Lo anterior tendría
cabida no solo en razón del discurso insurreccional que cabe ante el horror
inherente a un gobierno socialista, sino además como consecuencia del proceso de protestas públicas de carácter
político hoy contenidas por el colaboracionismo, protestas que debidamente
canalizadas matizaran un evento electoral, donde a diferencia del pasado 14 de abril,
sí contaríamos con una dirigencia demócrata nacional en disposición política de
¨cobrar¨, ahora las victorias comiciales que a lo largo de 335 municipios del
país harán ¨cuesta arriba¨ la continuidad en el poder del usurpador Nicolás
Maduro Moros. ORA y LABORA.
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