miércoles, 29 de junio de 2011

Ciudad El Tigre, sábado 25 de junio de 2011
Democracia Cristiana Hoy.

Ronny Padrón.

Venezuela: el caos sobre un mar de petróleo.

El título, más que pesimista persigue ubicarnos ante una realidad en pro de mejorarla. De allí qué, nada mejor que trabajar sobre lo que suponemos tener, sin quitarle siquiera una coma.

Entonces qué tenemos como país, pues, lo que titulamos, ni más ni menos. Afirmar lo contrario, seria deshonestidad, por lo menos intelectual. Si bien es cierto que el régimen de Hugo Chávez constituye paradigma de barbarie socialista, con sus inherentes factores: mediocridad, sectarismo, corrupción, nepotismo y demás vicios políticos; no lo es menos qué en 12 años de caos, la dirigencia demócrata no ha logrado encarnar una propuesta alternativa de poder, de allí nuestros reiterados fracasos ante la brutalidad gobernante. Lo anterior permite medir sin reparo la calidad de ese, nuestro liderazgo democrático.

Para los que en algún momento creímos en la ¨mala suerte¨ como causa del fracaso para aquel 11 de abril, tesis peregrina que acompañamos incluso hasta el RR, hoy, ante el injustificable silencio de la MUD frente a la ausencia temporal que por dolencia física ¨desconocida¨, aleja al teniente coronel socialista del poder, y la superior anarquía que tal incertidumbre avizora, no podríamos menos que reflexionar.

En primer lugar, es de Perogrullo afirmar, que en Venezuela, la voluntad popular mayoritaria es partidaria de apoyar la inmediata restauración constitucional que dé lugar al Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia consagrado en la Carta Magna, algo que el socialismo en gobierno nunca tuvo como pretensión. Pero en segundo término podemos igualmente aseverar, que a la fecha presente no hay en Venezuela un liderazgo demócrata, individual o colectivamente considerado, merecedor de la suficiente confianza popular como para encabezar tal reemplazo. Grave escenario éste, igualmente reflejado por la generalidad de estudios de opinión al tiempo presente.

Es el asunto, que por fortuna quienes creemos en la pertinencia de regímenes democráticos de libertades, tenemos oportunidad de operar los cambios necesarios, con mayor eficiencia en comparación con los regímenes totalitarios. De allí qué, es muy válido afirmar la gran ventaja comparativa que tiene nuestra MUD, para corregir rumbos y superar deficiencias, en relación a su contraparte: el PSUV.

Veamos. La actual coyuntura política, marcada por la ausencia indefinida del teniente coronel socialista, principal factor político en Venezuela durante 12 largos años, impone a nuestra MUD el accionar inmediato, ello ante la apertura de un espacio político otrora inexpugnable, plaza que ¨algún¨ factor llenará.

La movilidad y el debate, características ¨naturales¨ en el seno de organismos democráticos como la Mesa de Unidad Democrática, harán posible que en los próximos días operen los reajustes necesarios en pro de alcanzar ese espacio ahora en liza. Si la actual directiva no estuviere en capacidad de cumplir con eficiencia el reto, como no lo ha estado luego del 26-S, no faltará en medio de la misma MUD, quienes sí puedan hacerlo, pues el premio político resulta con demasiado atractivo: un vacío de poder superior al verificado para aquel 11 de abril¨.

Por el lado del PSUV, el asunto de los reemplazos tiene mayor complejidad. Ello por cuanto el mesianismo del teniente coronel, fundamento de esa organización y del régimen en gobierno, es intransferible, por ende, en lo adelante, el sostenimiento de ambos en el poder, dependerá más del nivel de violencia que puedan imprimir los aspirantes al mando, que de su habilidad política, algo desconocido en el PSUV más allá de Hugo Chávez.

Más que un adagio, es un hecho: ¨Cada pueblo tiene el gobierno que se merece¨, pero también una verdad, aquel nuestro derecho como sociedad de trabajar cada día para alcanzar un futuro mejor. ORA y LABORA.

caballeropercival@hotmail.com
24/6/2011

Estrategia militar vs estrategia electoral

Por Orlando Ochoa Terán

El contexto militar en el cual el presidente Chávez plantea su lucha política y especialmente las campañas electorales no existen adversarios políticos, sino enemigos. Esta audaz manera de abordar la política ha confundido y debilitado los intentos opositores de confrontarlo.

Cuando el comandante Hugo Chávez puso de manifiesto su ambición de poder en 1992, no sólo carecía de experiencia política, sino de una sólida formación intelectual. No obstante eran evidentes sus condiciones naturales para el liderazgo. Nada sorprendente en el mundo de la política. Pero en su caso, lo extraño ha sido su persistencia en el uso de ese bagaje aprendido en la Academia Militar que se traduce en su acción política. El teórico militar británico, Liddell Hart, decía que la estrategia era “el arte de distribuir y aplicar medios militares para obtener fines políticos”.

Con la misma pasión que los franceses abrazaron la doctrina de la “ofensiva a ultranza”, a fines del siglo XIX, esta ha ejercido una fascinación irresistible en el líder bolivariano creándole un problema a los opositores que no han podido articular una estrategia para confrontarla y cuando lo han intentado se asemeja a un modelo extraído de un simulador electoral suizo.

Si se analizan con objetividad muchos de los factores de avances que la oposición se ha atribuido se advertirá que no es el resultado de una estrategia bien concebida sino reveses de la proverbial incompetencia de funcionarios bolivarianos o vacios que son ocupados, más por el principio de física que rechaza los vacíos, que por una acción calculada. La experiencia indica que cuando estos avances no son conquistas estratégicas firmes, Chávez recupera terreno.

Confiar en que Chávez retroceda como consecuencia de sus propios errores, para que la oposición ocupe esos espacios no es estrategia, es un albur. En espera de la autoinmolación de Chacumbele, según la premonición de Teodoro, la oposición lleva más de una década.

El imperio
Probablemente el único “enemigo” de Chávez con una estrategia consistente, llevada a cabo con paciencia, es EE UU. Desde Bill Clinton no ha habido cambios sustanciales. Cuando el presidente Chávez creyó vislumbrar un cambio a su favor con la llegada del presidente Obama, los gringos lo obligaron a aterrizar. El carácter impredecible e impulsivo de un líder, así como la incertidumbre, son factores negativos en política exterior, particularmente para los anglosajones

EE UU ignoró olímpicamente agravios y ha dejado que el tiempo se encargue de desprestigiar extravagancias como la consabida invasión. Mientras tanto el Departamento de Estado no ha abandonado la retórica afirmativa y la aplicación del principio de reciprocidad cuando lo considera necesario. Si EE UU, como lo acusa el gobierno bolivariano, socava al régimen bolivariano, lo ha hecho con un estilo digno de la pérfida Albión.

Un desafío actual para cualquier analista o en el futuro para un historiador será conocer hasta que punto ha sido EE UU responsable del serio predicamento en que se encuentra el gobierno bolivariano. Especialmente desde que se abrieron las compuertas de secretos con la muerte de Raúl Reyes, el juicio de Antonini, Pdval, los empresarios y banqueros de la crisis financiera, la masiva información que se presume, Walid Makled proporcionó a la DEA en sus meses de cautiverio en Colombia y tantos otros que ha obligado al líder bolivariano a una retirada estratégica e ideológica.

¿Indignados?
Una máxima de Liddell Hart, le viene al pelo a la oposición: “si quieres paz, entiende la guerra”. Mientras el sector de oposición no entienda que una “ofensiva a ultranza” no se puede enfrentar con una “defensiva electoral a ultranza”, la estrategia opositora tendrá poco sentido. Existen dos principios básicos en toda estrategia: ajustar los medios al fin que se persigue y seguir una línea de acción que ofrezca objetivos alternos.

El propósito fundamental de una estrategia no es vencer al enemigo en un solo encuentro sino disminuir su resistencia hasta abatirlo. No se trata de que la oposición acuda a la violencia o a medios inconstitucionales sino que ponga en práctica una estrategia única, coherente y consistente de ataque a las líneas de menor resistencia del gobierno.

Las acciones de los estudiantes venezolanos serían un buen ejemplo de acciones sobre flancos débiles si no fueran tan intermitentes. Los “indignados de Madrid” y las “mujeres de blanco” de Cuba son también ejemplos de resistencia activa legítima.

A lo mejor los líderes de la oposición no tienen la culpa. Es posible que todavía no haya “indignados”, ni siquiera “hombres de blanco”, en Venezuela.

domingo, 26 de junio de 2011

Ciudad El Tigre, jueves 23 de junio de 2011
Democracia Cristiana Hoy.

Ronny Padrón.
¿Cuánto socialismo más soportará el Hospital del Tigre?

Analizadas como fueren las experiencias socialistas a nivel mundial - entendemos que en razón de la violencia, algo inherente a tal ideología - no existe plazo determinado. Valga el ejemplo de Cuba, isla-cárcel.

Hecha la salvedad, continua siendo pertinente referir la tragedia del Hospital ¨Luis Felipe Guevara Rojas¨, el Hospital del Tigre, bajo el régimen socialista. Lo que allí acontece, es tragedia para las personas que a diario requieren de atención médica, provenientes de los Municipios Monagas, Independencia, Guanipa, Simón Rodríguez, Aragua de Barcelona y Freites. Es decir, hablamos del centro de salud pública de la zona sur de Anzoátegui.

Con tan grande misión a cuestas, son sin embargo típicas las noticias como ésta de muy reciente data: ¨Suspenden cirugías electivas en hospital por bote de aguas negras¨ así lo tituló un medio impreso de circulación local. Decimos típicas, por cuanto las informaciones provenientes de tal centro asistencial abundan sólo en la problemática allí imperante: falta de insumos médicos, falta de personal médico e incluso problemas graves de infraestructura como el prenombrado. Tan terrible escenario se hace acompañar del afán de propaganda, rasgo común al socialismo: continúan remodelando la fachada del Hospital.


Inaugurado el 16 de agosto de 1968, bajo la presidencia del Dr. Raúl Leoni, el Hospital ¨ Luis Felipe Guevara Rojas¨ tenia capacidad para 210 camas. Pasados 40 años, más allá de la posible conveniencia técnica de construir un nuevo Hospital, es menester que profundicemos en el subsiguiente punto: El Estado Nacional en general, y en particular el Estado socialista, es y será siempre un pésimo gerente, incluso para aquellas funciones históricamente inherentes a su campo de acción, como lo es la salud. A los venezolanos nos consta.

Es por tal motivo que vemos con desespero, las cifras cada vez más ingentes que describen inversiones por diferentes conceptos, realizadas por el Estado socialista con destino a nuestro Hospital, con resultados igualmente magros, más allá del ornato. Dinero público, de todos los venezolanos, indebidamente empleado, vista la pésima calidad del servicio de salud prestado, no sólo en nuestro Hospital, sino en cualquier centro de salud pública venezolano.

¿Hasta cuando aceptaremos esto con los brazos cruzados? ¿no existen alternativas? De cierto que sí las hay, muchas y variadas, pero hay una que destaca por sobre las demás en razón de su eficiencia y economía: la gestión privada de la salud pública.

Dicha modalidad, exitosa hoy en España y el Reino Unido, rompe con el vicioso círculo del Estado dispensador de un servicio de salud de pésima calidad, financiado con dinero de la población, en cantidades siempre inauditables, con la falta de transparencia administrativa, común a toda gestión estatal.


El nuevo modelo de gestión, que proponemos se aplique a todo el sistema nacional de salud pública, una vez alcancemos la restauración constitucional, haría posible qué, un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, ejerza con eficiencia sus competencias en materia de salud, como lo pauta el Artículo 83 de la Carta Magna: ¨La salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios…¨.


Así lo afirmamos, en el entendido qué la empresa privada como prestadora de servicios de salud, es indubitablemente más eficiente que su par estatal, debido entre otras razones a la ausencia de burocracia, típica de la Administración Pública, algo que encarece la prestación de tal servicio.


Estimamos qué un sistema público nacional de salud, de carácter intersectorial, descentralizado y participativo, integrado al sistema de seguridad social, donde el Estado conforme a la Constitución y a la ley ejerza su rol de financiamiento y fiscalización del servicio de salud, prestado éste por empresas especializadas, que en virtud de contratos de concesión legalmente otorgados gestionen y administren los centros de salud pública, hoy en manos de funcionarios dependientes del gobierno central, redundará en beneficio de los venezolanos y en particular de los tigrenses, hoy testigos impotentes de un despilfarro en dineros públicos, para sólo obtener a cambio un pésimo servicio de salud. ORA y LABORA.

caballeropercival@hotmail.com

viernes, 24 de junio de 2011

21/06/2011 - Jorge Valín
España sí es Grecia y no es Suecia

Grecia adeuda ahora mismo más de 350.000 millones de euros. Casi un 160% de su PIB. Y aunque la cifra tendría que dejar sin aliento a cualquiera, su mayor problema es que no puede devolver ni los intereses de esta deuda. La UE lo puede disimular tanto como quiera, y el FMI le puede "obligar" a hacer las medidas correctivas que desee, pero el país está en quiebra. La nefasta gestión de sus gobernantes y el fraude que estos cometieron (entró en la UE falseando sus cuentas entre muchas otras mentiras), han provocado que el país heleno haya entrado en un punto de no retorno.

Su problema se agrava cuando vemos el bochornoso espectáculo de sus ciudadanos. Han sido complacientes durante décadas con el sistema que ahora repudian. Creen que no estamos en crisis, sino ante un robo. Pero a un pobre no se le puede robar porque no tiene nada de valor. Grecia nunca ha sido rica, solo vivía una ilusión de riqueza fundamentado en la deuda y dinero barato a la que ahora no quiere renunciar. Tal sistema de vida es insostenible ya sea a nivel particular, empresarial o de una nación entera.

España es Grecia en este sentido. Los movimientos vistos últimamente del 15-M y Democracia Real Ya, entre otros, muestran el mismo sentir que el de los ciudadanos griegos. El victimismo, las ideas trasnochadas ligadas al hedonismo e irresponsabilidad, y los nulos conocimientos de cómo funciona nuestro sistema fundamentado en el dinero barato y el nefasto sistema de gestión centralizado llamado Estado del Bienestar, nos dan soluciones absurdas para mejorar nuestro presente y futuro.

Suecia pasó por una crisis fiscal en los años 90. Se enfrentaba a la bancarrota o a hacer algo para solucionarlo. Modificó su Estado del Bienestar con privatizaciones, liberalizó su mercado interior y adoptó un sistema donde incluyó la iniciativa privada en la sanidad (el sistema de un solo pagador) y educación (cheque escolar). Está muy lejos de ser un sistema libre, pero tales cambios permitieron al país salir de la crisis.

España se enfrenta a un futuro negro. Por una parte, tenemos a la casta política que es incapaz de tomar medidas realistas y aún piensa en comprar votos para mantener sus privilegios a costa del ciudadano. Por otra parte, tenemos movimientos civiles irresponsables que no saben muy bien lo quieren excepto pedir más socialismo y más Estado Omnipotente. A esto se ha añadido otro actor: la figura fiscalizadora de los mercados internacionales que ya no se fían de ningún país y son extremadamente cautelosos a la hora de colocar sus inversiones.

Ya no les sale gratis a los Gobiernos mentir y comprar votos irresponsablemente como hacían antes, pero tampoco saben manejar la situación actual. Todos los políticos del establishment son clientes cautivos de un ciudadano socialmente mal criado y de los exigentes mercados internacionales. Evidentemente los burócratas han tomado la única solución que se podía esperar de ellos: no hacer nada y exprimir las últimas gotas de riqueza que tiene el obseso Estado del Bienestar con más impuestos, multas y creación de funcionarios.

Solo hay una solución real para evitar el desastre, y es hacer una toma de conciencia. El sistema está mal. En Suecia se dieron cuenta a tiempo y eso les salvó momentáneamente. Nuestro estilo de vida va a cambiar de una forma u otra. Téngalo por seguro. Ahora tenemos la oportunidad de decidir si queremos que cambie a peor con más intromisión estatal (estilo Democracia Real Ya y modelo griego) u otorgando más libertad a la sociedad civil con un papel más proactivo en el manejo de la economía. El camino que tomó Suecia solo ha de ser el principio de una larga carrera a la independencia y a la responsabilidad económica y personal. Nuestro bienestar es demasiado importante como para que lo manejen los gobiernos, ya sean del estilo español, griego o sueco.
¿FIN DEL SUEÑO EUROPEO?

Aníbal Romero

(El Nacional)
Caracas, 23.06.11


Para apreciar el significado de la crisis financiera que sacude a Europa debemos precisar de qué se trata el “proyecto europeo”. Su contenido esencial, motorizado por las élites germano-francesas, no es económico sino político. Desde un comienzo dichas élites, que son factores decisivos en el manejo del proyecto, han buscado la concentración del poder bajo su dirección, hasta que exista una especie de super-Estado que ejerza la soberanía en los ámbitos que la definen: defensa, política exterior y finanzas.


La marcha del proyecto ha dependido de dos factores de fundamental importancia: En primer término, la gradual pero efectiva limitación de las decisiones democráticas de los electorados europeos, en lo que tiene que ver con la concepción directriz de las élites. Cuando ha sido necesario, las decisiones colectivas que hayan pretendido nadar a contracorriente del proyecto han sido torcidas, anuladas o recompuestas por las élites de las naciones dominantes, es decir, de Francia y Alemania, apoyadas por la burocracia supra-nacional que domina desde Bruselas y Luxemburgo. De esta forma, el proyecto ha avanzado más allá de lo que los electorados nacionales permitirían si conociesen sus fines últimos.


La sumisión de esos electorados, en segundo lugar, se ha logrado mediante la creación de los Estados de Bienestar socialdemócratas que imperaron en Europa por décadas, y que hoy revelan heridas tan profundas que ponen en peligro la totalidad del proyecto. Mientras dichos Estados de Bienestar fueron capaces de ocultar sus fallas estructurales, proporcionando a través de un endeudamiento masivo una sensación de prosperidad que descansa sobre pilares agrietados, los pueblos fueron complacientes. Pero ahora, ante la evidencia de la quiebra del erosionado “modelo social”, Europa se ve obligada a enfrentar la realidad. El problema crucial es que, como lo expresa en un lúcido verso T. S. Eliot, “la humanidad no puede soportar demasiada realidad”.


Las élites comprometidas a fondo con el proyecto europeo no están dispuestas a permitir que algo tan deleznable como la realidad las detenga. La cruda verdad es que Grecia está en bancarrota, y que salvar la estabilidad económica de Europa y su moneda única, ingredientes ineludibles del propósito político, exige dos cosas: De un lado someter a Grecia a un severo programa de austeridad, única fórmula que, tal vez, convencerá al pueblo alemán de seguir subsidiando la tierra de Homero y Esquilo. De otro lado, intentar que dichos subsidios restablezcan la confianza de los mercados y el dinero termine en las bóvedas de los bancos alemanes y franceses, asfixiados por su irresponsabilidad de años con respecto a Grecia, Irlanda, España, Italia y Portugal.


Quizás lo anterior no esté lo suficientemente claro, así que procuraré explicarme mejor: El derrumbe de los Estados de Bienestar europeos es el resultado de tres factores: la demagogia de los políticos, la frivolidad de los pueblos y la irresponsabilidad de los bancos. La dinámica funciona así: los electorados europeos piden siempre más del Estado benefactor; a su vez los políticos ofrecen lo que sea para ganar el favor de los votantes, y en este punto entran gobiernos y bancos a inventar instrumentos financieros ficticios y fraudulentos, que sacan dinero inorgánico de sus entrañas como el mago extrae conejos de un sombrero.


¿El resultado? Paradójicamente, Grecia no podrá salir del foso pues el programa de austeridad la ahogará. No pagará lo que debe a los bancos. Y en Grecia, me parece, terminará el sueño europeo.
21 de junio de 2011

Tercer mundo

por Carlos Alberto Montaner


Carlos Alberto Montaner es periodista cubano residenciado en Madrid.

En España ocurre algo mucho más grave que la intensa crisis económica: la creciente politización de jueces y magistrados. El Tribunal Supremo y el Constitucional andan a la greña. El poder judicial español va adquiriendo los rasgos y el comportamiento del tercer mundo. Es vergonzoso.

Aunque todavía no llegó al desastre de casi toda América Latina, en donde muchos jueces venden las sentencias. Los poderosos casi nunca son condenados (suele ocurrir en Guatemala o México), o les persiguen por eso mismo, como hacen los países de la Alba. Incluso, en Bolivia, Evo Morales afirmó públicamente que la función de los abogados a su servicio era retorcer las leyes para acomodarlas a cualquier violación reglamentaria que se le ocurriera hacer.

En Colombia, el coronel Alfonso Plaza, en 1985 declarado héroe nacional por liberar a cientos de rehenes y retomar el Palacio de Justicia de las guerrillas —que habían recibido dos millones de dólares de Pablo Escobar para crear una conmoción social que impidiera firmar un tratado de extradición con EE.UU.—, dos décadas después, sin pruebas fehacientes y testimonios fabricados por enemigos ideológicos, resultó condenado a 30 años por “uso excesivo de la fuerza”.

En Venezuela, la víctima más escandalosa de la falsa justicia es el ingeniero Alejandro Peña Esclusa, a quien los jueces hicieron pagar su activismo internacional antichavista fabricándole una ridícula causa por confabulación para cometer actos terroristas, que sirvió para encarcelarlo y tratar de intimidar a la oposición.

No hay nadie más ingenuo y temerario que el político que cree conveniente controlar al poder judicial para perseguir enemigos y legitimar sus trampas. Cuando las tornas cambian y los adversarios de antaño ocupan el gobierno, lo primero que hacen es tomar el sistema judicial para vengarse. Eso explica, en parte, la historia de Ecuador y Nicaragua, su crónica crisis de gobernabilidad.

La democracia liberal —modelo socioeconómico de los países más prósperos— no funciona sin un poder judicial adecuado. Mientras en Latinoamérica no haya justicia imparcial, razonablemente rápida y sin manipulaciones políticas, seguiremos en la frontera de la catástrofe social y la inestabilidad institucional.

Un buen poder judicial comienza en las universidades, con grandes juristas y abogados notables convencidos de que desempeñan un papel clave para la supervivencia de la democracia. Son necesarios, además, jueces probos, competentes, bien remunerados y respetados que apliquen con justicia las leyes que aprueba el parlamento. Todo eso cuesta dinero, tiempo y esfuerzo, pero no puede eludirse. Repetimos, una y otra vez, que nuestro modelo de convivencia está basado en el respeto al Estado de Derecho, pero no acabamos de entender que sin un buen poder judicial todo es inútil.


Artículo de Firmas Press
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La inviabilidad del socialismo. Por Ludwig von Mises
El Independiente.com

La inviabilidad del socialismo. Por Ludwig von Mises
CEDICE

Se piensa con frecuencia que si el socialismo actualmente no funciona, ello se debe a que nuestros contemporáneos no poseen aún las necesarias virtudes cívicas, y que los hombres, tal como son actualmente, son incapaces de poner en el desempeño de las tareas que el estado socialista les asigne el mismo celo con que realizan su diario trabajo bajo el signo de la propiedad privada de los medios de producción, pues, en régimen capitalista, saben que es suyo el fruto de su trabajo personal y que sus ingresos aumentan cuanto uno más produce, reduciéndose en caso contrario.


Por el contrario, en un sistema socialista el que personalmente se gane más o menos no depende ya casi de la excelencia del propio trabajo; en efecto, cada miembro de la sociedad tiene teóricamente asignada una determinada cuota de la renta nacional, sin que varíe de forma apreciable por el hecho de que se trabaje con desgana o con ahínco. La gente piensa que la productividad socialista ha de ser por fuerza inferior a la de la comunidad capitalista.


Así es, en efecto. pero no es éste el fondo de la cuestión. Si fuera posible en la sociedad socialista cifrar la productividad del trabajo de cada camarada con la misma precisión con que se puede conocer, mediante el cálculo económico, la del trabajador en el mercado, podría hacerse funcionar el socialismo sin que la buena o mala fe del individuo en su actividad productiva tuviera que preocupar a nadie.


Podría entonces la comunidad socialista determinar qué cuota de la producción total corresponde a cada trabajador y, consiguientemente, cifrar la cuantía en que cada uno ha contribuido a ella. El que en una sociedad colectivista no sea posible efectuar semejante cálculo es lo único que, al final, hace que el socialismo sea inviable.


La cuenta de pérdidas y ganancias, instrumento típico del régimen capitalista, es un claro indicativo de si, dadas las circunstancias del momento, se debe o no seguir adelante con todas y cada una de las operaciones en curso; en otras palabras, si se está administrando, empresa por empresa, del modo más económico posible, es decir, si se está consumiendo la menor cantidad posible de factores de producción.


Si un negocio arroja pérdidas, ello significa que las materias primas, los productos semielaborados y los distintos tipos de trabajo en él empleados deberían dedicarse a otros cometidos, en los que se produzcan o bien mercancías distintas, que los consumidores valoran en más y estiman más urgentes, o bien idénticos productos, pero con arreglo a un método más económico, o sea, con menor inversión de capital y trabajo.


por ejemplo, cuando el tejer manualmente dejó de ser rentable, ello no indicaba sino que el capital y el trabajo invertido en las instalaciones de tejido mecánico eran más productivos, por lo que era antieconómico mantener instalaciones en las que una misma inversión de capital y trabajo producía menos.


En el mismo sentido, bajo el régimen capitalista, si se trata de montar una nueva empresa, fácilmente se puede calcular de antemano su rentabilidad. Supongamos que se proyecta un nuevo ferrocarril; cifrado el tráfico previsto y las tarifas que aquél puede soportar, no es difícil averiguar si resultará o no beneficiosa la necesaria inversión de capital y trabajo. Cuando ese cálculo nos dice que el proyectado ferrocarril no va a producir beneficios, hay que concluir que existen otras actividades sociales que reclaman con mayor urgencia el capital y el trabajo en cuestión; en otras palabras, que todavía no somos lo suficientemente ricos como para efectuar tal inversión ferroviaria.


El cálculo de valor y rentabilidad no sólo sirve para averiguar si una determinada operación futura será o no conveniente; ilustra además acerca de cómo funcionan, en cada instante, todas y cada una de las divisiones de las diferentes empresas.
El cálculo económico capitalista, sin el cual resulta imposible ordenar racionalmente la producción, se basa en cifras monetarias. El que los precios de los bienes y servicios se expresen en términos dinerarios permite que, pese a la heterogeneidad de aquéllos, puedan todos, al amparo del mercado, ser manejados como unidades homogéneas.


En una sociedad socialista, donde los medios de producción son propiedad de la colectividad y donde, consecuentemente, no existe el mercado ni hay intercambio alguno de bienes y servicios productivos, resulta imposible que aparezcan precios para los aludidos factores denominados de orden superior. El sistema no puede, por tanto, planificar racionalmente, al serle imposible recurrir a un cálculo que sólo puede practicarse recurriendo a un cierto denominador común al que pueda reducirse la inaprehensible heterogeneidad de los innumerables bienes y servicios productivos disponibles.


Contemplemos un sencillo supuesto. Para construir un ferrocarril que una el punto A con el punto B, cabe seguir diversas rutas, pues existe una montaña que separa A de B. La línea ferroviaria podría ascender por encima del accidente orográfico, contornear el mismo o atravesarlo mediante un túnel. Es fácil decidir, en una sociedad capitalista, cuál de las tres soluciones sea la procedente.


Se cifra el costo de las diferentes líneas y el importe del tráfico previsible. Conocidas tales sumas, no es difícil deducir qué proyecto es el más rentable. Una sociedad socialista, en cambio, no puede efectuar un calculo tan sencillo, pues es incapaz de reducir a unidad de medida uniforme las heterogéneas cantidades de bienes y servicios que es preciso tomar en consideración para resolver el problema. La sociedad socialista está desarmada ante esos problemas corrientes, de todos los días, que cualquier administración económica suscita. Al final, no podría ni siquiera llevar sus propias cuentas.


El capitalismo ha aumentado la producción de forma tan impresionante que ha conseguido dotar de medios de vida a una población como nunca se había conocido; pero, nótese bien, ello se consiguió a base de implantar sistemas productivos de una dilación temporal cada vez mayor, lo cual sólo es posible al amparo del calculo económico. Y el cálculo económico es, precisamente, lo que no puede practicar el orden socialista. Los teóricos del socialismo han querido, infructuosamente, hallar fórmulas para regular económicamente su sistema, prescindiendo del cálculo monetario y de los precios. Pero en tal intento han fracasado lamentablemente.


Los dirigentes de la ideal sociedad socialista tendrían que enfrentarse a un problema imposible de resolver, pues no podrían decidir, entre los innumerables procedimientos admisibles, cuál sería el más racional. El consiguiente caos económico acabaría, de modo rápido e inevitable, en un universal empobrecimiento, volviéndose a aquellas primitivas situaciones que, por desgracia, ya conocieron nuestros antepasados.


El ideal socialista, llevado a su conclusión lógica, desemboca en un orden social bajo el cual el pueblo, en su conjunto, sería propietario de la totalidad de los factores productivos existentes. La producción estaría, pues, enteramente en manos del gobierno, único centro de poder social. La administración, por sí y ante sí, habría de determinar qué y cómo debe producirse y de qué modo conviene distribuir los distintos artículos de consumo. Poco importa que este imaginario estado socialista del futuro nos lo representemos bajo forma política democrática o cualquier otra.


Porque aun una imaginaria democracia socialista tendría que ser forzosamente un estado burocrático centralizado en el que todos (aparte de los máximos cargos políticos) habrían de aceptar dócilmente los mandatos de la autoridad suprema, independientemente de que, como votantes, hubieran, en cierto modo, designado al gobernante.


Las empresas estatales, por grandes que sean, es decir, las que a lo largo de las últimas décadas hemos visto aparecer en Europa, particularmente en Alemania y Rusia, no tropiezan con el problema socialista al que aludimos, pues todavía operan en un entorno de propiedad privada. En efecto, comercian con sociedades creadas y administradas por capitalistas, recibiendo de estas indicaciones y estímulos que su propia actuación ordenan.


Los ferrocarriles públicos, por ejemplo, tienen suministradores que les procuran locomotoras, coches, instalaciones de señalización y equipos, mecanismos todos ellos que han demostrado su utilidad en empresas de propiedad privada. Los ferrocarriles públicos, por tanto, procuran estar siempre al día tanto en la tecnología como en los métodos de administración.


Es bien sabido que las empresas nacionalizadas y municipalizadas suelen fracasar; son caras e ineficientes y, para que no quiebren, es preciso financiarlas mediante subsidios que paga el contribuyente.
Desde luego, cuando una empresa pública ocupa una posición monopolista —como normalmente es el caso de los transportes urbanos y las plantas de energía eléctrica— su pobre eficiencia puede enmascararse, resultando entonces menos visible el fallo financiero que suponen.


En tales casos, es posible que dichas entidades, haciendo uso de la posibilidad monopolista, amparada por la administración, eleven los precios y resulten aparentemente rentables, no obstante su desafortunada gerencia. En tales supuestos, aparece de modo distinto la baja productividad del socialismo, por lo que resulta un poco más difícil advertirla. Pero, en el fondo, todo es lo mismo.


Ninguna de las mencionadas experiencias socializantes sirve para advertir cuáles serían las consecuencias de la real plasmación del ideal socialista, o sea, la efectiva propiedad colectiva de todos los medios de producción. En la futura sociedad socialista omnicomprensiva, donde no habrá entidades privadas operando libremente al lado de las estatales, el correspondiente consejo planificador carecerá de esa guía que, para la economía entera, procuran el mercado y los precios mercantiles.


En el mercado, donde todos los bienes y servicios son objeto de transacción, cabe establecer, en términos monetarios, razones de intercambio para todo cuando es objeto de compraventa. Resulta así posible, bajo un orden social basado en la propiedad privada, recurrir al cálculo económico para averiguar el resultado positivo o negativo de la actividad económica de que se trate.


En tales supuestos, se puede enjuiciar la utilidad social de cualquier transacción a través del correspondiente sistema contable y de imputación de costos. Más adelante veremos por qué las empresas públicas no pueden servirse de la contabilización en el mismo grado en que la aprovechan las empresas privadas.


El cálculo monetario, no obstante, mientras subsista, ilustra incluso a las empresas estatales y municipales, permitiéndoles conocer el éxito o el fracaso de su gestión. Esto, en cambio, sería impensable en una economía enteramente socialista no podrían jamás reducir a común denominador los costos de producción de la heterogénea multitud de mercancías cuya fabricación programaran.


Esta dificultad no puede resolverse a base de contabilizar ingresos en especie contra gastos en especie, pues no es posible calcular más que reduciendo a común denominador horas de trabajo de diversas clases, hierro, carbón, materiales de construcción de todo tipo, máquinas y restantes bienes empleados en la producción. Sólo es posible el cálculo cuando se puede expresar en términos monetarios los múltiples factores productivos empleados. Naturalmente, el cálculo monetario tiene sus fallos y deficiencias; lo que sucede es que no sabemos con qué sustituirlo.


En la práctica, el sistema funciona siempre y cuando el gobierno no manipule el valor del signo monetario; y, sin cálculo, no es posible la computación económica.
He aquí por qué el orden socialista resulta inviable; en efecto, tiene que renunciar a esa intelectual división del trabajo que mediante la cooperación de empresarios, capitalistas y trabajadores, tanto en su calidad de productores como de consumidores, permite la aparición de precios para cuantos bienes son objeto de contratación.

Sin tal mecanismo, es decir, sin cálculo, la racionalidad económica se evapora y desaparece.


Texto de Ludwig von Mises publicado en Viena en 1927, en su obra Liberalismo.
BIBLIOGRAFIA DE LUDWIG VON MISES
1. Ludwig von Mises, "The Theory of Money and Credit" (Indianapolis: Liberty Classics, 1981). Traducción al castellano: Ludwig von Mises, "Teoría del dinero y del crédito" (Madrid: Aguilar, 1936)
2. Ludwig von Mises, "Bureaucracy" (Yale University Press, 1944). Traducción al castellano: Ludwig von Mises, "Burocracia" (Madrid: Unión Editorial, 1974)
3. Ludwig von Mises, "Theory and History" (Yale University Press, 1957). Traducción al castellano: Ludwig von Mises, "Teoría e historia" (Madrid: Unión Editorial, 1975)
4. Ludwig von Mises, "Epistemological Problems of Economics" (Princeton: Van Nostrand, 1960)
5. Ludwig von Mises, "Socialism: An Economic and Sociological Analysis" (Indianapolis: Liberty Fund, 1981). Traducción al castellano: Ludwig von Mises, "El Socialismo" (México: Ed. Hermes, 1961)
6. Ludwig von Mises, "The Free and Prosperous Commonwealth" (Princeton: Van Nostrand, 1962). Traducción al castellano: Ludwig von Mises, "Liberalismo" (Barcelona: Planeta-Agostini, 1994)
7. Ludwig von Mises, "The Ultimate Foundation of Economic Science" (Princeton: Van Nostrand, 1962)
8. Ludwig von Mises, "Human Action: A Treatise on Economics" (Chicago: Henry Regnery, 1966). Traducción al castellano: Ludwig von Mises, "La acción humana. Tratado de economía" (Madrid: Unión Editorial, 1995)
9. Ludwig von Mises, "Nation, State and Economy" (New York University Press, 1983)
10. Ludwig von Mises, "Epistemological relativism in the social sciences" en H. Shoeck y J. Wiggins comps., "Relativism and the Study of Man" (Princeton: Van Nostrand, 1961)
Publicado por Gabriel Gasave el 1 de febrero de 2007
Venezuela: un problema, un Ministerio
Juan Paullier

BBC Mundo, Caracas

Jueves, 23 de junio de 2011

El gobierno de Chávez empezó con 16 Ministerios. Ahora existen 28.
Hugo Chávez llegó al poder en 1999 con la promesa y la consigna de reducir el número de Ministerios. Decía que con nueve o diez se podía gobernar, pero doce años después acaba de crear el vigésimo octavo.

Mientras el gobierno defiende la instalación de organismos para atacar problemas, opositores y analistas cuestionan la política como una forma de incrementar la burocracia sin aportar soluciones concretas.

Más y más

Cuando Chávez alcanzó la Presidencia había 16 Ministerios y decidió reducirlos a 14 para hacerle frente a un exceso de burocracia.

Esa política no duró mucho. Rápidamente empezaron a surgir nuevos: Ciencia, Educación Universitaria, Pueblos Indígenas, Mujer e Igualdad de Género, Deporte y Comunas, entre otros.

Y con el tiempo se fue adoptando el uso de crearlos para atender determinados problemas.

Así nacieron, por ejemplo, el de Alimentación (2004), el de la Energía Eléctrica (2009) y el de Reconstrucción Urbana de Caracas (2011).

Los MinisteriosAgricultura y Tierras
Alimentación
Ambiente
Banca Pública
Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias
Comercio
Comunas y Protección Social
Comunicación y la Información
Cultura
Defensa
Deporte
Despacho de la Presidencia
Educación
Educación Superior
Energía Eléctrica
Energía y Petróleo
Industrias Básicas y Minería
Mujer y la Igualdad de Género
Planificación y Finanzas
Pueblos Indígenas
Reconstrucción Urbana de Caracas
Relaciones Exteriores
Relaciones Interiores y Justicia
Salud
Trabajo y Seguridad Social
Transporte y Comunicaciones
Turismo
Vivienda y Hábitat
Pero no son sólo Ministerios, también están las denominadas Misiones, las Grandes Misiones y hasta entidades especiales como el "Estado Mayor de Invierno", para atender a los damnificados por las lluvias, o el "Estado Mayor Eléctrico" para hacerle frente a la crisis en el sector.

Edwin Sambrano Vidal, ex diputado y actual militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), opina que en ciertas circunstancias se hace necesario "conformar órganos o comisiones especiales para dar atención inmediata".

Y señala: "El problema no es la formulación y la declaración, sino qué se hace en los hechos".

"Esta idea de Chávez de estar creando oficinas para cualquier cosa es una idea totalmente improvisada que genera inestabilidad e incertidumbre, y que no permite la maduración de las instituciones revolucionarias", agrega.

Críticos con esta orientación del gobierno sostienen que al no crear mecanismos que otorguen continuidad a ciertas políticas se están derrochando recursos y esfuerzos.

Más de 100 ministros
No sólo hay multiplicidad de Ministerios, también de ministros.

Se calcula que en sus 12 años de gobierno Chávez ha tenido 125 ministros distintos.

Algunas carteras han visto pasar hasta diez titulares. Y, por el otro lado, hay quienes han sido ministros de cuatro organismos distintos.

Para el abogado experto en descentralización Tulio López, la política del gobierno en este sentido "es efectista, pero no efectiva. Pretende denotar preocupación sobre un tema del que no se ocupó en diez años".

"Pero lejos de resolver los problemas, lo que hace es complicarlos", agrega.

López cuestiona que la pretendida reforma para hacer un Estado más eficiente haya quedado en el olvido y hace hincapié en que la cantidad de funcionarios públicos se ha incrementado un 120% con Chávez en el poder, hasta alcanzar una cifra en torno a los dos millones.

Si anteriormente los Ministerios se creaban mediante leyes, ahora basta con un decreto, lo que propicia –según López– que surjan nuevos o se los reestructure de forma más rápida, pero con la crítica de que los controles, especialmente los presupuestarios, son menores.

Soluciones
Desde el lado del gobierno se defiende la creación de nuevos Ministerios como una solución a problemas que el país debe atender.

Y rechazan algunos posibles efectos negativos de expandir la estructura del Estado.

"No será más burocracia"

Tareck El Aissami, ministor de Relaciones Interiores y Justicia
"No será más burocracia", dijo la semana pasada el ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Tareck El Aissami, sobre quien recae la responsabilidad del tema carcelario.

"La dirección de asuntos penitenciarios que existe dentro del Ministerio de Interior y Justicia –agregó el ministro–, ese talento humano, ese presupuesto y esa experiencia de hombres y mujeres en esta materia pasan a un Ministerio para darle tratamiento exclusivo a este ámbito".

Desde el oficialismo se asegura que con esta nueva cartera se podrá "agilizar y tomar medidas (...) para responder al clamor de los y las privadas de libertad".
Cardenal destaca ejemplo de Santo Tomás Moro: Mártir patrono de políticos y gobernantes
Roma, Jun 22, 2011 / (EWTN Noticias/ACI Prensa)

Cardenal Raymond Burke

En entrevista concedida a EWTN Noticias, el Cardenal Raymond Burke, Presidente del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, resaltó el testimonio y la influencia en su vida de Santo Tomás Moro, mártir patrono de los políticos y gobernantes, cuya fiesta la Iglesia celebra este 22 de junio y que fue ejecutado por orden del Rey Enrique VIII en Inglaterra por su fidelidad a Dios

Santo Tomás Moro era un famoso abogado, filósofo y político, por lo que fue designado Canciller del Reino en la primera mitad del siglo XVI.

Cuando el Rey Enrique VIII consigue la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón por presiones y sobornos, el santo renunció a su cargo y se negó a firmar el Acta de Sucesión y de Supremacía, que proclamaba al rey Cabeza de la iglesia anglicana y la independencia de Roma.

El Cardenal Burke, que preside el tribunal considerado la Corte Suprema del Vaticano, señaló a EWTN Noticias que "siempre he tenido en Santo Tomás una fuente de valor".

"Con frecuencia como cristiano –y especialmente como sacerdote u obispo– existe la tentación de ceder a las presiones y las expectativas de la sociedad en vez de hacerse uno mismo de acuerdo a lo que espera el Señor", indicó.

"Para mí –continuó el Cardenal– esta fiesta es una ocasión para volver a la fuente de las leyes que es el derecho natural y al ejemplo de Santo Tomás Moro, a la integridad con la que él sirvió a la administración de justicia".

Por haberse negado a firmar el acta de Sucesión y Supremacía, Santo Tomás fue juzgado, declarado culpable de traición y encerrado en la Torre de Londres. Muchos le pidieron que firme, que ceda, aunque sea disimulando, pero no lo hizo porque "prefiere ser discípulo del Señor antes que del Rey". Fue decapitado el 16 de julio de 1535.

El Cardenal Burke dijo a EWTN Noticias que "hoy rezo por todos aquellos que tienen una responsabilidad en la administración de justicia, ya sea en la Iglesia o en el Estado, para que encuentren en Santo Tomás Moro una inspiración y un ejemplo".

Finalmente aseguró que una importante lección de este santo mártir, prosiguió, "es la necesidad de una coherencia absoluta entre la fe personal y la vida, así como en el servicio a la sociedad como ministro de la justicia".


Read more: http://www.ewtnnoticias.com/noticias-catolicas/noticia.php?id=23039#ixzz1QDySLKjE
Empresas estatizadas tienen un déficit financiero crónico
Falta de rentabilidad provocó fracaso del modelo de cogestión

SUHELIS TEJERO PUNTES | EL UNIVERSAL
miércoles 22 de junio de 2011

El déficit de recursos ha sido crónico para un grupo de 16 empresas estatales -la mayoría de ellas expropiadas- cuyos casos fueron estudiados por investigadores del Instituto de Estudios Avanzados de Administración (IESA).

Esta situación les ha obligado a depender de subsidios del Gobierno nacional, lo que ha reducido los incentivos para los trabajadores y, por lo tanto, la productividad. Así quedó reflejado en el libro "Gestión en rojo: Evaluación de desempeño de 16 empresas estatales y resultados generales del modelo productivo socialista".

Uno de sus autores, Richard Obuchi, señaló que la forma en que operan estas empresas no es sustentable porque atienden a criterios políticos y la generación de utilidades quedó en un segundo plano.

Las experiencias analizadas fueron las de las empresas Invepal, Inveval, los centrales azucareros Sucre y Trujillo, UPS Pedraza, procesadora de cítricos Roberto Bastardo, Rialca, Cargill, Fama de América, zona industrial de Barquisimeto I, Enlandes, tomatera La Caicareña, centro pesquero Leander Barinas, Venirauto, procesadora de maíz Juana La Avanzadora y la empaquetadora del mismo nombre.

Pero más allá de estas 16 experiencias, los datos macro indican, según detalló Obuchi, que el intento de definir un modelo socialista que permita la independencia económica del país ha sido infructuoso.

En el caso de Invepal, una de las primeras industrias expropiadas, la producción era de 12% de su capacidad instalada en septiembre del año pasado, mientras que un año antes era de 15%. Se proyectaban 30 millones de cuadernos producidos y la realidad apunta más a 5 millones de cuadernos.

Otra de las situaciones más evidentes en Invepal fue el fracaso del modelo de cogestión. Una vez expropiada, la participación de la cooperativa conformada por los trabajadores era de 49% del paquete accionario, mientras que el 51% restante estaba en manos del Estado. Actualmente la participación estatal es de 82,7%, mientras que la cooperativa detenta 17,3% de las acciones.

Cogestión olvidada

El revés en el caso de la cogestión estuvo en este y en otros casos promovido por la falta de incentivos y los bajos resultados financieros de las empresas.

Bárbara Lira, coautora del libro "Gestión en rojo" explicó que la reducción en la participación accionaria de los trabajadores obedeció a que las cooperativas estaban asumiendo deudas insostenibles.

"Eso cambió la percepción de los trabajadores quienes prefirieron convertirse en empleados públicos", dijo.

Pero además, en términos generales la evolución de las nóminas no fue positiva. Lira manifestó que en los mejores casos el número de trabajadores se mantuvo sin mayores cambios, aunque en otros casos se redujo.

Otro de los resultados más desfavorables registrados con las empresas ahora en manos estatales es el de la antigua Lácteos Los Andes, ahora llamada Enlandes. La industria pasó de controlar 35% del mercado cuando fue expropiada a representar un año más tarde alrededor de 2,5% de la demanda de leche líquida nacional.

stejero@eluniversal.com

domingo, 19 de junio de 2011

Por GEORGE P. SHULTZ y PAUL A. VOLCKER

"La guerra mundial contra las drogas ha fracasado, con consecuencias devastadoras para individuos y sociedades alrededor del mundo".

Esa es la oración inicial de un informe publicado hace poco por la Comisión Global de Políticas de Drogas. Nosotros dos hemos firmado este informe. ¿Por qué?

Creemos que la adicción a las drogas es perjudicial para los individuos, perjudica la salud y tiene efectos adversos para la sociedad. Por eso queremos un programa eficaz para hacer frente a este problema.

El uso de drogas en EE.UU. no es menor que en otros países con planteamientos diferentes.

La pregunta es: ¿cuál es la mejor forma para hacerlo? Durante 40 años, el enfoque de nuestro país (Estados Unidos) ha sido el de criminalizar todo el proceso de producción, transporte, venta y consumo de drogas, con excepción del tabaco y el alcohol. Nuestra opinión, compartida por otros miembros de la comisión, es que tal enfoque no ha funcionado, de la misma forma en que nuestra experiencia nacional con la prohibición del alcohol fracasó. Las drogas todavía pueden conseguirse fácilmente y las tasas de delincuencia se mantienen altas. Sin embargo, el consumo de drogas en EE.UU. no es inferior a, y a veces supera, el consumo en países con planteamientos muy diferentes sobre el problema.

Al mismo tiempo, los costos de la guerra contra las drogas han alcanzado niveles astronómicos. Los detenidos por consumo de drogas y posesión en pequeñas cantidades son ahora multitud en nuestras prisiones, donde con demasiada frecuencia aprenden a convertirse en verdaderos delincuentes. Los costos en dólares son enormes, pero palidecen en comparación con las vidas que se pierden en nuestros vecindarios y en todo el mundo. El número de víctimas relacionadas con las drogas en México está en el mismo nivel que el número de vidas estadounidenses perdidas en las guerras de Vietnam y Corea.

A lo largo de nuestro hemisferio, la gobernabilidad y el desarrollo económico han sufrido a causa de las drogas. No es casual que la iniciativa para esta comisión mundial fuera alentada por ex presidentes de naciones latinoamericanas. Esos países, a veces con apoyo estadounidense, han hecho grandes esfuerzos para reducir el suministro de drogas. No obstante, cada vez más llegan a la conclusión de que las políticas de drogas en EE.UU. están haciendo más difícil que su gente goce de seguridad y prosperidad.

El problema comienza con la demanda de drogas. Como Milton Friedman lo planteó con claridad hace más de 20 años en las páginas de este diario: "Es una demanda que debe operar a través de canales reprimidos e ilegales. La ilegalidad crea obscenas ganancias que financian las tácticas asesinas de los capos de la droga; la ilegalidad lleva a la corrupción de los funcionarios de las agencias de orden".

No apoyamos la simple legalización de todas las drogas. Lo que apoyamos es un debate abierto y honesto sobre el asunto. Queremos encontrar nuestro camino a un método menos costoso y más efectivo de desalentar el uso de drogas, recortando el poder del crimen organizado, proveyendo mejor tratamiento y minimizando los efectos negativos para la sociedad.

Otros países que han intentado enfoques diferentes son el Reino Unido, Holanda, Suiza, Portugal y Australia. ¿Qué podemos aprender de esas variadas experiencias, algunas más exitosas que otras? ¿Qué podemos aprender de nuestra propia experiencia en reducir fuertemente el consumo de cigarrillos o en lidiar con el alcohol luego del final de la Prohibición?

La simple legalización no es de ninguna manera el único ni más seguro enfoque. Una posibilidad es despenalizar el uso individual de drogas mientras se mantienen las leyes contra su oferta, lo que permitiría así a los agentes del orden concentrarse en los vendedores. Parte del dinero que se ahorre puede ser destinado a centros de tratamiento, a los cuales es más probable que concurran los consumidores de drogas si eso no los expone al riesgo de arresto.

La situación que enfrentamos hoy es peligrosa. Luego de concentrarnos 40 años en un enfoque que no ha sido exitoso, deberíamos estar dispuestos a analizar otras maneras de trabajar para solucionar este urgente problema. Como concluye la comisión global. "Romper el tabú acerca del debate y la reforma. Ahora es el tiempo de actuar".

—Shultz, ex secretario de Estado de EE.UU., es un miembro distinguido del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford. Volcker, ex presidente de la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal, es profesor emérito de política económica internacional en la Universidad de Princeton.

Copyright 2011 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved
17/6/2011

Un país petrolero sin energía

Por Orlando Ochoa Terán

La doctrina militar moderna considera un objetivo estratégico el ataque a los sistemas eléctricos para provocar una baja en la moral de civiles, entorpecer operaciones militares y dificultar el desarrollo económico. Para el ingeniero Víctor Poleo, estos objetivos coinciden con la gestión de Alí Rodríguez, como ministro de Electricidad.

En 1930 la Escuela de Tácticas Aéreas de EE UU fue la primera en considerar los sistemas eléctricos como uno de los objetivos cruciales en un conflicto. Sin embargo, algunos teóricos han considerado que los daños colaterales indirectos a la población civil son tan serios que pudieran ser contraproductivos. Así lo señala el mayor de la fuerza aérea de EE UU, Thomas Griffith, de la School of Advance Airpower Studies, en una tesis de grado que tituló, Strategic Attack of National Electrical Systems.

El primer ataque a un sistema eléctrico al inicio de Segunda Guerra Mundial en 1939 fue a la planta de energía de Varsovia. La Luftwaffe estimó que su destrucción aceleraría la rendición de Polonia. Una de las vulnerabilidades de los sistemas eléctricos en un conflicto es su dificultad para ocultarlos. No obstante en Alemania se encontraron generadores y turbinas camuflados en Iglesias, en Japón eran protegidos en fortalezas amuralladas y en Vietnam del Norte bajo tierra.

Obra destructora
Cuando se analizan los efectos que los conflictos han provocado en las infraestructuras eléctricas, lo primera interrogante que asalta es ¿cómo es posible que sin mediar una guerra el sistema eléctrico de Venezuela esté en iguales o peores condiciones que el de Alemania al final de la Segunda Guerra?

No hay exageración. Expertos como Víctor Poleo advierten la posibilidad de que SEN colapse como resultado de “las carencias de planificación, despilfarro, corrupción y desinversión”. “La postración económica de Pdvsa, la entrega de soberanía a intereses iraníes, chinos, rusos y cubanos iniciada por el MRE y el colapso del SEN, -según Poleo- son el resultado de una política intencional y calculada”. “No es casualidad -agrega- que Alí Rodríguez, haya estado a cargo de estas áreas y que hoy todas, en deplorable estado, comprometan el futuro económico de Venezuela”.

Independientemente que se esté o no de acuerdo con Poleo, llama la atención que antecedentes históricos demuestren que no es fácil la destrucción de un sistema eléctrico, incluso, como hemos dicho, en medio de un conflicto militar, a menos que se tenga las ventajas de un “insider”.

De acuerdo a una investigación realizada por el experto Carl F. Kossack en su obra, Study of Capacity Loss: Electric Power Generating Stations, cuando analiza los daños sufridos en el sistema eléctrico de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, concluye que los bombardeos aliados sólo pudieron destruir el 50% de la capacidad de generación eléctrica de Alemania. Es decir, apagones como los ocurridos en Venezuela en los cuales habría colapsado cerca de 90% del SEN nunca ocurrieron en la Alemania en guerra pese a los intensos bombardeos de los Aliados destinados a destruirlo.

Antecedentes y créditos
En el Summary Report de la Guerra del Pacífico de 1946 se indica que tampoco el bombardeo de los B-29 de EE UU a Japón, iniciado en otoño de 1943, fue lo suficientemente efectivo para hacer colapsar su sistema eléctrico. Thomas Griffith, es su tesis ya citada, tampoco cree que los ataques al sistema eléctrico de Corea del Norte contribuyeron a forzar el fin de la guerra.

Otro dato histórico curioso señala que sólo países en guerra han tratado de resolver la emergencia eléctrica acudiendo a plantas de generación aisladas, como lo ha hecho el gobierno bolivariano por recomendación de “expertos” cubanos. Un ejemplo clásico fue Vietnam del Norte. A raíz de que el presidente Johnson ordenara, el 21 de febrero de 1967, bombardear todas sus plantas termales (el Bombing Survey- Headquarters Pacific Air Forces determinó que habían destruido el 85% de la capacidad de generación eléctrica de Vietnam del Norte) fue cuando se vieron obligados a improvisar un sistema de generadores aislados que fue desechados al terminar la guerra.

Enterado por nosotros de estas referencias históricas, Víctor Poleo se limitó a contestar que, efectivamente, la Otan tampoco había podido destruir completamente el sistema eléctrico de eLibia. “Seguramente –agregó- porque al comando general en Bruselas no le ha llegado información sobre los antecedentes y los créditos para la destrucción sistemática de redes eléctricas de este prohombre bolivariano llamado Alí Rodríguez”.
A propósito de la propiedad privada. Samuel Gregg


Todo sistema social y económico que aspire a ser humanitario tiene, necesariamente, que reflejar la naturaleza del hombre.


El comunismo fracasó, en parte, porque negaba ciertas verdades humanas; especialmente, el hecho de que estamos capacitados para decidir.


Al intentar reemplazar el mecanismo del mercado, de la oferta y la demanda, con órdenes emanadas desde arriba, tanto la teoría socialista como la comunista atribuyen a determinadas personas habilidades que ningún individuo o grupo posee. Por ejemplo, nada ni nadie puede predecir qué necesidades tendrá una sociedad determinada mañana por la mañana o en el futuro lejano. No importa cuán sofisticados sean los modelos económicos: tal visión está más allá de la inteligencia humana. De ahí que los pronósticos económicos suelan describirse más bien como un arte y no como una ciencia.

Otro fracaso real del socialismo a la hora de comprender la naturaleza humana es su incapacidad para aceptar que la inmensa mayoría de la gente prefiere que la propiedad esté en manos privadas. Esto no quiere decir que la gente no acepte que la propiedad radique en grupos de personas, como las empresas con muchos accionistas, o incluso en el Estado. En ciertas circunstancias, como durante las guerras, la gente acepta ciertas restricciones sobre la propiedad. Sin embargo, la propiedad privada sigue siendo la norma preferida en casi todas las sociedades. Pero el comunismo, aferrado a su principismo en materia de propiedad privada, no acepta esta realidad.

¿Por qué la gente tiende a preferir la propiedad privada sobre la comunal? Pues porque razona, como lo hicieron Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, que cuando la propiedad es de todos no hay responsabilidad, como tampoco rendición de cuentas cuando desaparece. Son muy pocos lo que están dispuestos a hacerse responsables de las cosas que no les pertenecen.

Sabemos por experiencia en qué consiste la tragedia de los comunes: lo que es de todos no es de nadie, y nadie lo cuida. Desde luego, quienes primero lanzaron las ideas socialistas conocían el problema, pero creían que se solucionaría cambiando la manera de pensar de la gente, lo cual daría pie no sólo a un nuevo sistema, sino al "hombre nuevo".

La sociedad comercial rechaza tal visión, así como las herramientas para hacerla realidad, guiada por su conocimiento realista de la naturaleza humana. No asume que la gente vaya a actuar con altruismo a la hora de realizar un intercambio comercial. Los contratos existen porque siempre habrá alguien que no cumpla lo acordado.

De la misma manera, la red de intercambios asume que la gente, por lo general, practica el intercambio para satisfacer sus propias necesidades, y no necesariamente pensando en el bien de los demás. El tipo de intercambio característico de la sociedad comercial difiere del de obligación mutua que regía en las sociedades medievales, donde el campesino pagaba a los nobles para que éstos le prestaran protección contra los bandidos y los invasores.

La sociedad comercial no intenta eliminar la falibilidad humana, ni critica que cada cual actúe en defensa de sus propios intereses, siempre y cuando respete los derechos de los demás. La referencia de Adam Smith a la mano invisible confunde a muchos, pero sólo se trata de una metáfora para expresar que, sin que nadie lo pretenda, las consecuencias de que la gente persiga libremente sus intereses son socialmente beneficiosas.

Cuando los individuos buscan obtener una ganancia particular, contribuyen involuntariamente a la riqueza de la sociedad y permiten que gentes de diferentes naciones se conozcan, lo cual promueve el civismo y la paz. Asimismo, posibilitan que otros se beneficien de más y mejores trabajos, con lo cual contribuyen al desarrollo tecnológico.

¿Quiere esto decir que la sociedad comercial no permite el altruismo? Ni mucho menos. De hecho, posibilita que haya más gente generosa, y cada vez más, debido a que cada vez son más los individuos que, en ella, acumulan riquezas por encima de sus necesidades y responsabilidades.


© AIPE
SAMUEL GREGG, director de investigaciones del Acton Institute y autor de The Commercial Society.
Tres sugerencias para Leopoldo
Reflexiona sobre la insensatez extrema que es negarse a atacar al Comunismo de Chávez

EMETERIO GÓMEZ | EL UNIVERSAL

domingo 12 de junio de 2011 12:00 AM


No aguanto las críticas contra mi empeño en discutir las concepciones económicas de la Oposición: "¡Déjate de criticar a nuestros dirigentes, porque lo único que logras es darle armas al enemigo! Las críticas hay que hacerlas a lo interno. Después que derrotemos a Chávez veremos qué concepciones económicas y morales asumimos". Una tesis insensata, porque sería trágico -o cómico- que al día siguiente de derrotarlo descubramos que no sabemos qué hacer con la Economía. Por todo ello -dado el carácter estrictamente público de lo que discutimos ¡¡y dada la tremenda importancia del tema!!- me permito divulgar una discusión privada con Leopoldo López. Vayan para él tres respetuosas notas críticas:

1.- Bien bueno que asumas, para enfrentar a Chacu, la Economía de Mercado. Sobre todo cuando ningún líder opositor se atreve a hacerlo. Pero es altamente problemático -por decir lo menos- agregar que tu objetivo es generar empleos abundantes. Tal como te dije: ¡¡te van a masacrar!! Porque, como bien sabes, una de las características esenciales de la Economía de Mercado -la Rentabilidad- impone precisamente disminuir la cantidad de empleo que se genera. Cubierta la etapa de implantación masiva del Mercado, en la cual sin duda el Empleo crecerá, sobrevendrá la inevitable sustitución, también masiva, de Trabajo por Tecnología. ¡¡Porque cualquier empleo que se genere fuera de la rigurosa Lógica del Mercado es obviamente artificial!!, Keynes sigue "vivito y colando".

Todo ello, sin mencionar el problemón -que también conoces- y que atenta contra la pretensión de generar empleo: el carácter intensamente petrolero de esta economía, esto es, la marcada tendencia a la apreciación del tipo de cambio, un viejo e inmenso rollo que tendremos que replantearnos en cuanto salgamos de esta loquetera: nuestra congénita capacidad para importar que atenta estructuralmente contra el empleo interno, o sea, que nos permite generar puestos de trabajo... en otros países.

2.- En estrecha relación con lo anterior, está tu rechazo al uso de la palabra Capitalismo. Bien bueno que aceptes la Economía de Mercado, pero carece de sentido negarse a asumir el Capitalismo. Aunque solo sea porque hasta el periodista menos agresivo te va a preguntar que en qué se diferencia tu Mercado del Capitalismo Salvaje que vive hoy una profunda crisis, y que evidentemente no es capaz -así como está- de resolver la pobreza masiva que confronta la Humanidad.

Porque ese es el verdadero rollo, Leo: si asumes como modelo de sociedad la Economía de Mercado, te vas a topar con la profunda crisis que ella -es decir el Capitalismo- vive hoy a nivel mundial: la crítica que yo fastidiosamente te hice y que tu elegantemente bypaseaste: que no existe hoy ¡¡en el mundo!!, ningún modelo de Economía de Mercado que sea consistente (¡hay que parirlo!). En cambio, y tal como te señalé, qué inmensas posibilidades comunicacionales e ideológicas podría ofrecerte la mera noción del Capitalismo Solidario, esto es, de la Economía de Mercado con un fuerte contenido moral. ¡Piénsalo, pana!

3.- Como siempre, no quedó espacio para lo más importante, pero te lo resumo en tres líneas: reflexiona igualmente sobre la insensatez extrema que es negarse a atacar al Comunismo de Chávez. Es una aberración de nuestros políticos, domeñados por los expertos mediáticos. Pero aun aceptando dicha aberración como válida ¿no podrías tú crear una unidad clandestina, con cualquier nombre -Instituto Hermenéutico Gramsciano, por ejemplo- que despedace las tontas ideas de Marx. Si lo creas, cuenta conmigo.

http://emeteriogomez.wordpress.com

sábado, 18 de junio de 2011

Ciudad El Tigre, martes 14 de junio de 2011
Ecos del Sur.
Ronny Padrón.

La privatización del servicio eléctrico para el sur de Anzoátegui.

Considerado como fuere el fracaso del Estado venezolano en general, y en particular del Estado socialista, como prestador de servicios públicos básicos en especial el de electricidad, creo va siendo hora de plantearnos con seriedad la búsqueda de alternativas.

La actual crisis del sector eléctrico en Venezuela, causada por la ineficiencia y la corrupción, algo común al Estado, sobremanera en socialismo, junto a la inexistencia de una propuesta política plausible, capaz de reivindicar el rol del Estado como gestor del servicio eléctrico, nos conduce a afirmar sin ambages, que será en la empresa privada donde hallaremos solución.

Es el caso, que el Estado nacional, en razón de su naturaleza, es sempiterno ejemplo de ineficiencia e inclinación al delito, dedicado como fuere a competencias distintas de aquellas para las cuales fue creado. La prestación de servicios públicos básicos como la electricidad, no es una de ellas, de allí que en Venezuela jamás hayamos contado con un servicio eléctrico de primera, gestionado por el Estado, ni en los mejores tiempos de la República democrática.

Distinta la experiencia en ciudades como Valencia y Caracas, donde hasta la llegada del socialismo, tuvieron a bien contar con un servicio eléctrico gestionado por la empresa privada (ELEVAL y ELECAR) con alto grado de eficiencia, y transparencia administrativa superior con creces al servicio prestado por sus pares del Estado.

Porque tal como lo muestra la historia, el Estado nacional, no debe nunca gestionar directamente, más allá de sus funciones propias: gobierno, legislación y jurisdicción y competencias administrativas relacionadas: seguridad y patrimonio público. Caso contrario el resultado será siempre el mismo: caos social y empresas mercantiles supremamente ineficientes, verdaderas cuevas de ladrones, verbigracia: PDVSA, CVG, CORPOELEC, HIDROVEN, por solo mencionar casos emblemáticos

Ante ello, el otorgamiento por vía de concesión, conforme a la ley, de la prestación de servicios públicos básicos, como la electricidad, en cabeza de empresas privadas, nacionales y extranjeras, constituye la mejor opción. Alternativa contemplada incluso por la vigente normativa legal socialista a saber la Ley Orgánica del Servicio Eléctrico, publicada en la GACETA OFICIAL DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA Nº 5568 Ext. del 31-12-2001, conforme a la Carta Magna.

Superado el escollo jurídico afirmamos qué, un servicio eléctrico de primera, para Venezuela, y en especial para la zona sur del Estado Anzoátegui, depende sólo de nuestra capacidad como sociedad para reestablecer el régimen democrático de libertades, conculcado, y de tal manera hacer posible un salto cualitativo tan grande como el dado por la hermana República del Perú a partir del año 1.994, cuando inicia su proceso de privatización del sector eléctrico, que desde la postración en que se hallaba, dio lugar al eficiente y pujante servicio del que gozan al tiempo presente.


Parte del problema cuando el Estado gestiona directamente el servicio eléctrico, es su natural propensión a ¨regular¨ el precio de tal servicio, que no permite se reflejen los costos, dando así la espalda a una realidad económica sólo canalizable a través del libre mercado, en pro del beneficio costo-valor para el usuario. Como resultado, hoy los anzoátiguenses padecemos el servicio de una empresa estatal monopólica que lejos de procurar la satisfacción de los suscriptores, se concentra en cumplir las metas ¨electoreras¨ que le fija el gobierno central en cuanto a precio-servicio.


Para contar con un servicio eléctrico de primera, éste debe enmarcarse en una economía social de mercado, donde exista una relación directa entre costos y precios para la venta de electricidad. Ejemplificando: pagamos tarifas eléctricas que no varían durante el día, a pesar de que existen horas ¨pico¨ de consumo y horas de bajo consumo. Distinto fuera, si el consumidor supiera, que a ¨X¨ hora, cuesta más el kilovatio; entonces de seguro utilizaría lavadora y secadora en otro mejor momento, un beneficio de todos.


Sin embargo, como resultado de contar con un servicio eléctrico gestionado por el Estado y sus respectivas regulaciones socialistas, cuando la demanda de electricidad por parte de los usuarios es mayor que la oferta brindada por CORPOELEC, se suspende el servicio y sufrimos un apagón.
Si se permitiera el funcionamiento de un libre mercado en el sector eléctrico, con varias empresas privadas prestadoras del servicio, en competencia conforme a la ley, miles de opciones e interruptores en las casas, habrían de aparecer, dosificando también el uso de electrodomésticos en las llamadas horas ¨pico¨. El sur del Estado Anzoátegui con sus Municipios: Simón Rodríguez, Guanipa, Miranda, Independencia y Monagas, que alcanzan ya población superior a los 300 mil habitantes, constituiría de por sí un excelente mercado para la prestación de un servicio eléctrico de primera.


En lugar de ello tenemos, según informe oficial de CORPOELEC: ¨Un 38,4% de la energía que producen las empresas filiales de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) se pierde por problemas de facturación y cobranza y, por factores asociados a la red. Se indica que 1 millón 200 mil usuarios no están formalizados por alguna empresa prestataria del servicio eléctrico; 2 millones 268 mil usuarios no tienen medidores y otro renglón, no cuantificado, advierte de conexiones ilegales por parte de personal externo a la corporación¨. Fuente: eluniversal.com. 14/06/2.011. ORA y LABORA.

caballeropercival@hotmail.com

viernes, 17 de junio de 2011

13 de junio de 2011

Perú: ¿Ciudadanos o mendigos?

...por Jaime de Althaus


Jaime de Althaus Guarderas es Director y Conductor del programa La Hora N, columnista del diario El Comercio (Perú) y autor de varios libros sobre el desarrollo del Perú.


No es una buena política regalar dinero. Lamentablemente, eso es lo que va a ocurrir con el próximo gobierno, y a raudales, con los programas anunciados y prometidos. No es una buena política por varias razones. Primero, porque nadie sale de la pobreza recibiendo dinero, sino siendo capaz de generarlo. Para eso, lo que debe hacerse no es regalar dinero, sino difundir tecnologías y titular la propiedad. El paquete tecnológico para la sierra rural, donde está la mayor parte de la pobreza, está probado, y le permite a la familia campesina que lo adopta salir de la indigencia, acabar con la desnutrición infantil, conectarse al mercado y llegar a obtener ingresos por dos o tres mil soles al mes en dos años. En cambio, programas de subsidios masivos al consumo solo sirven para perpetuar la pobreza porque, ¿para qué me voy a esforzar si me están regalando las cosas?

En segundo lugar, porque lleva a generar una clase de personas dependientes del Estado que tienden a acostumbrarse a esa ayuda y tienen, por lo tanto, menos incentivos para salir por sí mismos de la pobreza. A mayor cantidad recibida, menor interés en trabajar o autogenerar ingresos. Fomentar masivamente la mendicidad no puede ser bueno. No es digno. No es moralmente aceptable. En cambio, no hay nada más humanamente estimulante que ver cómo un campesino pobre, empoderado tecnológicamente, rompe las cadenas de la miseria y se convierte en empresario, en ciudadano libre y autónomo.

La tercera razón es que jamás vamos a desarrollar una clase media de ciudadanos plenos si subsidiamos la informalidad con programas de este tipo. En los últimos 18 años viene creciendo una nueva clase media emergente, pero es aún incipiente e incompleta porque la mayor parte de ella permanece en la informalidad.

Por lo tanto, ni tiene todos los derechos ni cumple con todas las obligaciones que competen a un ciudadano pleno y responsable. Y tampoco puede acumular más allá de un punto. Lo que debe hacerse es facilitar su formalización para acelerar la formación de una clase media fuerte y extendida, en lugar de pasmarla con la distribución de pensiones y seguros de salud gratuitos que desincentivan el esfuerzo propio y vuelven menos interesante la formalidad.


Pues sin una clase media sólida la democracia no se sostiene en última instancia. Un país de informales es una república populista —si cabe el oxímoron—, pasto de demagogos, y no una democracia liberal de ciudadanos libres y fiscalizadores. No cortemos la evolución de la sociedad peruana. No caigamos en el modelo clásico de los populismos autocráticos que usan la renta petrolera o minera para regalar beneficios sin que nadie pague impuestos. No queremos masa mendicante sino ciudadanía.
14/6/2011


España traiciona a los disidentes cubanos

Por Mary Anastasia O'Grady

A pesar de una tasa de desempleo de 21% y una la amenaza de una crisis en su deuda en el horizonte, España todavía es un país considerado como uno de los grandes destinos turísticos del mundo. Claro, a menos que usted sea un prisionero cubano de conciencia que fue deportado y depositado aquí por la dictadura militar de La Habana. En ese caso, la vida como un extraño en la soleada Península Ibérica es económica y psicológicamente sombría.

En los últimos 11 meses el régimen cubano ha retirado abruptamente 115 presos políticos de sus celdas y los ha desterrado a España, llamando a su exilio "liberación". Muchos de ellos son parte de un grupo llamado "los 75" que fueron detenidos en marzo de 2003 por actividades como reunir firmas para una petición de democracia, encabezar marchas pacíficas, o escribir para diarios independientes. Se les permitió irse con sus familiares cercanos y llevarse una muda de ropa de Cuba pero no despedirse de sus amigos y del resto de su familia y no se les expidió un pasaporte. Algunos de ellos han tratado de obtener el status de refugiados políticos pero el gobierno español no ha estado ansioso por concederlo. Como resultado, muchos de ellos todavía no tienen documentos permanentes.

La semana pasada me reuní con 10 de ellos aquí, en Madrid. Su narración de los años en los calabozos de Cuba y de la represión en la isla ponen los pelos de punta. Uno de ellos me mostró fotos que logró sacar a escondidas de la conocida prisión Combinado del Este, una instalación sucia e infestada que no es apta para animales. Algunos prisioneros de conciencia han pasado años allí.

Luego de tres días de esas entrevistas, comencé a ceder bajo el peso de la realidad cubana. Pero la nube que oscureció mi espíritu no fue provocada por nada que esos patriotas hayan revelado sobre ese agujero infernal conocido como Cuba. Estoy bien informada de la trayectoria en cuanto a derechos humanos de los hermanos Castro. La parte verdaderamente angustiante de las historias que contaron los prisioneros tiene que ver con el papel moralmente en bancarrota interpretado por el gobierno socialista del presidente de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, al ayudar a la dictadura cubana para disfrazar la deportación como "liberación". Es algo que se podría esperar de los hombres fuertes en Myanmar, Corea del Norte e Irán.

Las duras condiciones en las prisiones cubanas son legendarias, aunque el régimen no ha permitido a ningún observador de los derechos humanos visitarlas en más de dos décadas. Uno de los exiliados me contó sobre una técnica de castigo conocida como "el cangrejo", que dijo que era utilizada con los criminales comunes pero un activista de los derechos humanos en Estados Unidos me aseguró que es utilizada con los prisioneros políticos. Una esposa es puesta en una muñeca y la otra en el tobillo opuesto. Otro juego de esposas son puestas en la otra muñeca y el otro tobillo. Entonces el prisionero, vestido solamente con ropa interior, es arrojado al piso de una celda húmeda donde permanece un día o más. Golpizas, confinamientos en solitario y el acoso a los familiares del preso en su casa son también son prácticas comunes.

Se supone que este tipo de cosas reducen la disidencia pero luego de siete años de horrible vida en prisión, muchos de "los 75" de los cuales algunos están cumpliendo sentencias de más de dos décadas, no mostraban señales de quebrar su espíritu. Orlando Zapata Tamayo realizó una huelga de hambre y murió a manos del régimen en febrero de 2010. Las golpizas de los matones de los Castro a las Damas de Blanco— las esposas, hermanas y madres de los prisioneros políticos— fueron capturadas por teléfonos celulares y se difundieron rápidamente por Internet. Otro disidente en huelga de hambre, Guillermo Fariñas, estaba gravemente enfermo.

"Los 75" se han transformado en un enorme problema de relaciones públicas para el régimen. En momentos en que los gobiernos y los intelectuales del mundo condenan las sistemáticas violaciones a los derechos humanos, era claro que más de medio siglo de propaganda cubana promoviendo la imagen del paraíso socialista, estaba en peligro de desplomarse. Para minimizar el daño, el régimen necesitaba no solamente sacar los prisioneros del país, presentando ese paso como una "liberación" sino también asegurar que serán olvidados. España aceptó ayudar y ¿por qué no? El entonces ministro de Relaciones Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, tenía una cálida relación con el gobierno de Castro y era un frecuente huésped VIP en la isla.

La mayoría de los ex prisioneros políticos me dijeron que no querían irse de Cuba, pero que el cardenal Jaime Ortega, que actuó como un intermediario para la dictadura, los presionó a ellos y sus familias. Los familiares, preocupados de que sus seres queridos pudieran morir en prisión, les pidieron que se fueran a España.

Una vez en España, se dieron cuenta que habían sido engañados. Eran claramente refugiados políticos, y bajo la ley española tenían derecho a reclamar ser considerados como tales. Pero el que España admitiera que eran víctimas de persecución política sería negar el objetivo de todo esto, que era pintar a Castro como un gran humanitario que los liberó. Esa es la razón por la que muchos de aquellos con los que hablé permanecen en un limbo legal.

La transición a la democracia en Cuba depende de dos cosas: nuevos líderes en el país y solidaridad internacional con la libertad en el extranjero. Zapatero ha traicionado al pueblo cubano en ambos aspectos.

© The Wall Street Journal

jueves, 16 de junio de 2011

Ciudad El Tigre, sábado 11 de junio de 2011
Democracia Cristiana Hoy.
Ronny Padrón.

¿Cómo vencerá al socialismo un filo-socialista y populista?

Es parte del drama de nuestra Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Con sus actuales representantes, luce incapaz de capitalizar el enorme repudio popular contra el régimen de Hugo Chávez, al que no puede rebatir más allá de inertes denuncias, carentes de política ¨pegada¨, sabrá Dios el porqué.

Lo anterior no obedece a ninguna mala fortuna o a siniestros maleficios lanzados desde el PSUV. Es la simple consecuencia de pretender el reemplazo de tiranías, careciendo de la suficiente convicción en los valores proclamados y en la disposición al sacrificio, necesarios para alcanzarlos. Virtudes que a lo largo de este año sobraron a la dirigencia demócrata de Túnez, Egipto, Yemen y Libia, entre otros, pueblos sin tradición democrática, como sí la tiene Venezuela, pero curtidas en la renuncia y el dolor propio, indispensables a la defenestración de tiranos.

El caso venezolano, es cuando menos patético. La MUD, el más depurado esfuerzo de concertación política en nuestra historia republicana, entidad capaz de coordinar los más disímiles criterios demócratas en pro de la convergencia contra del socialismo en gobierno, nunca logra concretar sus ventajas comparativas, ni siquiera a nivel discursivo.

Ello por cuanto resulta claro, que cuando menos su actual directiva, no tiene la capacidad de plantearle al país, una alternativa de gobierno distinta del socialismo, o del populismo de otrora. Veamos. No es casualidad, que ante los 4 hitos políticos del presente trimestre, a saber: La continuación del programa de confiscaciones, La Misión Vivienda Venezuela, la sanción a PDSA por parte de USA, y la profundización de la crisis eléctrica, nuestra MUD, no logra pasar de la denuncia política (en ocasiones ni siquiera eso), para brindar un plan alterno frente al absurdo en gobierno.

¿Y porqué? Simple. No puede brindar alternativa a un sistema político quien lo estime como el más adecuado. A lo sumo, podrá prometer un desempeño de mayor eficiencia, como lo declaró el pasado sábado 11 de junio, en rueda de prensa, uno de los connotados pre-candidatos demócratas, refiriendo la suspensión del servicio eléctrico, padecida en 5 entidades federales durante más de 12 horas.

La libertad, el trabajo, la justicia, la solidaridad, la igualdad de oportunidades, los derechos humanos, el Bien Común, la ley, la democracia, en fin la República, son valores y conceptos que deben fundamentar la acción política de la MUD, y si tal fuere el caso bien podría ésta abanderar un programa de viviendas basado en la construcción de casas por parte de la empresa privada en el marco de un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, que respete y promueva la propiedad privada y la libre empresa, como bases de la prosperidad económica; un Estado concentrado en sus funciones propias de gobierno, legislación y jurisdicción, que fomente la actividad de empresas mercantiles, propiedad de los ciudadanos, incluyendo a las hoy llamadas: PDVSA, CVG y CORPOELEC, para así generar riqueza nacional, con eficiencia y transparencia en el marco de una economía social y ecológica de mercado, de conformidad con el ordenamiento jurídico patrio; ordenamiento que haría posible la prestación del servicio eléctrico nacional por parte de empresas privadas especializadas, la mejor alternativa conocida para que Venezuela cuente al fin con una servicio eléctrico de primera.

A todo evento, como los hechos señalan que no son tales los valores que determinan la acción política de la MUD, bien harían sus actuales representantes con dar paso a otros miembros de la misma MUD, que identificados sí con los valores constitutivos de un régimen democrático de libertados asuman desde ya labores de conducción. ORA y LABORA.
caballeropercival@hotmail.com

miércoles, 15 de junio de 2011

lunes 13 de junio de 2011

Asumir el liderazgo de los arrechos

Por Jesús Petit Da Costa.

El comunismo nos ha traído todas las plagas bíblicas que nos han caído encima: delincuencia, inflación, escasez, corrupción, despojo del patrimonio privado, endeudamiento, empobrecimiento, apagones, carreteras y calles destrozadas, servicios públicos inoperantes, abusos de poder, entrega de la soberanía nacional, y pare de contar. Se preguntan ustedes: ¿porqué no ha pasado nada cuando debía haber pasado de todo? ¿Porqué la gente no reacciona y se somete pasivamente? He aquí la respuesta.


Existen dos alas en la oposición: la moderada que representa la MUD (Mesa de Unidad Democrática) y la radical que nadie representa porque está todavía sin liderazgo. Esta última es como el movimiento de los indignados en Europa, que aquí en venezolano se llamaría de los arrechos (con gobierno y oposición).


El ala moderada es fofa e insípida, ya que carece de mensaje y proyecto. Mientras El Tirano adoctrina al pueblo en el comunismo, atacando directamente el capitalismo y la democracia (en la figura de la Cuarta República), la oposición moderada no adoctrina en nada. No se define frontalmente contra el sistema llamándolo comunismo ni propone un modelo político-económico concreto. Es ideológicamente hermafrodita.


No se sabe qué es. En política no se puede andar con indefiniciones. Si El Tirano es comunista, sólo puede entenderse que se le haga oposición como anti-comunista. Porque si la oposición no combate el comunismo, a qué se opone? Todo lo que hace El Tirano es para implantar el comunismo. Todas las leyes que promulga y todos los decretos que dicta, tienen por finalidad implantar el comunismo. El ala moderada ha dejado al pueblo indefenso ideológicamente frente al comunismo. Si hubiese un liderazgo del ala radical forzaría la definición ideológica de la oposición, arrastrando a su seno a los anticomunistas del ala moderada.


De la indefinición ideológica, que pone a los opositores en estado de indefensión, deriva que la oposición del ala moderada sea utópica. Lo demuestra cuando se empecina en algo irrealizable en el comunismo: ganar una elección presidencial cuando el fraude es de la esencia del sistema comunista. Esta utopía trae por consecuencia la desmovilización de las masas y la legitimación repetida del comunismo en el poder. Sientan a la gente a esperar el día de la votación. Allí sentada la tienen esperando el 2012.

Mientras tanto, el régimen avanza sin obstáculos en la construcción del comunismo. El liderazgo del ala radical o anti-sistema trasladaría la lucha de lo electoral a lo social, dándole mensaje y estrategia a las protestas en la calle y obligando a los partidos a actuar en consecuencia si quieren tener vigencia.


La indefinición ideológica genera la confusión ante la realidad. Estando en la etapa de construcción del comunismo, como lo proclama el régimen, el ala moderada no organiza la resistencia como enseñan los manuales y la experiencia. Sigue siendo un simple movimiento electoral. De este modo favorece el avance del comunismo, al cual ayuda sin quererlo. Por este error la implantación del comunismo se ha convertido en un paseo triunfal por la calle del medio.

El Tirano se está robando el país, confiscando toda clase de bienes, confiado en que la oposición se encarga de sedar a los ciudadanos con un gas paralizante de marca 2012, como la colonia alemana. El liderazgo de la oposición anti-sistema no descartaría ninguna forma de lucha, como tampoco ninguna de las salidas de la situación.


El ala moderada no puede transformarse en anti-sistema por dos motivos fundamentales. Primero está mediatizada por la presencia de comunistas en su seno, lo que explica su indefinición. Y segundo, porque en ella el liderazgo es ejercido por burócratas (alcaldes y gobernadores), cuyo margen de maniobra es limitado por el control del régimen.

No pueden estar contra el sistema porque son partes del mismo. No pueden declararse anti-sistema porque los destituyen. Tienen las manos atadas. Y ellos mismos atan así las manos del ala moderada.
Las cosas sólo cambiarán cuando los arrechos tengan liderazgo. Asumirlo es tarea prioritaria en espera de quienes se decidan.

lunes, 13 de junio de 2011

10 de junio de 2011

Argentina: El stock y el flujo parecen demandar populismo

...por Roberto Cachanosky


Roberto Cachanosky es Profesor titular de Economía Aplicada en el Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica en el Master de Economía y Administración de CEYCE, y Columnista de temas económicos en el diario La Nación (Argentina).


Cuando la mayor parte de la población comparte ese estilo de gobierno, no hay materia prima para construir un país en serio.


Ya en plena campaña electoral los candidatos hacen sus recorridas por los canales de televisión, declaraciones, discursos, etc. y todos apuntan al problema de la pobreza. La mayoría insiste en los llamados planes sociales, en la inclusión y demás frases por el estilo. Francamente creo que la fórmula para eliminar la pobreza no es tan complicada, ni misteriosa. La fórmula es muy sencilla: la pobreza se combate con muchos puestos de trabajo. Los puestos de trabajo se crean a partir de inversiones competitivas, es decir, inversiones basadas en la competencia y no en los privilegios, el proteccionismo y demás prebendas. Las inversiones competitivas se generan a partir de cuatro políticas públicas básicas: a) disciplina fiscal, b) disciplina monetaria, c) previsibilidad en la reglas de juego con respeto por los derechos de propiedad y d) incorporarse al mundo. Con estos cuatro elementos no hace falta estar hablando todo el tiempo de planes sociales, inclusión social y demás frases que suenan muy sentimentales pero no solucionan el problema de la pobreza, en todo caso lo agravan.

Ahora bien, como he sostenido muchas veces, para poder aplicar esas cuatro políticas públicas básicas, que son las que efectivamente combaten la pobreza y le dan dignidad a la gente, es indispensable que la mayoría de la población tenga ciertos valores que le otorguen sustento. Me refiero al espíritu emprendedor, a la cultura del trabajo, el respeto por los derechos de propiedad de terceros, a no pretender vivir a costa del trabajo ajeno, etc. Lo que los economistas denominamos instituciones son, justamente, esas reglas de juego, códigos, leyes, normas, costumbres, que regulan las relaciones entre los particulares y entre los particulares y el Estado.

Pero de nada sirve imponer esas reglas de juego si en la sociedad no impera el ánimo de respetarlas. En todo caso, si la gente prefiere vivir de la cultura de la dádiva, de la protección, los subsidios, del trabajo ajeno, esa será la demanda política y siempre habrá alguna o varias parcialidades políticas que harán su oferta electoral basadas en el populismo.

¿Puede cambiarse esta demanda de populismo? Pienso que es posible, pero francamente al ver el stock y el flujo de la población argentina tengo mis dudas de que esto ocurra en el corto plazo.

¿Qué quiero decir con el stock y los flujos de la población? Por stock me refiero a los que tenemos cierta edad y hemos visto el fracaso del estatismo, el intervencionismo estatal, las políticas monetarias inflacionarias y las regulaciones. En principio parece ser que buena parte de ese stock de población que ha vivido la inflación, el desabastecimiento por efecto de los controles de precios y regulaciones y la desgracia de ENTEL (Empresa Nacional de Telecomunicaciones), SEGBA (Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires), y demás empresas estatales, se ha olvidado de lo que produjeron. Es como si a buena parte del stock de la población argentina se le hubiese borrado el pasado del disco rígido y no recuerda lo que costaba conseguir un teléfono, de los cortes de luz, de ver subir los precios a la mañana y a la tarde y otras desgracias económicas.

Si parte del stock de la población insiste con el populismo, la esperanza estaría en los flujos de población. Me refiero a las nuevas generaciones que comienzan a votar. ¿Qué podemos esperar del flujo de jóvenes que en octubre también van a votar y no vivieron la hiperinflación, la desgracia de las empresas estatales y el populismo en general? ¿Podrá ese flujo de argentinos contrabalancear el stock de argentinos que insiste con el populismo? Sinceramente me parece que el flujo viene peor que el stock.

Cuando uno ve como en los colegios los alumnos toman los edificios y hacen piquetes exigiendo que se cambie la forma de elegir profesores o por cualquier otra cuestión, advierte que no existe el respeto por la autoridad y que, en definitiva, copian los métodos del stock de argentinos demandantes de populismo.

¿Cuántos jóvenes crecen viendo como sus padres no trabajan y viven del plan social, sea este la Asignación Universal por Hijo, el plan Trabajar para no trabajar o cualquier otra dádiva que le entrega el Estado? ¿Qué cultura del trabajo y del esfuerzo personal puede esperarse que absorban esos chicos si lo que ven es todo lo contrario a los valores que necesita el país? Lo que ven es que sus padres, a cambio de esos planes, tienen que concurrir a actos políticos para aplaudir el discurso de la señora, que suele llorar cuando lo recuerda a él en una muy hábil estrategia de marketing.

Si analizamos el flujo que viene de la universidad, lo que les meten en la cabeza son los antivalores de la cultura del trabajo. Las universidades se han transformado en comités políticos con discursos de barricada y, por lo tanto, no impera el conocimiento y la ciencia sino el discurso de barricada.

Hoy las encuestas muestran que el oficialismo tiene un amplio apoyo en los sectores más jóvenes. Si este dato se confirmara, nos estaría indicando que el flujo de la población más que contrarrestar la demanda de populismo del stock, la incrementa.

En definitiva, uno podría pensar que Argentina entró en decadencia porque hubo una determinada generación (un stock de población) que en un momento dado demandó populismo. Pero cuando se observa la larga y persistente decadencia, el problema no es de un determinado stock de población que en cierto período demandó populismo, más bien hubo todo un flujo de generaciones que siguió demandando populismo. La cuestión es que ese flujo no parece estar cambiando de orientación ideológica, sino que, en líneas generales, sigue por el camino del facilismo y la demagogia.

O , la oferta de populismo siempre será mayor a la de la sensatez. Si esto es así, no nos engañemos. La realidad es que, por ahora, no tenemos la materia prima necesaria para construir un país en serio.

Este artículo fue publicado originalmente en Economía para todos (Argentina) el 8 de junio de 2011.
9/6/2011

Triunfalismo: mal consejero

Por Aníbal Romero

La victoria de Ollanta Humala arroja significativas lecciones para Venezuela. La más importante es que el triunfalismo resulta mal consejero.

El triunfalismo es una moneda de dos caras: por un lado la subestimación del adversario, por el otro la sobrestimación propia. Lo primero, en el caso peruano, se puso de manifiesto mediante la inicial proliferación de candidaturas de los factores democráticos. Lo segundo a través de la confusión entre deseos y realidades, que se observó en la creencia de parte de personajes como Mario y Álvaro Vargas Llosa y el ex presidente Toledo, según la cual Humala no es quien siempre dijo que es, y además sus paladines de última hora van a cambiarlo y asegurarse que se portará bien.

No pocos en Venezuela pensaron lo mismo en su momento sobre Chávez y hoy purgan sus penas, llenos de comprensible arrepentimiento.

El ejemplo de Mario Vargas Llosa es triste y elocuente. La lectura de sus artículos en defensa de Humala revela no sólo una animadversión personal, más que política e ideológica, hacia la señora Fujimori, sino también la convicción absoluta de que la historia de Humala, historia que nos dibuja de manera inequívoca lo que el triunfante candidato representa y se dispone a hacer, es cosa de poca monta, pues Vargas Llosa y otros se convertirán en garantes de su buena conducta.

Haberse equivocado con Chávez fue un grave error que muchos cometieron, pero equivocarse con Humala, más que un error, es una estupidez. Si bien lamento lo que se le avecina al pueblo peruano, no puedo sino recordar que se aprende a los golpes y a veces ni siquiera con ese rudo método. No tardarán en arrepentirse y lo tendrán bien merecido.

En cuanto a los dos Vargas Llosa, cuyo desempeño político está tan lejos de sus talentos literarios, les veremos “llorar lágrimas de sangre”, para usar la gráfica expresión coloquial.

Deberían los numerosos y polifacéticos precandidatos de oposición venezolanos reflexionar sobre lo ocurrido en el Perú. Me atrevo a sugerir algunos puntos que demandan cuidadosa consideración. Primero: la gente se confunde ante tantos rostros y ambiciones. Confiamos que al final uno sólo de ellos enfrentará a Chávez en 2012, pero aún así el camino trazado hasta ahora muestra poca comprensión de las exigencias de este tiempo y circunstancias, y falta por ver cómo se desarrollan unas primarias tan congestionadas.

Segundo, Chávez es un demagogo formidable y un contrincante de singulares aptitudes políticas. Percibo entre los precandidatos de oposición un inocultable triunfalismo; es como si diesen a Chávez por derrotado. Quizás ello explica por qué tanta gente se afana en abanderar a la oposición: ¡Ya ganamos!, dicen, pero temo que no será sencillo.

En tercer lugar, el mensaje que hasta ahora transmite el bando opositor me luce gaseoso, gelatinoso y excesivamente centrado en lo económico. Es cierto que la gente vota con el estómago, pero no sólo de pan vive el hombre. Alan García no lo hizo mal; el Perú venía creciendo y la pobreza se había reducido. Sin embargo, Humala conquistó la victoria apelando a vibraciones del alma colectiva que trascienden lo económico.

Insisto: el triunfalismo es mal consejero. Derrotar a Chávez en el plano electoral no será fácil, y esto sin tocar el tema del cambio en el poder y los desafíos que aguardan a un hipotético nuevo gobierno. Hay que perder el miedo y hacer una campaña dura, de convicciones firmes, sin tantos eufemismos, diferenciándose nítidamente del socialismo y sus nefastas consecuencias económicas, ideológicas y políticas.

© Anibalromero.net