lunes, 28 de febrero de 2011

Desarmar las palabras
febrero 25, 2011 por redaccion Revista SIC.

Antonio Pérez Esclarín


En Venezuela, nos estamos acostumbrando lamentablemente a la violencia verbal. El hablar cotidiano y el hablar político reflejan con demasiada frecuencia la agresividad que habita en el corazón de las personas. De las bocas brota con fluidez un lenguaje duro, implacable y procaz. Palabras ofensivas e hirientes, pronunciadas sólo para ofender y despreciar, para descalificar y destruir.

Por ello, en Venezuela, las palabras, en vez de ser puentes de comunicación y encuentro, son muros que nos separan y dividen. Palabras convertidas en rumor que sobresalta, en grito o bofetada que sólo busca ofender, desprestigiar, destruir. Palabras, montones de palabras muertas, retórica sin contenido, mera gimnasia verbal, sin compromiso, sin verdad. Dichas sin el menor respeto a uno mismo ni a los demás, para salir del paso, para confundir, para arrancar aplausos, para ganar tiempo, para acusar a otro, sin necesidad de aportar pruebas, para sacudirse de la propia responsabilidad.

Todo genocidio empieza siempre con la descalificación verbal del adversario, que crea las condiciones para el desprecio, el maltrato e incluso la desaparición física. Los colonizadores europeos llamaron salvajes e irracionales a los indios, los esclavistas calificaron de bestias a los negros, los nazis denominaban ratas y cerdos a judíos y gitanos, los comunistas soviéticos calificaban como hienas a los disidentes, los torturadores sólo ven en sus víctimas a bestias subversivas… “Gusano, animal, chusma, perraje, escuálido, pitiyanqui, agente del imperio, ultraderechista, zambo, robolucionario…”, una bofetada verbal para sembrar odio, división, imposibilidad de encuentro.

¿Cómo fue posible que el embajador Roy Chaderton, detrás de sus atildados modales y su pretendida imagen de sapiencia y dominio del lenguaje, ofendiera con tanta crueldad a los estudiantes en huelga de hambre tildándolos de “momios ultraderechistas”?

Afortunadamente, sobre la retórica, la supuesta agudeza y las palabras descalificadoras, se levanta valiente la palabra-testimonio de los jóvenes huelguistas. No sólo no responden con ofensas a los que los ofenden y tratan de descalificar su gesta heroica, sino que, en un mundo donde valen tan poco las palabras, ellos se han atrevido a levantar la palabra valiente de su testimonio y de su entrega sacrificada. ¡Qué gran lección de valor y compromiso nos están dando a todos, los estudiantes en huelga!

Nunca llegaremos a la paz ni a la convivencia provocando el desprecio, los insultos y la mutua agresión. ¿Qué paz se podrá hacer entre personas que no se escuchan ni respetan mutuamente sus ideas diferentes? ¿Por qué tenemos que despreciar, ofender y considerar como enemigo a alguien sólo porque piensa de una forma diferente? No podemos olvidar que el adversario es tan venezolano y tan patriota o más que yo, con derecho a expresar y defender sus ideas aunque sean completamente diferentes a las nuestras. Sólo quienes busquen con espíritu abierto y lucidez fórmulas de convivencia política nos acercarán a la paz. Con posturas dogmáticas y humillantes nunca construiremos un país próspero y de genuinos ciudadanos
Efecto dominó y daños colaterales .

Sábado, 26 de Febrero de 2011.

Orlando Ochoa Terán.

La caída de los regímenes de Túnez y Egipto en dramática sucesión y sus efectos en Bahréin y Libia, así como en otras regiones ha actualizado la controvertida teoría del dominó que se originó en los albores de la guerra fría.

El efecto dominó, entendido como un fenómeno social que ocurre en un país y provoca una reacción en cadena en otros, surgió en la década de los 50 y era parte consustancial de la Doctrina de la Contención formulada por el presidente Truman en 1947 para detener el avance comunista en Europa Occidental.

El primer intento de impedir esta expansión consistió en la ayuda financiera a Grecia y Turquía para evitar que cayera bajo la influencia de la Unión Soviética. La derrota del gobierno de la República Nacionalista de China en 1949 por rebeldes comunistas causó nuevos temores del efecto dominó que se acrecentaron con la división de las dos Coreas en 1953 y la derrota de los franceses por el ejército nacionalista de Viet Minh en lo que entonces era conocido como la Indochina Francesa.

Bajo la premisa de que este ejemplo y el apoyo material de China harían que Burma, Tailandia, Malaya e Indonesia cayeran bajo la égida comunista, el gobierno de EE UU se involucró en la guerra de Vietnam con resultados catastróficos. Tan equivocados estaban los americanos con la extrapolación del efecto dominó en Asia como lo estuvo el Ché Guevara en su Mensaje a la Tricontinental donde clamaba por “dos, tres Vietnam, muchos Vietnams” a través del mundo para hacer retroceder al capitalismo.

Nixon se propuso desestabilizar el gobierno de Salvador Allende bajo el temor del efecto dominó en Sur América. Con la misma justificación el gobierno del presidente Ronald Reagan intervino en Centro América y Grenada. En la invasión a Irak en marzo de 2003 siempre estuvo subyacente la idea de que una vez establecida una democracia tendría un efecto expansivo en otros regímenes del Medio Oriente.

Fidel Castro, en su tiempo, se enamoró de la idea de que su revolución podía exportarse y provocar un efecto dominó. Venezuela fue la primera y es la última víctima de este delirio que hoy el presidente Chávez remeda. Con mucha razón el internacionalista Fred Halliday, autor de Revolution and World Politics, decía que “el mundo de la ideología y la retórica, y el mundo real, nunca han coincidido”.

Dominó en el trópico
Estos ejemplos demuestran, como decíamos en nuestra anterior entrega, que las sociedades no son sistemas lineales integrada por componentes repetitivos, identificables en sus relaciones causa-efecto y susceptibles de manipulación como quisieron los soviéticos, chinos, cubanos y EE UU. Los analistas están contestes que el detonante de este fenómeno social que se inició en Túnez y contagió a la región fue el vendedor tunecino de 26 años, Mohamed Bouazizi, que se prendió fuego el pasado 17 de diciembre.

Las súbitas rebeliones de Túnez, Egipto, Bahréin, Libia y en menor escala en Irán, Argelia, Marruecos y China hacen pensar que efectivamente existe un efecto dominó que lo provoca causas indeterminadas pero que en ningún caso responden a la manipulación ideológica de otros países. No hay gobierno que esté a salvo de esta onda expansiva cuando las condiciones están dadas.

El fenómeno es tan complejo que ni el gobierno bolivariano ha podido responsabilizar al imperialismo por ser precisamente EE UU unos de los que tiene mucho que perder en esta inestable e impredecible situación. Sin contar el daño colateral a la economía mundial debido al impacto en los precios del petróleo.

Lo que llama la atención es que en Túnez y Egipto o cualquiera que sea el desenlace en Bahréin, Libia o cualquier otro país, la rebeliones generalmente la integran entre cien mil y doscientos mil activos y perseverantes manifestantes, en su mayoría jóvenes, que han decidido por millones de ciudadanos que votaban en elecciones amañadas pero estaban conscientes de la imposibilidad de una salida pacífica.

El régimen bolivariano ya ha recibido su cuota. El hecho de que el ministro de Relaciones Exteriores de la Gran Bretaña, William Hague, en esos momentos de agitación, cuando el mundo entero estaba pendiente del desenlace en Libia haya propagado la especie, más tarde desmentida, de que el dictador Gadafi se refugiaba en Venezuela, no fue precisamente una buena publicidad.

Que el dictador Gadafi sea el que ha acudido a aviones de combate para masacrar civiles; el mismo que fue comparado con Simón Bolívar; y de quien recibió el presidente Chávez un premio como defensor de los derechos humanos, no es propiamente un efecto dominó, es una ironía del destino.
24 de febrero de 2011

Sobre la democracia versus la libertad


por Steve H. Hanke

Steve H. Hanke es profesor de economía aplicada en la Universidad Johns Hopkins y Académico Titular del Cato Institute.

-“El Profesor Hanke brinda uno de los análisis más profundos que he leído sobre los Padres Fundadores y sus documentos. En lugar de analizar los documentos de los Padres Fundadores con nuestros puntos de vista, sesgos y prejuicios del presente, él se enfoca en su significado esencial y original.

Muchos se sorprenderán al enterarse de que la palabra “democracia” no fue usada ni en la Declaración de Independencia ni en la Constitución. De hecho, los Padres Fundadores temían permitir cualquier tipo de tiranía, incluso la tiranía de la mayoría.

Este ensayo debería ser leído y meditado por todos aquellos que piensan que tienen el derecho a influir la sociedad. ¡Una verdadera joya!”

—Jacques de Larosière, consultor para BNP Paribas en París, ex presidente del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, ex director administrativo del Fondo Monetario Internacional y ex gobernador del Banco de Francia.

Luego de la Primera Guerra Mundial, el presidente Woodrow Wilson se propuso hacer del mundo un lugar seguro para la democracia. Desde entonces, los presidentes estadounidenses han marchado al ritmo del idealismo wilsoniano. De hecho, gran parte de la política exterior de EE.UU. se lleva a cabo bajo el pretexto —y en algunos casos la genuina creencia— de que EE.UU. está llevando la democracia al resto del mundo. De manera que la justificación del presidente Barack Obama para intervenir en el extranjero no es ni nueva ni extraña.

La mayoría de las personas, incluyendo gran parte de los estadounidenses, se sorprenderían al darse cuenta que la palabra “democracia” no aparece en la Declaración de Independencia (1776) o en la Constitución de EE.UU. (1789). También les sorprendería la razón por la cual la palabra democracia no está en los documentos fundadores de EE.UU. Contrario a lo que la propaganda ha hecho creer a la gente, los Padres Fundadores de EE.UU. eran escépticos y le temían a la democracia. Estaban al tanto de los peligros que acompañan a la tiranía de la mayoría. Los autores de la Constitución se esforzaron considerablemente en asegurarse que el gobierno federal no estuviese basado en la voluntad de la mayoría y no fuese, por lo tanto, democrático.

La Constitución dividía al gobierno federal en las ramas legislativa, ejecutiva y judicial. Cada rama estaba diseñada para limitar el poder de las otras ramas. Los Padres Fundadores no querían depender solamente de los electores para limitar el poder del Estado. Por lo tanto, los ciudadanos recibieron muy poco poder para elegir las autoridades federales. Ni el presidente, ni los miembros del poder judicial, ni el Senado eran elegidos mediante el voto popular directo. Sólo los miembros de la Cámara de Representantes eran directamente elegidos mediante el voto popular. Incluso en ese caso, el derecho era considerablemente restringido.

Si los autores de la Constitución no adoptaron la democracia, ¿a qué se adherían? Para un hombre, ellos acordaron que el propósito del Estado era aquel de asegurarle a los ciudadanos la trilogía de derechos de John Locke: el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad. Los autores de la Constitución escribieron de manera extensa y elocuente. Sobre la propiedad, por ejemplo, John Adams escribió que “el momento en que la idea es admitida en la sociedad, de que la propiedad no es tan sagrada como las leyes de Dios, y de que no hay una fuerza de Derecho y de la justicia pública que la proteja, comienzan la anarquía y la tiranía”.

Las acciones de los Padres Fundadores muchas veces comunicaron más eficazmente que sus palabras. Alexander Hamilton, un abogado distinguido, aceptó varios casos famosos solamente por defender principios. Luego de la Guerra Revolucionaria, el estado de Nueva York estableció medidas severas en contra de aquellas personas que permanecieron leales a la corona británica y de los súbditos británicos. Estas incluían la Ley de Confiscación (1779), la Ley de Citación (1782) y la Ley de Ingreso sin Autorización (1783). Todas estas medidas involucraban la confiscación de propiedades. Desde el punto de vista de Hamilton, estas leyes ilustraban la diferencia inherente entre la democracia y la ley. Aunque las leyes eran ampliamente populares, estas desobedecían principios fundamentales del derecho de propiedad. Hamilton llevó sus ideas a la acción y defendió exitosamente —frente a una hostilidad pública enorme— a aquellos cuyas propiedades habían sido confiscadas en virtud de estas tres leyes del estado de Nueva York.

La Constitución fue diseñada para promover la causa de la libertad, no de la democracia. Para lograr eso, la Constitución protegía los derechos de los individuos de transgresiones del Estado, así como también de sus conciudadanos. Con ese propósito, la Constitución estableció reglas claras, inequívocas y ejecutables que protegiesen los derechos de los individuos. Como resultado, la envergadura y tamaño del Estado fueron estrictamente limitados. La libertad económica, la cual es un requisito para el crecimiento y la prosperidad, fue consagrada en la Constitución.

Después de la colonización europea, EE.UU. consistía en trece colonias inglesas. Estas se beneficiaban de una administración algo superficial desde Londres y de un abandono saludable. Esto contrastaba con las colonias francesas, las cuales eran controladas desde París, y con las colonias españolas, las cuales tenían superestructuras institucionales impuestas desde España.

Sin embargo, no todo andaba bien en las colonias inglesas en Norteamérica. Un importante problema colonial tenía que ver con el dinero. Oficialmente, las monedas de plata inglesas eran la moneda del reino en América. Pero hubo problemas. Las Leyes de Navegación prohibieron la exportación de monedas de plata desde Inglaterra. También hubo una prohibición en contra de que cualquiera de las colonias estableciera casas de moneda. Como resultado, hubo una escasez endémica de monedas de plata en las colonias. Para cubrir esta gran brecha, se emitieron notas de crédito, las cuales circularon libremente durante la primera mitad del siglo XVIII.

Esto resultó en una alta inflación, la cual obligó a que gran parte de las colonias abandonaran los tipos de cambio fijos y las monedas metálicas. Las cosas finalmente empeoraron a tal punto que la Junta Inglesa de Comercio impuso las Leyes de Moneda de 1751 y 1764. Estas prohibían la emisión y uso de notas de crédito no respaldadas enteramente por un metal. Las prohibiciones en contra del papel moneda fueron una enorme fuente de resentimiento en las colonias. Junto con la más famosa Ley de Estampas de 1765, las prohibiciones sobre las notas de crédito crearon el marco para la Declaración de Independencia y la subsiguiente Guerra Revolucionaria.

La Guerra Revolucionaria agravó los problemas monetarios de las colonias. Los mejores cálculos ubican el costo de la guerra entre el 15 y el 20 por ciento del Producto Nacional Bruto de las colonias. Aproximadamente el 85 por ciento de esta guerra fue financiada con dinero fiduciario. Durante el periodo 1775-80, la inflación anual era de alrededor del 65 por ciento. Como consecuencia —y antes de la Convención Constitucional de 1787— la situación económica era tal que los estados individuales aumentaban dramáticamente los impuestos y las regulaciones y el dinero seguía siendo inestable. Además, había mucha corrupción y escándalo en la política. Y por si fuera poco, la economía se encontraba en una depresión general que fue agravada por la crisis de 1787.

Como una reacción a la situación político-económica, se convocó la Convención Constitucional de 1787 en Filadelfia. En el debido tiempo, la Constitución fue redactada y ratificada en 1789. Es un documento corto, claro y comprensible. El preámbulo de la Constitución contiene sólo 52 palabras que están seguidas de siete artículos cortos y diez enmiendas conocidas como la Carta de Derechos, ratificada en 1791. La Constitución original establecía el Estado de Derecho y el gobierno limitado. Cabe destacar que alrededor del 20 por ciento de la Constitución enumera cosas que el gobierno federal y los gobiernos de los estados no pueden hacer, mientras que solamente un 10 por ciento de la Constitución concierne la entrega positiva de poder. En total, los poderes legítimos concedidos por la Constitución eran menos que aquellos que habían existido. Gran parte de la Constitución —alrededor del 70 por ciento de ella— se refiere a la concepción de los autores de su principal objetivo: colocar a EE.UU. y a su gobierno dentro del marco del Estado de Derecho.

La Constitución es un documento principalmente estructural y de procedimientos que indica quién o quiénes deberá (n) ejercer el poder y cómo lo deberá (n) ejercer. Se resalta mucho la separación de poderes y los pesos y contrapesos del sistema. No se trata de una construcción cartesiana o de una fórmula para practicar ingeniería social, sino un escudo para proteger a la gente del Estado. En pocas palabras, la Constitución fue diseñada para gobernar al Estado, no a la gente.

La Carta de Derechos establece los derechos de la gente frente a violaciones por parte del Estado. La única cosa que los ciudadanos pueden demandar del Estado, en virtud de la Carta de Derechos, es un juicio con un jurado. El resto de los derechos de los ciudadanos son protecciones frente al Estado. Durante alrededor de un siglo después de que la Constitución fuera ratificada, la propiedad privada, los contratos y el libre comercio doméstico en EE.UU. fueron sagrados. La envergadura y el tamaño del Estado permanecieron muy restringidos. Todo esto era consistente con lo que se entendía por libertad.

Es necesaria una observación acerca de los Padres Fundadores y el público. Hubo 55 Fundadores y 35 de ellos tenían educación universitaria. Los estándares para ingresar a las universidades en ese entonces eran extremadamente exigentes y estrictos. A los 14 y 15 años, la edad normal para ingresar a la universidad, a los estudiantes se les requería tener fluidez tanto en latín como en griego y ser competentes en los Clásicos. Eran expertos en el arte de la retórica y estaban profundamente conscientes de la necesidad de conseguir respaldo popular para su proyecto constitucional. Para los Fundadores, las políticas tenían que ser desarrolladas desde abajo hacia arriba.

En ese entonces, los estadounidenses estaban alfabetizados y bien informados, a través de panfletos y manuscritos, acerca de los debates políticos del momento. La cantidad de periódicos en EE.UU. en esa época cuadruplicaba la de Francia, país que era el centro del pensamiento continental y del debate acerca de muchas cuestiones constitucionales y filosóficas. Los Federalist Papers (Documentos Federalistas) fueron publicados en 1787 y 1788 en el Independent Journal de Nueva York, un periódico común y corriente. Estos importantes ensayos —escritos por Alexander Hamilton, James Madison y John Jay, bajo seudónimos— eran de alta calidad y crearon el marco para la Convención Constitucional y el producto resultante. Vale la pena mencionar que Hamilton organizó este proyecto, escribió gran parte de los ensayos y, de entre todos los Padres Fundadores, fue él quien desempeñó gran parte del trabajo intelectual por el menor crédito histórico. Dicho esto, dos economistas notables le han dado a Hamilton lo que le corresponde. Lionel Robbins pensó que los Federalist Papers eran “el mejor libro sobre ciencias políticas y sus aspectos prácticos escrito en los últimos mil años”. Y si eso no fuera suficiente, Milton Friedman escribió en 1973 que el Federalista No. 15, escrito por Hamilton, “contiene un análisis más convincente del Mercado Común Europeo que cualquier otro que he visto salir de la pluma de un escritor moderno”.

Luego de que la Constitución fuera ratificada y George Washington fuera electo presidente, el nuevo gobierno federal carecía de credibilidad. Las finanzas públicas oscurecían los prospectos del gobierno. Recordemos que el dinero de papel y la deuda fueron innovaciones de la era colonial y que una vez que empezó la Guerra Revolucionaria, los estadounidenses abusaron de estas innovaciones. Como resultado, EE.UU. nació en un mar de deuda. La mayoría de la gente favorecía una mora en el pago de la deuda. Alexander Hamilton, en su cargo como Secretario del Tesoro de Washington, se opuso firmemente a una mora. Como cuestión de principios, argumentó que la inviolabilidad de los contratos era el fundamento de toda moralidad. Para efectos prácticos, Hamilton argumentó que el buen gobierno dependía de su habilidad de cumplir con sus promesas.

Hamilton ganó la discusión y se dedicó a sacar al país de su debacle financiera. Entre otras cosas, Hamilton era —lo que hoy se llamaría— un ingeniero financiero de primera clase. Estableció un fondo federal de amortización para financiar la deuda de la Guerra Revolucionaria. También diseñó un importante intercambio de deuda en el cual las deudas de los estados individuales fueron asumidas por el nuevo gobierno federal. Para agosto de 1791, los bonos federales se vendían sobre par en Europa y, para 1795, todas las deudas extranjeras habían sido canceladas. La solución de Hamilton para el problema de la deuda de EE.UU. le dio al país una descarga de credibilidad y de confianza.

Hasta aproximadamente la Primera Guerra Mundial, la situación de la política económica de EE.UU. estaba en línea con el espíritu de la Constitución. La economía floreció, con importantes aumentos en los insumos de trabajo y capital, así como también un sólido crecimiento de la productividad. Hubo, por supuesto, una interrupción casi fatal durante este periodo: la Guerra Civil. La guerra consumió entre el 15 y el 20 por ciento del PNB, casi la misma proporción que la Guerra Revolucionaria. Las finanzas de guerra eran algo parecidas en la Confederación (el Sur) a lo que habían sido durante la Guerra Revolucionaria. Alrededor del 60 por ciento del financiamiento sureño venía de la impresión de papel moneda. El Norte también recurrió al financiamiento con dinero fiduciario, pero sólo a una tasa del 13 por ciento. Como resultado, hubo una oleada de inflación. Además del importante trastorno causado por la Guerra Civil, vale la pena mencionar una importante anomalía en la economía estadounidense: las tierras que le pertenecían al gobierno federal, así como a los gobiernos estatales y locales.

Alexander Hamilton, el primer Secretario del Tesoro, quería venderle a la gente la tierra tan pronto como fuera posible. Esto no ocurrió. Como consecuencia, el Estado todavía posee una gran cantidad de bienes raíces. Su área superficial es alrededor de seis veces más grande que el área total de Francia. Esta es una empresa estatal. Como podría imaginarse, también es poco productiva. Estudios detallados de las tierras que son propiedad del Estado indican que solamente alcanzan el 25-30 por ciento de la productividad de aquellas que son propiedad privada.

Las tierras públicas en EE.UU. han sido el centro de repetidos debates acerca del sistema de libre mercado en el país. De hecho, la Asociación Estadounidense de Economía se colocó en el centro de uno de estos debates. Un motivo, posiblemente el principal, para fundar la Asociación Estadounidense de Economía era protestar contra las actitudes laissez-faire en EE.UU. ¡No debería sorprender que la edición de mayo de 1885 del American Economic Review contenga tres estudios justificando la retención de los terrenos madereros del Estado!

En vísperas de la Primera Guerra Mundial, el gasto público era menos del 2 por ciento del PNB y el 99 por ciento de la población no pagaba impuesto sobre la renta. Recién se había creado el impuesto sobre la renta, pero la tasa más alta era de solo de 7 por ciento y se aplicaba a los ingresos que excedían los $500.000. El gobierno federal tenía alrededor de 400.000 empleados, menos del 1 por ciento de la fuerza laboral. Alrededor de 165.000 soldados estaban en servicio activo. No existía regulación alguna de los mercados de capitales o de trabajadores. La producción y distribución agrícola tampoco estaban reguladas. No había salario mínimo ni seguridad social. Un área en la que había una intervención relativamente agresiva en la economía era aquella de las tarifas que cobraban los ferrocarriles. La legislación antimonopolios también era fuerte.

La conflagración de la Primera Guerra Mundial marca una ruptura violenta con la letra y el espíritu de la Constitución. Los derechos de propiedad fueron suspendidos a gran escala. Hubo nacionalizaciones de gran envergadura de ferrocarriles, telefonía, telegrafía y, en un grado menor, de las embarcaciones navales. Más de 100 fábricas de manufacturas fueron nacionalizadas. El gobierno se involucró en la relación entre los trabajadores y los patronos con la Ley Adams de 1916. Se estableció el servicio militar obligatorio. La Ley de Espionaje fue aprobada en 1917. La Ley de Sedición de 1918 impuso penalidades sobre las expresiones anti-gobierno, socavando la Carta de Derechos. El novelista Upton Sinclair de hecho fue arrestado por leer la Carta de Derechos y Roger Baldwin, uno de los fundadores de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), fue arrestado por leer la Constitución. El presidente Woodrow Wilson logró todo esto con los poderes de emergencia que el Congreso le concedió en 1916.

Gran parte de este aparato anti-constitucional fue desmontado después de la Primera Guerra Mundial. No obstante, permanecieron algunos residuos y estos resurgieron eventualmente. Todo lo que se necesitó para ello fueron otras emergencias nacionales —la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Vietnam, y así sucesivamente. Con cada una, se aprobaron leyes, se crearon entes federales y crecieron los presupuestos. En muchos casos, estos cambios resultaron ser permanentes. El resultado es que las crisis sirvieron de catalizador, desviando la tendencia del tamaño y envergadura del Estado hacia un nivel mucho más alto.

No debería sorprendernos que los estados gastan más dinero y regulan más activamente durante las crisis —las guerras y los rescates económicos son costosos y complicados. Pero un Estado más activo también atrae oportunistas, quienes perciben que una emergencia nacional puede servir de pretexto útil para lograr sus propios objetivos.

EE.UU. y otros países parecen no estar más conscientes de esto hoy que lo que estuvieron en el pasado. Y aún así, la historia ha dado muchos ejemplos que ilustran lo dañino que es. Veamos la Gran Depresión. En ese momento, los grupos de presión agrícolas, habiendo intentado obtener subsidios durante décadas, se aprovecharon de la crisis para aprobar un amplio paquete de rescate, la Ley de Ajuste Agrícola, cuyo título la declaraba ser “una ley para aliviar la actual emergencia económica nacional”.

Casi 80 años después, los agricultores todavía están succionando dinero del resto de la sociedad y la política agrícola ha sido ampliada para satisfacer una variedad de grupos de presión, incluyendo conservacionistas, nutricionistas y amigos del Tercer Mundo. Luego, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el gobierno representaba alrededor de la mitad del PIB de EE.UU., prácticamente cada grupo de interés intentaba obtener algo del abultado presupuesto del gobierno. Aún departamentos federales aparentemente ajenos al esfuerzo de la guerra, tales como el Departamento del Interior (el cual está a cargo de las tierras estatales y de los recursos naturales), declararon estar desempeñando “trabajos esenciales para la guerra” y tener derecho a presupuestos y un personal todavía más grandes.

Dentro del gobierno estadounidense, la guerra contra el terrorismo le ha dado la excusa a una multitud de oportunistas provincianos, cuyas propuestas incluyen rescatar aerolíneas y nacionalizar la producción de vacunas. Como consecuencia, el ex presidente George W. Bush —supuestamente un conservador— lideró una expansión del Estado que marcó un hito. Esta tendencia continúa con el presidente Barack Obama, un intervencionista.

¿Qué podemos aprender de todo esto? Primero, “democracia” y “libertad” no son palabras intercambiables. Segundo, sólo el primer siglo de la experiencia estadounidense representa un parámetro de libertad. Expandir la democracia es un eslogan que requiere de mucha precaución. Puede convertirse fácilmente en una tiranía electa. La libertad es el concepto. Nuestro reto es convencer a cada ciudadano de los beneficios que fluyen de la puesta en práctica de la libertad. La libertad incluso podría florecer de formas muy diversas e inesperadas en diferentes partes del mundo.

Referencias:

Adams, John. The Works of Johns Adams, Second President of the United States, editado por Charles Francis Adams, Vol. VI. Boston, MA: Charles C. Little y James Brown, 1851.

Friedman, Milton. “Alexander Hamilton on the Common Market”, Newsweek, 4 de Junio de 1973.

Robbins, Lionel. A History of Economic Thought, the LSE Lectures, editado por Steve G. Medema y Warren J. Samuels. Princeton, NJ: Princeton University Press, 1998.
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22 de febrero de 2011

Los próximos retos de China


por James A. Dorn

James A. Dorn es Vice-presidente para Asuntos Académicos de Cato Institute y especialista en China y coautor de China's Future: Constructive Partner or Emerging Threat? (El Futuro de China: ¿Socios Constructivos o Amenaza Emergente?).
China ha logrado un progreso económico considerable durante los últimos cinco años, soportando la crisis financiera global y convirtiéndose en el exportador más importante del mundo y la segunda economía más grande (sobrepasando a Japón). Los próximos cinco años, sin embargo, presentarán grandes retos para el modelo de desarrollo de China que enfatiza la asignación del capital dirigido por el Estado, las políticas comerciales mercantilistas y una moneda subvaluada como se ha evidenciado con las masivas reservas de divisas.

El modelo autoritario de desarrollo de China parece ser robusto, generando crecimiento real alto año tras año. Pero si el verdadero desarrollo económico es medido por las alternativas disponibles para la gente, el socialismo de mercado de China fracasa en lograr el estatus de Hong Kong como la economía más libre del mundo.

Los defectos en el modelo de desarrollo de China se volverán cada vez más evidentes conforme se acumulen las presiones inflacionarias, las diferencias entre los estándares de vida de las áreas urbanas y rurales se amplíen, una creciente clase media demande el fin de la censura, los controles de capitales limiten por un escaso margen las alternativas de inversión, los derechos de propiedad sobre la tierra sean severamente restringidos y la libertad de movimiento sea violada por un sistema draconiano de pasaporte interno.

Sin la libertad de criticar abiertamente el monopolio del Partido Comunista de China sobre el poder, la gente no será libre de elegir las alternativas que prefieren, incluyendo un verdadero Estado de Derecho que proteja la vida, la libertad y la propiedad. Sin la libertad de capitales, la gente no tendrá la libertad de elegir entre las alternativas de inversión que los favorecerían más que los retornos negativos reales sobre la acumulación de depósitos en bancos del Estado. Sin derechos transferibles al uso de la tierra, los agricultores permanecerán a la merced de los funcionarios locales y no serán capaces de gozar del valor total de esos activos. Y sin la libertad de moverse y ser tratados con igualdad ante la ley, la brecha entre aquellos que tienen permiso de residencia en área urbana y los que no bajo el sistema hukou, continuará provocando un conflicto social.

El principal reto al que se enfrenta el objetivo de China de un desarrollo sostenible será dedicarse a un cambio institucional que le conceda a los individuos más libertad económica y personal. La represión financiera necesita darle paso a la liberalización —dejando que las fuerzas del mercado determinen las tasas de interés y asignen el capital, permitiendo una mayor flexibilidad en el tipo de cambio y dándole al Banco Popular de China más independencia para que pueda utilizar la política monetaria en la consecución de la estabilidad de precios a largo plazo. Principalmente, China necesita despolitizar las decisiones de inversión abriendo los mercados de capitales, privatizando los bancos estatales y haciendo que el yuan sea completamente convertible.

China también necesita normalizar su balanza de pagos. No tiene sentido que un país con escasez de capital sea un exportador neto de capital —acumulando cerca de $3 billones de divisas para mantener su moneda subvaluada en relación al dólar y promover sus exportaciones. China debería explotar su ventaja comparativa y de costos pero no recurrir al mercantilismo puro. Permitiendo que los precios relativos (incluyendo las tasas de interés y el tipo de cambio real) se ajusten, y respetando el derecho de propiedad intelectual y eliminando las barreras de acceso a los mercados, China ampliaría el rango de opciones disponibles a la gente y aumentaría el consumo doméstico.

Apartarse del desarrollo dirigido por el Estado y acercarse al liberalismo de mercado fortalecería los nexos entre EE.UU. y China y promovería un desarrollo más pacífico. De esta manera, China probablemente sería vista como un socio constructivo en lugar de una amenaza emergente.

Este artículo fue publicado originalmente en The Diplomat (Asia) el 15 de febrero de 2011.
21/2/2011

Un general clarividente

Por Orlando Ochoa Terán

Una supuesta incapacidad de los servicios de inteligencia de occidente para predecir los acontecimientos que en semanas hicieron colapsar los regímenes de Túnez y Egipto, generan críticas y debates en las capitales de la UE y de EE UU. En contraste, el general en jefe, Carlos Mata Figueroa, predice que la posibilidad de un golpe en el futuro de Venezuela es cero.

La noche de Año Nuevo de 1977 el presidente Jimmy Carter y su esposa celebraban en Teherán como huéspedes del entonces incondicional aliado estratégico de EE UU, el Shah de Irán. En medio de este promisorio y festivo ambiente, el presidente Carter brindó con estas palabras: “Bajo el brillante liderazgo del Shah, Irán es una isla de estabilidad en una de las más problemáticas regiones del mundo”. Se presumía que estas palabras estaban respaldadas por las organizaciones de inteligencia mejor dotadas del mundo.

Unas semanas más tarde, en la religiosa ciudad de Qom, irrumpieron protestas contra el el Shah que lo acusaban de “anti-islámico”. Pronto la protesta se transformó en rebelión y esta en una violenta revolución que instaló un gobierno fundamentalista islámico en Irán que este mes cumplió 32 años y cuyo saldo de terror arrojó centenares de miles de muertos entre disidentes y bajas en el conflicto con Iraq. La “isla de estabilidad”, como la llamó el presidente Carter, devino en una de las principales causas de inestabilidad en el Medio Oriente y por extensión del mundo.

Túnez y Egipto

El pasado jueves en una interpelación en el Congreso de EE UU, el director nacional de inteligencia, James Clapper, quien coordina las 16 agencias de inteligencia de EE UU, y el Director de la CIA, Leon Panetta, se vieron a vapores para explicar a sus críticos la supuesta falla en anticipar, proveer de una más clara advertencia o por lo menos de una más oportuna descripción, de los veloces acontecimientos que barrieron con los gobiernos de Túnez y Egipto.

“No somos clarividentes”, alegó Mr. Clapper. “Detonantes específicos que indiquen cuándo y dónde la inestabilidad que se observa conducirá al colapso de un régimen no siempre puede ser conocido o predecible”. Entre las causas de la caída del presidente Mubarak, el director de la CIA resaltó las presiones por cambios que se han venido acumulando en la región; expectativas frustradas del pueblo; un enorme número de jóvenes, mucho de ellos educados pero sin trabajo y al rol dinámico de Internet, “algo al cual tenemos que ponerle más atención en el mundo de hoy”.

“Otro factor crucial - agregó Panetta – “es el papel de los militares. Se ha tenido la creencia de que los militares pueden controlar cualquier protesta en cualquier régimen. Pero a esa lealtad militar tenemos ahora que ponerle atención porque no siempre responden a lo que el dictador quiere o no quiere”.

Predicciones

Gente común tiende a creer que los servicios de inteligencia predicen eventos o pueden asegurar que algunos de estos nunca ocurrirán. Personas incluso más educadas tienden a ver a las sociedades como sistemas lineales en los cuales sus componentes son repetitivos, proporcionales, identificables en sus relaciones causa-efecto y en consecuencia susceptibles de predicción y manipulación. Como si los fenómenos sociales estuvieran sometidos a las leyes del movimiento de Newton.

Desafortunadamente nadie tenía la bola de cristal del general Mata Figueroa para que le advirtiera al presidente Rómulo Gallegos que su ministro de Defensa, Delgado Chalbaud, íntimo de su familia, encabezaría un golpe y lo reemplazaría. Tampoco Salvador Allende. Tres semanas antes del golpe había designado al general Augusto Pinochet, comandante en jefe de las fuerzas armadas. En medio del golpe Allende aún preguntaba dónde estaba su leal Augusto.

La pintoresca predicción del oficial es tan seria como si el sismólogo Francisco Garcés garantizara que no habría más terremotos en Venezuela. Sin embargo, la intención del general en jefe Mata, quien no luce tan menso como quiere hacer creer, no parece tener el tono de otras declaraciones que quieren recordarle al presidente Chávez que siguen en el maratón bolivariano de la obsecuencia. Tampoco es probable que el oficial pretendiera borrar la asociación que se ha hecho de la situación de Egipto y la de Venezuela. Aparentemente lo que intentó es anticiparse a una mala idea que por asociación le podía llegar al presidente Chávez.

Curiosamente, quien reemplaza en el poder al otrora héroe de las guerras de Egipto, Hosni Mubarak, es el mariscal Mohamed Houssein Tantawi, su ministro de Defensa, a quien… ¡ojo Carvajal! apodaban “el cachorro de Mubarak”.
Gene Sharp: manual para una revolución sin violencia
Ruaridh Arrow

Documentalista



El doctor Gene Sharp propone 198 técnicas para su estrategia de una revolución no violenta.
En una antigua casa en el este de Boston, un viejo algo encorvado examina unas raras orquídeas en su oficina. Un perro labrador está echado a sus pies entre montones de ensayos académicos.

Se trata de Gene Sharp, el hombre al que se le atribuye la autoría de la estrategia detrás del derrocamiento del gobierno egipcio.

Sharp es el experto en revoluciones no violentas más famoso del mundo. Su obra ha sido traducida a más de treinta idiomas, sus libros pasan de frontera en frontera, a escondidas de las policías secretas en todo el planeta.

Mientras Slobodan Milosevic en Serbia y Viktor Yanukovych en Ucrania caían ante la revolución de colores que barrió Europa Oriental, cada uno de los movimientos democráticos rendía homenaje al aporte de Sharp.

Éste, sin embargo, siguió siendo un desconocido para el público.

A pesar de estos triunfos y de una nominación para el Premio Nobel, en 2009, ha tenido que enfrentar de modo constante dificultades económicas y acusaciones de pertenecer a una organización de fachada de la CIA.

La Institución Alberto Einstein, instalada en el primer piso de su casa, sigue andando gracias a su empuje personal y su absolutamente devota directora ejecutiva, Jamila Raqib.

Descubriendo a Sharp

En 2009, comencé a filmar un documental sobre el impacto de la obra de Sharp, un viaje que me llevó desde el tranquilo tejado de su invernadero a través de cuatro continentes y, eventualmente, a la plaza Tahrir, donde dormí junto a los manifestantes que leían su obra a la luz de linternas y a la sombra de los tanques.

Su contribución al derrocamiento de Milosevic, en Serbia, en 2000, lo catapultó a toda Europa del Este, Sudamérica y Medio Oriente.Gene Sharp no es el Che Guevara, pero es posible que haya tenido más influencia que cualquier otro teórico político de su generación.

Su mensaje esencial es que el poder de las dictaduras proviene de la obediencia voluntaria del pueblo que gobiernan, y que si la gente puede desarrollar técnica para retener ese consentimiento, estos regímenes se derrumban.

Por décadas, la gente que vive bajo gobiernos autoritarios ha hecho peregrinaje hasta donde vive Gene Sharp en busca de consejo.

Sus textos han ayudado a millones de personas en todo el mundo a liberarse sin violencia. "En el momento en que uno opta por la lucha violenta, está decidiendo enfrentarse a un enemigo mejor armado, y hay que ser más inteligente que eso", insiste.

Armas disponibles

"La gente se queda sorprendida cuando llega aquí. Yo no les digo qué hacer. Tienen que aprender cómo funciona esta lucha no violenta, de modo que puedan llevarla adelante por sí mismos".

Para hacer esto, Sharp proporciona en sus libros una lista de 198 "armas no violentas", las que van desde el uso de colores y símbolos hasta funerales simulados y boycotts.

Diseñadas para ser el equivalente directo de las armas militares, éstas son técnicas extraídas de un estudio profundo del desafío a la tiranía a través de la historia.

"Estas armas no violentas son muy importantes porque le dan a la gente una alternativa. Si la gente no las tiene, si no se dan cuenta de su poder, volverán a caer en la violencia y la guerra una y otra vez".

Tras el "levantamiento verde" en Irán, en 2009, muchos de los manifestantes fueron acusados en sus juicios de utilizar más de cien de los 198 métodos de Sharp.

En llamas

Su trabajo más traducido y distribuido, De la Dictadura a la Democracia, fue escrito para el movimiento democrático birmano, en 1993, luego del encarcelamiento de Aung San Suu Kyi.

Gene Sharp es el experto en revoluciones no violentas más famoso del mundo. Su obra ha sido traducida a más de treinta idiomas, sus libros pasan de frontera en frontera, escondidos de las policías secretas, en todo el planeta.Dado que Sharp no era un especialista sobre ese país, escribió una guía para derrocar una dictadura que era totalmente genérica.

Sin embargo, de la debilidad de Sharp devino la fuerza de su libro, pues permitía una fácil traducción y una aplicación a cualquier país del mundo, sobrepasando cualquier frontera religiosa o cultural.

El libro prendió llamas figurativa y literalmente hablando.

Desde Birmania, las recomendaciones de boca en boca llegaron a Tailandia y hasta Indonesia , donde el libro fue utilizado contra la dictadura militar de ese país.

Su contribución al derrocamiento de Milosevic, en Serbia, en 2000, lo catapultó a toda Europa del Este, Sudamérica y Medio Oriente.

Cuando el libro llegó a Rusia, los servicios de inteligencia allanaron la imprenta y las librerías donde estaba en venta fueron misteriosamente consumidas por el fuego.

Los iraníes se preocuparon tanto que transmitieron una película de propaganda animada en la televisión estatal que mostraba a Gene Sharp complotando para derrocar al gobierno de Irán desde la Casa Blanca.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, utilizó su programa semanal para advertirle al país que Sharp era una amenaza a la seguridad nacional.

La conexión serbia
Después de las recientes acusaciones de manipulación de las elecciones en su país natal de Gabón, la supermodelo y activista Gloria Mika viajó a Boston para encontrarse con Sharp.


El libro de Sharp "De la dictadura a la democracia" examina la historia de la oposIción a la tiranía.
"Sentía que iba a reunirme con el hombre que más sabía de resistencia no violenta en el mundo", dice. "Era importante porque algunos gaboneses estaban hablando de la opción violenta. Decían que había que matar a ciertas personas, pero yo les dije que había una alternativa diferente".

Los serbios que habían utilizado sus libros como base teórica para sus actividades fundaron su propia organización llamada Centro para la No Violencia Aplicada (CANVAS) y junto con sus propios materiales han llevado a cabo talleres utilizando la obra de Sharp en decenas de otros países.

Cuando me reuní con Srdja Popovic, director de CANVAS, en Belgrado, en noviembre, confirmó que habían estado trabajando con los egipcios. "Éste es el poder de la obra de Sharp y su lucha no violenta. No importa si uno es negro, blanco, cristiano, homosexual o de alguna minoría oprimida: es utilizable. Si se estudia, cualquiera puede aplicarla", asegura Popovic.

Fotocopias en árabe
Para cuando llegué a la plaza Tahrir, el 2 de febrero, muchos de aquellos entrenados en las técnicas de Sharp estaban en prisión.

Otros estaban bajo estrecha vigilancia por parte de los servicios de inteligencia y los periodistas que los visitaban eran detenidos por horas por parte de la policía secreta.

Mi propio equipo de filmación me fue confiscado apenas aterricé.

Uno de los puntos principales que utilizamos fue la idea de Sharp de identificar los pilares de un régimen. Si pudiéramos construir una relación con el ejército, el pilar más importante de Moubarak, hacer que se ponga de nuestro lado, entonces, el gobierno llegará a su fin
Organizador de las manifestaciones en Egipto
Cuando ya pude reunirme con uno de los organizadores, éste se rehusó a hablar sobre Sharp ante las cámaras.

Temía que si se hacía clara una influencia estadounidense se desestabilizaría el movimiento, pero confirmó que su obra había sido distribuida ampliamente en árabe.

"Uno de los puntos principales que utilizamos fue la idea de Sharp de identificar los pilares de un régimen. Si pudiéramos construir una relación con el ejército, el pilar más importante de Moubarak, hacer que se ponga de nuestro lado, entonces, el gobierno llegará a su fin", me dijo.

Esa noche, mientras me preparaba para dormir en un rincón de la plaza Tahrir, algunos de los manifestantes vinieron a mostrarme algunos mensajes de texto que decían que venían del ejército.

Estos aseguraban que los militares no iban a disparar

"Los conocemos y sabemos que están de nuestro lado", me decían.

Uno de los manifestantes, Mahmoud, había recibido fotocopias que contenían los 198 métodos, pero no sabía de dónde venían. Con mucho orgullo describió cuántas de ellas habían sido utilizadas en Egipto, pero nunca había oído de Gene Sharp.

Cuando le señalé que estos métodos no violentos eran el trabajo de un académico estadounidense, protestó enérgicamente: "Ésta es una revolución egipcia", dijo. "Los estadounidenses no van a venir a decirnos qué hacer".

Y, por supuesto, Sharp estaría completamente de acuerdo.
Política
Viernes 18 de Febrero de 2011

TalCual

PROVEA

PETROCASAS: ¿SOLUCIÓN HABITACIONAL?


MARINO ALVARADO B.
Coordinador General de Provea

marino@derechos.org.ve


Una de las alternativas habitacionales ofrecidas por el gobierno es vivir es una petrocasa. Se afirma que tiene varias bondades: es de bajo costo, se arman en poco tiempo y son resistentes. Algunos de los hasta ahora pocos beneficiarios afirman que son bonitas y agradables.

Este tipo de casas tienen una particularidad: son de plástico muy duro y resistente, el policloruro de vinilo, mejor conocido por sus siglas PVC, en aleación con un metal pesado, el plomo. Por ser el petróleo uno de sus componentes se afirma que debemos aprovechar todo el potencial de la industria.

Sin embargo, existe otra visión sobre las petrocasas.

Hay denuncias en diversas partes del mundo señalando al PVC como un componente que causa daño al ambiente y a la salud, y al plomo como un agente cancerígeno. Afirman reconocidos ambientalistas que no es reciclable, que al deteriorarse va contaminando el entorno y lo más preocupante que produce efectos muy negativos a la salud.

Ciertamente muchos productos que usamos diariamente contienen PVC en mayor o menor cantidad y aparentemente no producen daño. Sin embargo, no es lo mismo tener contacto con material de esta naturaleza, como por ejemplo, cuando usamos vasos plásticos que vivir rodeado de esta sustancia. Es como si una persona viviera en un inmenso vaso plástico.

Lo razonable ante las dudas sobre los perjuicios que pudiese producir a la salud de las personas y al ambiente en el país, es que el gobierno venezolano explique a la población de manera ampliamente razonada si existe o no peligro. Sin embargo, tan sencilla labor no la realiza.

La organización Provea en el interés de dar respuesta a familias que tienen inquietud sobre si deben o no adquirir este tipo de viviendas, solicitó en julio de 2008 información sobre los estudios realizados al ministro de Energía. La respuesta nunca se obtuvo y el 10 de febrero de 2009 introdujo una demanda ante en Tribunal Supremo de Justicia. Dos años después se espera dicte una sentencia que obligue al ministro a dar respuesta.

Mientras tanto la incertidumbre crece.

Más allá de la duda sobre el componente químico, las petrocasas sí tienen un problema. No se adecuan a la cultura venezolana. Por ejemplo, en las familias de escasos recursos impera lo que se conoce como vivienda progresiva, donde mejoran y amplían sus viviendas.

Construyen hacia arriba y hacia los lados. Las petrocasas no lo permiten. Casa que se arma será así hoy y siempre salvo pequeños detalles.

Se suma a esto la política del Estado en cuanto a la ubicación de las petrocasas. Se tiene programado otorgar a comunidades indígenas irrespetando el mandato constitucional de la adecuación cultural. Y para completar ya empezaron a diseminarse este tipo de casas por la Sierra Nevada en Mérida contrastando totalmente con el paisaje y la cultura de los habitantes de la zona.

Bienvenidas las soluciones habitacionales, pero deben ofrecerse de tal manera que garanticen bienestar y respeten las costumbres y cultura de la población.


Marino Alvarado Betancourt

Celular 58-0424-272.09.87

OF: 58-212-862.10.11

Skipe: proveacoordinacion
twitter: @marinoalvarado



NO NOS CALLARÁN...POR EL DERECHO A EXIGIR DERECHOS
16 de febrero de 2011

Ecuador: El esquema Ponzi del Estado


por Gabriela Calderón de Burgos

Gabriela Calderón es editora de ElCato.org, investigadora del Cato Institute y columnista de El Universo (Ecuador).

Guayaquil, Ecuador— Cuando alguien —como Bernard Madoff— le paga retornos generosos a inversionistas anteriores con el dinero captado de nuevos inversionistas, se está conformando un fraude y, al descubrirse, esa persona puede esperar ser enjuiciada y enviada a la cárcel. En cambio, cuando el Estado hace exactamente lo mismo a través de los sistemas de reparto de seguridad social (IESS en nuestro país), nadie es enjuiciado ni enviado a la cárcel por eso. Además, no se reconoce el colapso del sistema ni se lo reforma sino que simplemente se aumenta la edad de jubilación y/o los impuestos, se reducen los beneficios o, en otras palabras, se incumplen las promesas.

A este tipo de operaciones se las conoce como esquemas Ponzi, en honor al italiano Carlo Ponzi, quien ejecutó uno de los fraudes más grandes de la historia hasta 1920.1 ¿De dónde habrá sacado la idea el Sr. Ponzi para tal esquema de negocios? Se podría decir que del canciller alemán Otto von Bismarck, quien creó el primer sistema de seguridad social estatal en 1889.2 La idea de Bismarck era captar dinero de los trabajadores actuales para financiar las pensiones de los jubilados. La intención era buena y se hizo en un momento en que la edad de jubilación era superior a la expectativa de vida por lo que muchos trabajadores financiaban la jubilación de un número muy pequeño de trabajadores.3

El esquema piramidal de Madoff generó retornos jugosos durante muchos años para mucha gente, pero cuando colapsó generó más de $50.000 millones en pérdidas.4

Los sistemas Ponzi de los estados también quiebran. Esto sucede cuando las poblaciones envejecen o cuando la seguridad social es utilizada como caja chica de los gobiernos de turno. Hoy Occidente se enfrenta a una inminente bancarrota fiscal. Por ejemplo, para 2008 EE.UU. tenía una deuda total de $100 billones en promesas realizadas a los estadounidenses en cuanto a seguridad social, seguro médico y medicinas.5

El problema fundamental es la desconexión entre lo que la gente quiere que el Estado le de (o lo que los políticos están dispuestos a prometer para ganar las elecciones) y lo que la gente está dispuesta a pagar en impuestos. Más temprano que tarde, los trabajadores empiezan a considerar la contribución al seguro social como otro impuesto ya que intuyen que su aporte nada tiene que ver con los beneficios que recibirá en su vejez.

Este sistema, inclusive cuando no genera pensiones paupérrimas para los ciudadanos de tercera edad, si le quita a la mayoría de los trabajadores la oportunidad de capitalizar sus ahorros y si está condenado a la quiebra. Muchas autoridades del IESS se jactan de la rentabilidad de las “inversiones” que han realizado, pero Madoff hacía lo mismo en tiempos buenos.

Deberíamos adoptar un sistema que reestablezca el nexo entre el esfuerzo individual durante una vida de trabajo y la pensión de jubilado. Un sistema que le permita a los trabajadores la libertad de decidir cuándo jubilarse y a quién confiarle la administración de sus ahorros. Es profundamente injusto que solo los trabajadores de ingresos más altos puedan contratar un fondo de inversión para su jubilación mientras que aquellos de ingresos más bajos continúen como clientes cautivos del monopolio estatal.

Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 16 de febrero de 2011.

Referencias:

1. “El ‘esquema Ponzi’, un viejo fraude piramidal”. La Nación (Argentina). 2 de febrero de 2011. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1081240-el-esquema-ponzi-un-viejo-fraude-piramidal

2. Piñera, José. “Seguridad social: Franklin vs. Bismarck”. ElCato.org. 15 de Julio de 2005. Disponible en: http://www.elcato.org/publicaciones/articulos/art-2005-07-15.html

3. Bauer Rodríguez, Federico. “Ponzi, Madoff y la previsión social”. El Periódico (Guatemala). 28 de octubre de 2010. Disponible en: http://www.elperiodico.com.gt/es/20101028/opinion/180598

4. “Madoff Confessed $50 billion Fraud Before FBI Arrest”. Bloomberg.com. 12 de diciembre de 2008. Disponible en: http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=newsarchive&sid=aYzclQY1HkVE
18/2/2011

El espejismo egipcio

Por Aníbal Romero


La tecnología de la información instantánea es un arma de doble filo: nos muestra imágenes de los eventos cuando ocurren pero no logra adivinar su significado. En el caso de Egipto los medios de comunicación occidentales, dominados por la “corrección política”, han articulado una narrativa romántica de la sublevación contra Mubarak, narrativa que tiene la virtud de reconfortar, pero la limitación de ignorar la evidencia.

Los resultados de encuestas realizadas en Egipto en tiempos recientes indican que las mayorías populares se inclinan hacia versiones radicales del islamismo. 85 por ciento considera que la influencia del Islam en política es positiva y dos tercios piensan que la vida mejorará si los clérigos juegan un papel central. La agenda que respaldan es extrema: 70 por ciento favorece que Irán adquiera armas nucleares y 80 por ciento que se descarten los acuerdos de paz con Israel.

Los egipcios quieren aplicar la ley islámica: 84 por ciento apoya la pena de muerte para los apóstatas, es decir, los que abandonan la religión islámica; 77 por ciento considera que a los ladrones hay que cortarles las manos y 54 por ciento solicita que hombres y mujeres sean segregados en el trabajo. 45 por ciento de las mujeres no saben leer.

La Hermandad Musulmana es el movimiento político-religioso mejor organizado del país y supera con creces a los partidos de corte secular. 64 por ciento ve de manera positiva a la Hermandad contra 16 por ciento con opiniones negativas. Las perspectivas sobre Estados Unidos son claramente desfavorables: 82 por ciento rechaza las políticas de Washington y 17 por ciento las respalda.

¿Ha cambiado esto durante las pasadas semanas? No lo creo. Las masas empobrecidas de Egipto quizás se han radicalizado aún más. Lo único claro es que los mismos que ayer crucificaron a Bush por deponer a un asesino en masa como Saddam Hussein, proponer la democratización del mundo árabe e instar a Mubarak a hacer una apertura política, que no llevó a cabo, ahora multiplican sin recato las quimeras acerca de la libertad en la región. Mubarak era un dictador, pero jamás alcanzó a Saddam en horror.

En Irak Bush puso en juego principios y soldados. Washington pretende ahora hacer lo mismo en todo el mundo árabe tan sólo con discursos, pues Estados Unidos perdió el ímpetu para las grandes empresas. Bamboleante e indeciso, en medio de notable incoherencia, Obama se enreda en una región que es un campo minado y donde los espejismos son trampas.

El desafío de la libertad en la civilización islámica exige un profundo cambio cultural. Sin separación entre lo religioso y lo secular la libertad es imposible, y un proceso semejante sólo puede provenir de un agudo desafío externo o una revolución interna.

Por un tiempo, pensé que Estados Unidos había dado inicio a esa transformación de fondo en Irak, al modo de Japón y Alemania después 1945. Pero el casi patológico odio hacia Bush y la llegada al poder de su confuso sucesor cancelaron el proyecto. Hoy, el cambio sólo puede surgir desde dentro.

Con las tendencias de opinión existentes, ¿es razonable pronosticar que la revolución egipcia inicia un camino democrático, o se trata más bien del primer paso hacia un régimen fundamentalista, adversario de Occidente y comprometido como el iraní a la liquidación de Israel? ¿Habrá salido un Faraón para que entre otro? ¿Qué es peor, un militar conservador como Mubarak o un nuevo Nasser?

La respuesta es incierta pues el interludio militar posterga enigmas. No es censurable soñar, pero los despertares abruptos dañan la salud.

jueves, 24 de febrero de 2011

Ciudad El Tigre, sábado 19 de febrero de 2011
Ronny Padrón.
Democracia Cristiana Hoy.

MUD: Ante tiranías, confrontación, cero conciliación.

Ello incluso trajinando la conocida vía electoral. Pero a nuestra dirigencia demócrata se le está ¨pasando la mano¨. Una cosa es acordar, incluso ante tiranías, en relación con puntuales temas, los indispensables a una convivencia nacional, siempre con base en la sensatez, otra bien distinta lo que viene haciendo la MUD.

El escenario de las interpelaciones ministeriales va permitiendo a la mayoría democrática nacional certificar, la concreción de uno de sus mayores temores, a saber: A la fecha, la presencia parlamentaria demócrata solo va sirviendo para mantener sin atenuantes lo que es la fachada democrática de una tiranía socialista.

Tal despropósito viene a lugar, por el simple hecho que la MUD confunde el formalismo democrático, de obligado cumplimiento para el socialismo en gobierno, ello en pro de la internacional aquiescencia, con la esencia tiránica del mismo, por lo cual es menester que la MUD asumiera de una buena vez el discurso que lo exponga como el totalitarismo que es.

En lugar de ello, nuestra dirigencia demócrata ejecuta el mismo guión de nuestro fracaso político en 12 años: conceden a la tiranía una democrática cualidad, algo de lo que carece. Ello se traduce en una diaria consolidación del régimen, ante la inexistencia simple de una alternativa política válida y eficiente con miras a una transición.

Ejemplo de lo anterior: el precitado mecanismo de las interpelaciones. Se evidencia la incapacidad de nuestros parlamentarios, como para exponer políticamente lo que es un hecho notorio: El socialismo es políticamente inviable. Muy por el contrario, siembran ahora una duda entre venezolanos incautos: ¿Será que a pesar de todo, no tenemos nada mejor?.

Ante una situación tan bochornosa, no debemos seguir siendo tolerantes frente a tan grave error. Basta de aceptar que nuestros parlamentarios, por las razones que fuere continúen como incapaces de por lo menos articular un discurso suficiente, que les permita sí colocar en su histórico lugar a este socialismo en gobierno; una insolvencia política que ciertamente coadyuva en la consolidación de esta tiranía, aún siendo esta minoría. Las tiranías siempre lo son.

No debemos guardar silencio ante el nuevo error político de la MUD, ahora de consecuencias posiblemente más graves. Es que entonces nos preguntamos ¿De qué nos va sirviendo a los venezolanos tener en el parlamento diputados que no pudiendo legislar ni controlar a la tiranía gobernante, resulten igualmente incapaces para imponer la superioridad moral y doctrinaria de las democracias, por sobre la indigencia discursiva del socialismo?

Muy lejos se halla nuestra MUD del digno ejemplo brindado hoy día por los jóvenes huelguistas que a lo largo del territorio exigen a la OEA se pronuncie sobre la clase de derechos humanos que rigen en Venezuela. Corresponde a la Mesa de la Unidad Democrática, constituirse en el órgano político capaz de potenciar una manifestación de tal importancia, sin embargo, luce más dedicada en cumplir con las pautas de formalidad democrática que le señala Hugo Chávez, a cambio de ¨permitirle¨ ejercer ¿¿funciones parlamentarias??.

No vaya a creerse la MUD, que la victoria electoral de aquel 26-S es de naturaleza perpetua. Los votantes demócratas, legítimos mandantes de tales parlamentarios, les exigimos entonces que accionen en consonancia con las actuales circunstancias de vivir bajo tiranía. Corrijan mejor ahora, y no cuando padezcamos el dolor de otra derrota a manos del socialismo. ORA y LABORA.
caballeropercival@hotmail.com

viernes, 18 de febrero de 2011

Ciudad El Tigre, sábado 12 de febrero de 2011
Ronny Padrón.

Democracia Cristiana Hoy.

Egipto también, ¿y nuestra MUD?: inter-pelando.

Ya lo hemos referido. No le exigimos a nuestra dirigencia política organizada en la MUD, el heroísmo de los demócratas árabes. Los más de 4OO asesinatos políticos, costo pagado por Túnez y Egipto a cambio de su muy reciente liberación, es un precio que la generalidad de nuestros líderes no alcanzan siquiera a comprender. Bastó con aquel 11 de abril para entender, que en Venezuela solo el pueblo demócrata, considerado en estricto sensu, es capaz de ofrendar su vida a cambio de la libertad.

Aclarada la hipótesis, pasemos a las exigencias posibles. Cómo podemos aceptar que en el recientemente iniciado ciclo de interpelaciones a los ministros de esta tiranía, nuestros diputados resultaran incapaces siquiera de hacer mella en el discurso siempre farsante de la doctrina socialista.

No se atreven nuestros parlamentarios a atacar con la firmeza requerida la raíz del problema hoy en gobierno: El propio Socialismo. Porque lo hemos alertado, la generalidad de nuestra dirigencia demócrata, padece cuando menos de un grave filo-socialismo, el mismo que le impide refutar con eficiencia ese discurso colectivista, tan eficaz históricamente engañando incautos como mediocre es para gobernar.

No podemos concebir que estos 12 años de caos resulten insuficientes para que nuestra propia dirigencia se decida a concretar en la praxis lo que Europa y el resto de nuestra América logró ya desde hace mucho: ganarle al socialismo la más importante de las batallas políticas, la batalla de las ideas. Mientras en Venezuela perviva el falso discurso de la redención colectiva, los Hugo Chávez se hallarán siempre a la vuelta de una esquina, pues al tiempo siempre se topan con alguien que les creerá.

Vemos en tal sentido, como en razón de las precitadas interpelaciones, no se intentó evidenciar siquiera la inviabilidad socialista, más allá de las publicitadas críticas ante ¨otro¨ pésimo gobierno venezolano. Será tan difícil comprender, que diatribas tan ¨constructivas¨ dan pie para que nuestro pueblo mantenga esperanza en la muy socialista farsa.

Al tiempo presente, cuando el porqué de la prosperidad de los pueblos es tan conocida como el porqué de la necesidad de comer, permitir que el socialismo en gobierno se siga haciendo pasar por otra mala administración, en vez de hacerle ocupar el puesto correspondiente a un símbolo de destrucción, es de una inopia procaz.

¿Cuando algún socialismo en gobierno ha resultado exitoso en su gestión administrativa y menos aún en su gestión de la economía? ¿Es que alguno podrá serlo manteniendo su postulado de colectivizar a los medios de producción? Mientras el mundo desarrollado se debate por reducir aún más la gestión del Estado, hasta solo un mínimo indispensable, en Venezuela nuestros diputados se sienten impedidos de proclamar, que mientras empresas mercantiles como PDVSA y la CVG continúen gerenciadas por el Estado, representaran siempre un modelo a la ineficiencia y la corrupción, vicios estos que siempre pagamos sus propietarios, nosotros los venezolanos.

Entiendo también que de momento, no merecemos un mejor liderazgo, el actual es fiel reflejo de nuestra realidad como sociedad, pero igualmente comprendo que es nuestro humano derecho el trabajar día a día por alcanzar un futuro mejor. ORA y LABORA.
caballeropercival@hotmail.com

domingo, 13 de febrero de 2011

Por: Andrés Oppenheimer.

El desafío peruano

Durante una visita a Perú hace unos meses, varias personas me dijeron que el país estaba en buen camino y que --a diferencia de lo que ocurre en otros países-- las próximas elecciones no serán ganadas por un candidato populista, sino por un político de centro-derecha. Al principio, tuve mis dudas, pero todo parece indicar que así será.

Esta semana, el presidente peruano Alan García dijo públicamente lo que yo había escuchado en conversaciones de sobremesa en Lima: que a diferencia de lo ocurrido en las últimas elecciones, cuando el candidato respaldado por Venezuela Ollanta Humala estuvo cerca de ganar la presidencia, esta vez no hay ningún candidato populista entre los favoritos para ganar las elecciones del 10 de abril.

``Se acabo el peligro", dijo García, refiriéndose a la posibilidad de que la apertura económica de Perú, que ya lleva 20 años, pudiera ser revertida. ``Cualquiera de los que aparentemente tienen ventaja podrá y deberá mantener lo sustantivo del modelo exportador, descentralista, democrático y de inversión en nuestro país''.

Todas las encuestas coinciden en que más del 80 por ciento de los peruanos apoyan un ``modelo de desarrollo modernizador, democrático y globalizado'', dijo García.

En efecto, las últimas encuestas revelan que el ex presidente Alejandro Toledo es el favorito, con alrededor del 30 por ciento de la intención de voto, seguido por Keiko Fujimori, la hija del ex presidente Alberto Fujimori, y el ex alcalde de Lima Luis Castañeda, con una intención del voto de alrededor del 20 por ciento cada uno. Los tres son políticos de centro-derecha.

Humala ha quedado en un distante cuarto puesto en las encuestas, con alrededor del 11 por ciento de la intención del voto. Y lo que es más significativo aún, Humala ha tenido que suavizar considerablemente su discurso desde las últimas elecciones.

¿Por qué los peruanos respaldan a candidatos de centro-derecha? En gran medida se debe a 20 años de estabilidad económica y creciente inserción en la economía global que han dado resultados, sacando a un significativo número de peruanos de la pobreza.

Ahora hay una masa crítica de votantes de clase media que se han beneficiado de las dos décadas de apertura económica, y que apuestan a la continuidad. La economía de Perú creció un 8.8 por ciento en el 2010, y tuvo una inflación inferior al 2 por ciento.

Según las estimaciones del Banco Mundial, los índices de pobreza de Perú han disminuido del 54 por ciento al 35 por ciento de la población en la última década. Y García pronosticó que el índice de pobreza disminuirá al 28 por ciento para fin de año.

La actual campaña presidencial en Perú no gira en torno a qué modelo económico debería adoptarse en el país, sino en torno a cómo perfeccionar el modelo actual. No resulta sorprendente que el eslogan de Toledo --que aparece en carteles por todo el país-- sea: ``Con Toledo, al Perú no lo para nadie''.
Editorial Revista Sic 731. Enero-febrero 2011

El proyecto de la ley orgánica de las comunas es la plasmación más radical del socialismo del siglo XXI. En sustancia es la reposición de lo sometido a referéndum en 2008, que fue rechazado por votación secreta y universal. Es tal su anacronismo que nos es difícil situarnos ante él como una propuesta firme y seria de unos compatriotas nuestros.

Cuatro elementos nos parecen especialmente reveladores de ese tono de irrealidad: el primero es la base territorial, que va unida al pregonado carácter endógeno; el segundo es la pretensión de democracia directa; el tercero, el carácter plebiscitario, con la ausencia de votación secreta y universal, menos para la elección de los jueces comunales; el cuarto, el contenido socialista, entendido como la prevalencia de lo social sobre lo individual, contraviniendo no sólo lo que enseña la historia y la antropología sino nuestra propia idiosincrasia.

Localismo

La comuna es el segundo estadio en el diseño organizativo, después del consejo comunal y antes de la ciudad comunal y la federación comunal. La pretensión es constituir un Estado socialista como agregación articulada de territorios.

No entendemos cómo puede ser posible esta propuesta en una época de mundialización, posibilitada por la presencia virtual de todos, que entraña entablar proyectos mancomunados a nivel mundial. Cuando todo el mundo está ligado, puede pensarse y según nuestra apreciación debe proponerse una alternativa a la globalización actual, pero no es posible y ni siquiera pensable una alternativa a la globalización basada en el desarrollo endógeno.

Nada de lo que ha llevado a cabo este Gobierno es pensable sin la ligazón estructural de Venezuela a la cadena productiva mundial mediante el petróleo y sus derivados. Debemos optimizar el valor agregado de nuestros productos, la petroquímica y las industrias básicas; pero lo que carece de sentido es empezar desde cada rincón del país e ir expandiendo la organicidad. El potencial de cada rincón depende de su imbricación con las grandes ciudades e incluso con el mundo, no del ensamblaje del rincón con otras zonas adyacentes.

El autogobierno de los menos desarrollados no contribuye a su desarrollo. Éste sólo se alcanza por la presencia de las instituciones burocráticas nacionales, con ventaja comparativa sobre los centros desarrollados: por ejemplo, centros de salud y educación mejor dotados que los de las ciudades y profesionales mejor pagados y, al menos, tan bien cualificados como los mejores de la ciudad.

Partir de unidades endógenas con instituciones propias, hasta banco y moneda propios, es retroceder milenios. Es desconocer la división del trabajo que nos enlaza a todos y exige de altísimas especializaciones, que no posee un ciudadano medio de la periferia ni puede llegar a poseer.

El proyecto comunal es ruralizante. En una gran ciudad el lugar donde se reside no tiene relevancia. El ciudadano se caracteriza por su ubicuidad, por su fluencia. Va adonde puede satisfacer mejor sus posibilidades y sus deseos, donde puede realizarse como ser humano y contribuir a la sociedad según sus capacidades y su horizonte vital. Ligar a la gente a un territorio va en contra tanto de la dinámica mundial como, de manera muy específica, de la movilidad que nos ha caracterizado como país.

Pretensión de democracia directa

La apuesta por la democracia directa está en consonancia con la apuesta anterior: ella tiene sentido únicamente cuando no hay división de trabajo ni complejidad social, cuando las personas son homogéneas y se conocen de toda la vida. En todo otro caso no hay más camino que la democracia representativa con participación en los niveles primarios, pero sin que esa participación relegue a la representación.

En efecto, en el siglo XXI el componente técnico es elevadísimo y concomitantemente la necesidad de especialización, tanto de los individuos como de empresas. El valor insustituible del Estado desde lo municipal a lo nacional está ligado al establecimiento y mantenimiento de estándares de infraestructura y de servicios a la altura del tiempo. Esto es lo básico.

Lo que hoy está completamente descuidado, por lo que el país se está cayendo a pedazos. Lo político partidista se debería ligar únicamente a la capacidad de coordinar y maximizar a la burocracia técnica y a algunos énfasis propuestos, por ejemplo, estímulos directos e indirectos a las empresas (en el caso de una política desarrollista) o estímulo al empleo o énfasis en la capacitación popular con una discriminación positiva para acercarse a una efectiva igualdad de oportunidades (en una democracia de contenido social).

En este horizonte tan complejo no es posible que cada ciudadano pueda opinar sobre todos los temas, requisito imprescindible para una democracia directa. Bastante es que esté en capacidad para distinguir las consecuencias de los diversos proyectos para votar con conocimiento de causa a sus representantes y que pueda controlar de algún modo concreto la calidad de su realización, aquí, sí, participativamente.

Demagogia

Pero es que además la democracia directa sólo puede darse cuando haya una igualdad básica entre todos los ciudadanos. Si existe algún grupo de presión, por ejemplo, porque controla la maquinaria del Estado y por tanto la asignación de recursos, o incluso meramente porque están organizados y obran de consuno, en tanto los demás lo hacen aisladamente, la democracia se degrada a demagogia y sólo se da la imposición del grupo de presión. Es el problema de la democracia asamblearia: es casi imposible que sea auténtica democracia. Y la ley contempla únicamente (ya mencionamos la excepción de la elección de los jueces) este modo de votar para todas las elecciones y aprobaciones de gestiones.

Todavía se esfuma más la pretensión democrática porque la ley establece que la asamblea es válida cuando está representado 15% de los potenciales electores. Como las decisiones se toman por mayoría simple, 9% puede decidir legalmente, ya que no legítimamente por todos.

Como los elegibles tienen que tener ética y formación socialista, se excluye a la mayoría que no se siente identificada con esa ideología, con lo que la representación es muchísimo menor aún.

Como la mayoría de las elecciones son de tercer o cuarto grado y como además dependen de la aceptación del Poder Popular, que, a pesar de su nombre encubridor, no es el del pueblo sino el del Estado, no cabe más elección que entre los colaboradores del Estado, con lo que el carácter de sujeto del pueblo queda o negado, en la mayoría de los casos o en los identificados con el socialismo a la cubana que postula en gobierno, seriamente mediatizado y disminuido. En estas condiciones no se ve qué contenido analítico tiene la proclamada democracia.

Lo que sí resulta muy claro es el control absoluto del Estado sobre todo el proceso y la organización resultante.
Domingo Alberto Rangel


HACIA UN plan serio de desarrollo agrícola

Los récords de importación en el campo por desgracia, no parecen ser accidentales ni fortuitos. El país no dependerá por uno o varios años de las importaciones para satisfacer su demanda de alimentos y materias primas agrícolas. No estamos frente a un colapso repentino y fugaz de la producción agropecuaria que pasados dos o tres años, al tornar las cosas sobre su sendero regular, restablecerá una producción suficiente para atender el mercado interno.

La desaparición de la agricultura y de la ganadería es la culminación desgraciada de un proceso iniciado por los menos diez años atrás. Para 1998, cuando la banda presidencial pasó del doctor Caldera al comandante Chávez, las importaciones eran minoritarias todavía en la jerarquía abastecedora. Los diez años del régimen militar que se extienden de 1999 a 2009, testimonian una caída paulatina de la producción interna que pone las importaciones en más del 90%.


Los episodios pertinaces que van sucediéndose año tras año, evidencian siempre una tendencia de fondo hacia la quiebra si son negativos o hacia el auto-abastecimiento si son positivos. La caída gradual persistente de la producción agrícola y el auge de las importaciones en la década más reciente, nos sugiere una bancarrota ya definitiva de la agricultura.

Otros signos concurren a certificar la desaparición de la agricultura y de la ganadería en la faz del país. Las fincas expropiadas, más de dos mil según fuentes periodísticas, han pasado a esa reserva de terrenos donde ya no se siembra nada y entonces sólo son utilizadas para la parranda semanal de la burocracia de cada Estado. El jefe de la Guarnición Militar, el jefe del comando de la Guarida Nacional, los jefes de los partidos oficialistas se reúnen los sábados en los latifundios expropiados a jugar bolas criollas, a paladear el líquido que elaboran los obreros de Lorenzo Mendoza y a beber scotch de 18 años.


Las expropiaciones decretadas por el Gobierno tienen todas las características que distinguen a estos actos en los regímenes fascistas. Hay una diferencia tajante, neta y abrupta que diferencia las expropiaciones acordadas por un régimen socialista y aquellas que decreta un régimen fascista. Las que decreta un régimen socialista se acuerdan como culminación de un proceso de masas en que los trabajadores, enfrentados a los dueños de la tierra, reclaman, hacen inevitable o plantean la expropiación de predio.

Si el conflicto no se plantea con los trabajadores a propósito de una discusión del contrato de trabajo, deriva entonces a un diferendo sobre el uso más racional de la tierra, siempre media un conflicto colectivo el cual, como el rey romano que cortó el nudo gordiano, la potencia del Estado corta de un tajo el nudo que paraliza al fundo. Los regímenes fascistas por el contrario, toman y expropian tierras de vocación agrícola sin que haya un conflicto planteado. Y una vez expropiado un predio lo asignan a productores organizados lo cual sólo provoca una especie de rotación entre entes privados de la propiedad de la tierra. No hay progreso social alguno.


Tal vez estemos soñando. Aquí nadie tiene interés en las tierras para ponerlas a producir. Las fincas interesan en la Venezuela de hoy para fines de veraneo o de parranda, para centros vacacionales o para clubs campestres, las tierras agrícolas del país están ahora un poco al Occidente de los campesinos de Colombia que siembran las cosechas que luego venderán en nuestro país. Es rarísima una adquisición de tierras para sembrar o producir, diciéndolo en lenguaje más lato.


Tenemos que pensar con seriedad cual es la agricultura compatible con el tipo de sociedad que tenemos. Situarnos sobre la realidad estricta y precia. No deberíamos seguir despilfarrando capitales en préstamos destinados a unos señores o a unas empresas cooperativas o empresas mixtas que reciben una cantidad de dinero, siembran unas hectáreas para impresionar y abandonan luego la finca, devolviendo al Estado las tierras y llevándose en las uñas unos cuantos millones de bolívares.


Aquí se saben ya las tres preguntas clásicas sobre los sistemas de producción. ¿Qué producir, cómo producir y cuando producir. Aquí habría que producir en el campo sólo productos de huerta en principio. Las hortalizas y legumbres que requieran las ciudades producirlas en lo posible en la periferia de las mismas urbes. Y algunas cosechas de cereales como maíz y arroz, producirlas en los centros ya probados tales como Calabozo, Acarigua, Guanare, Valle de la Pascua y Altagracia de Orituco. La ganadería reservarla al sur del Lago de Maracaibo y algunas zonas de los Llanos Orientales. Sería a grosso modo la distribución, en principio, de las zonas agrícolas.

Y decretar, fuera de los artículos protegidos la más amplia libertad de importación. Las cuotas, las contingencias, etc., sólo han servido para enriquecer moscas de aprovechadores. Lo peor con esas roscas es que no aprovechan siquiera a la acumulación del capital nacional porque los aprovechadores, según se presume, cambian sus ganancias en moneda por dólares de los Estados Unidos y consignan sus haberes en los bancos del Caribe o de Suiza donde las cuentas numeradas son una garantía inexpugnable.
10/02/2011 - Fernando Parrilla. INSTITUTO JUAN DE MARIANA.
¿Cómo conseguir el acceso universal a la salud?

Ana Grabiela Rojas publica un interesante reportaje en El País sobre un hospital privado 'low cost', situado en la India, donde se opera a cientos de personas de patologías del corazón por apenas 1.400 euros o, en muchos casos, de forma gratuita.

Tal como se explica en el reportaje, su secreto es sencillo: utilizar la economía de escala para abaratar los costes al máximo. O dicho de otra manera: aprovechando la gran cantidad de pacientes a los que operan (30 al día venidos de todos los rincones de la India e incluso de otros países de Asia y África), pueden permitirse tener personal muy especializado que cobra por jornada de trabajo, y no por operación.

Gracias a ello, muchas personas, para las que un coste más alto no permitiría acceder a este tipo de intervenciones, pueden mejorar e incluso salvar su vida. Todo ello sin renunciar a unos suculentos beneficios que permiten al hospital mejorar la calidad del servicio y planear expandirse con nuevos hospitales en la India.

Pese a ser un negocio privado que da beneficios, Devi Shetty (fundador del hospital) hace un declaración bastante curiosa: "El cuidado de la salud debe ser separado de la posición económica, es una cosa de dignidad. El acceso universal a la salud debería ser el objetivo de toda la civilización".

Y digo que es curiosa porque mucha gente piensa que tan noble declaración solo podría ser pronunciada por un defensor de un sistema público de sanidad, donde el beneficio esté supeditado al bienestar del paciente y el coste sea soportado por la sociedad.

Que la pronuncie el fundador de un hospital privado diseñado para abaratar costes y dar beneficios debe ser desconcertante para quien piense así, pero no tienen nada más que razonar durante unos minutos para salir de su desconcierto.

Y es que, por mucho que nos parezca mal, la sanidad tiene un coste; los médicos, las enfermeras y demás personal necesario para dar servicio tienen que cobrar un sueldo; hay que pagar a los proveedores de los materiales que se utilizan, la energía que se consume y los medicamentos que se dispensan.

Todos estos recursos son escasos, por lo tanto, tienen un valor que ha de ser satisfecho para poder hacerse con ellos.

El Estado puede asumir el coste de todos estos recursos siempre y cuando se pueda gravar a los ciudadanos con los suficientes impuestos como para sufragarlos, pero el problema de esta práctica es que se desincentiva la reducción de costes, ya que el usuario pierde la opción de comparar precios al haber un único proveedor del servicio (al que ya ha pagado por la fuerza). Asimismo, se ralentiza la innovación, ya que los cambios en cualquier administración centralizada son difíciles de realizar. Aun así, si la sociedad es lo suficientemente rica como para soportar estos inconvenientes, el sistema universal público puede sobrevivir durante cierto tiempo.

En cambio, en países como la India no se pueden permitir despilfarrar el dinero de sus ciudadanos en este tipo de sistemas, simplemente porque no tienen el dinero necesario para mantenerlo. Por lo tanto, cualquier persona sensata que quiera extender la sanidad a capas deprimidas de la sociedad tiene un único camino: abaratar los costes de tal manera que sea accesible a la mayor parte de la población (que los pacientes puedan pagar el tratamiento y que la sociedad pueda asumir pagárselo a los que no tienen recursos para ello).

Al fin y al cabo, ese es el camino que ha recorrido la humanidad para abastecerse de productos y servicios que hace apenas cien años estaban reservados a reyes; si podemos tener aire acondicionado en casa o viajar a casi cualquier punto del planeta, no es porque el Estado lo garantice con sistemas públicos, sino porque emprendedores como Devi Shetty han conseguido bajar el coste de estos servicios hasta tal punto que una mayoría de ciudadanos se los puede permitir.

Por lo tanto, para que la sanidad sea universal, dejemos que el mercado actué haciendo que los costes bajen. Un sistema digno es el que salva al mayor número de personas posible, no el que condena a la mayoría en nombre de la política.
7 de febrero de 2011

Por qué nadie protesta en La Habana


por Mary Anastasia O'Grady

Mary Anastasia O’Grady es editora de la columna de las Américas del Wall Street Journal.

Los acontecimientos de los últimos 10 días de Egipto me hicieron acordar de Cuba. ¿Por qué una rebelión similar contra cinco décadas de represión sigue pareciendo un sueño lejano? Parte de la respuesta es la relación entre los hermanos Castro, Fidel y Raúl, y los generales. El resto se explica por el modelo significativamente más represivo del régimen de la isla. En el arte de las dictaduras, Hosni Mubarak no les llega ni al talón a los Castro.

Que tantos egipcios hayan levantado sus voces en la plaza Tahrir es un testimonio del anhelo universal por la libertad. Pero es un error ignorar el rol clave que juegan los militares. Apostaría a que cuando se escriba la historia del levantamiento, sabremos que los altos mandos de las fuerzas armadas no aprobaban el plan del presidente de designar a su hijo como candidato en la próxima elección.


Castro compró la lealtad de la policía secreta y las fuerzas armadas al cederles el control de los tres sectores más rentables de la economía: las ventas minoristas, el turismo y los servicios. Los militares cubanos reciben cientos de millones de dólares al año. Si el sistema colapsa, también lo hacen esos ingresos. Los militares egipcios también son propietarios de empresas, claro está, pero no dependen de una economía enteramente en manos del Estado. Y como beneficiario de una significativa ayuda y capacitación de EE.UU. durante muchos años, las fuerzas armadas egipcias han cultivado una cultura de profesionalismo y de compromiso con el país por encima de cualquier individuo.

En Cuba no hay partidos políticos de oposición ni medios de comunicación que no pertenezcan al gobierno: brigadas de respuesta rápida aseguran que se acate la línea del partido. No se puede viajar fuera del país sin la autorización del gobierno. Los disidentes pacíficos con capacidad de liderazgo que no se quiebran son exiliados o asesinados.

La diferencia más impactante entre Cuba y Egipto es el acceso a Internet. En un informe elaborado por Freedom House en marzo de 2009 sobre Internet y la censura a los medios digitales en todo el mundo, Egipto ocupó el puesto 45 (de un total de 100 países), un poco por debajo de Turquía, pero por encima de Rusia. A Cuba le correspondió el lugar 90, con una censura mayor a la de Irán, China y Túnez. Mientras tanto, el servicio de telefonía celular en Cuba es demasiado caro para la mayoría de la población.

Sin embargo, la tecnología de alguna manera se filtra en Cuba. Cuando Fidel acabó con la vida del prisionero de conciencia Pedro Boitel en 1972 al negarle agua durante una huelga de hambre, el mundo apenas lo notó. En contraste, las noticias sobre la muerte a manos del régimen del prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo en 2010 llegó a Internet casi inmediatamente y fue objeto de una condena mundial. La dictadura militar no pudo contener la publicidad negativa.

De manera similar, cuando las Damas de Blanco, un grupo de esposas, hermanas y madres de prisioneros políticos, fueron atacadas por la policía el año pasado cuando caminaban pacíficamente por La Habana, las imágenes fueron capturadas por teléfonos celulares e inmediatamente aparecieron en la red. Fue otro desastre de relaciones públicas para los hermanos Castro y sus amigos como el presidente mexicano Felipe Calderón y el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

La presión internacional inducida por la tecnología está haciendo que el régimen se muestre más renuente a aplastar a sus críticos con los métodos tradicionales. En una entrevista del 27 de enero con el diario argentino Ámbito Financiero, la internacionalmente reconocida bloguera Yoani Sánchez dijo que el "estilo" de la represión del gobierno ha pasado de los arrestos agresivos y las largas condenas a los intentos focalizados de difamación y aislamiento. Agregó que la policía uniformada "fue distanciándose del tema político, no por órdenes de arriba, sino porque no quieren quedar asociados con la represión". Ahora, aseveró, la intimidación y los arrestos arbitrarios son realizados fundamentalmente por la policía secreta con indumentaria civil.

Un poco más de espacio ha envalentonado a la población. Sánchez manifestó en la entrevista que es "optimista respecto del proceso lento e irreversible en el interior de los cubanos, en el que la crítica ciudadana irá en aumento, habrá menos miedo, sentirán que la máscara es cada vez más innecesaria y que ya no se traduce en privilegios y subsidios".

La semana pasada se filtró en Internet un video de un seminario militar cubano respecto a cómo combatir la tecnología. Las imágenes muestran la preocupación de la dictadura con la web. El instructor advierte sobre los peligros que representan los jóvenes con un discurso atractivo que comparten información a través de la tecnología y que intentan organizarse. El "chat" en tiempo real, Twitter y la aparición de jóvenes líderes en el ciberespacio —llamado un "campo de batalla permanente"— son peligros descritos durante la charla de una hora de duración. El instructor también comparte sus preocupaciones respecto a los programas del gobierno de EE.UU. que intentan aumentar el acceso a Internet al margen de los canales oficiales en la isla.

El viernes, el régimen brindó una nueva muestra de su paranoia al acusar de espionaje a Alan Gross, el contratista de la Agencia para el Desarrollo Internacional de EE.UU. Gross ha estado en la cárcel durante 14 meses por dar a los judíos cubanos equipos de computadoras para que se puedan conectar con la diáspora judía.

A pesar de un acceso muy limitado, los cubanos ya están recurriendo a Internet para compartir lo que hasta ahora habían mantenido en su cabeza: pensamientos contrarrevolucionarios. Si se extienden, incluso los bien alimentados militares no podrán salvar al régimen. Por ahora, sin embargo, los cubanos solamente pueden soñar con la libertad que los egipcios disfrutan mientras dan a conocer su descontento.

Este artículo fue publicado originalmente en The Wall Street Journal (EE.UU.) el 7 de febrero de 2011.


Este artículo ha sido reproducido con el permiso del Wall Street Journal © 2011
Dow Jones & Company, Inc.
Todos los derechos reservados.

jueves, 10 de febrero de 2011

Ciudad El Tigre, febrero de 2011
Ronny Padrón.
Democracia Cristiana Hoy.

¿Resistencia, coexistencia o simple colaboración?

En los actuales momentos, visto su accionar, la Mesa de la Unidad Democrática, único vocero legítimo a la fecha de las fuerzas demócratas en Venezuela, se debate en torno a lo que deberá ser en lo adelante su postura, como órgano de concertación frente a la tiranía socialista de Hugo Chávez.

Como es lógico y natural, hacen vida en su seno, sectores que abogan por un apoyo más comprometido con luchas como la librada actualmente por los patriotas Biagio Pillieri y Alejandro Peña Esclusa, sometidos a procesos judiciales bajo la égida del socialismo gobernante, sin posibilidad alguna de juicio conforme a derecho, salvo que fueren capaces de inspirar una protesta popular, lo bastante para imponerle al régimen gobernante un cumplimiento cabal de su función jurisdiccional.

Pillieri, recién electo diputado nacional por el Estado Yaracuy, víctima de un ¨tercer¨ juicio penal, cuando los dos anteriores le declaraban inocente, decidió encadenarse al balcón de su residencia, antes que continuar participando del ¨circo judicial¨ al que nos tiene acostumbrados el socialismo en gobierno, proclamando entonces su derecho a la "…resistencia cívica, pacífica, democrática, pero firme", derecho éste que como bien lo afirma, está consagrado no solo en nuestra Carta Magna sino además en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Similar realidad, pero en distinto contexto es la que vive desde hace más de 6 meses, el ingeniero Alejandro Peña Esclusa. Igualmente prisionero político, a contracorriente del vigente ordenamiento jurídico penal, se le pretende juzgar maliciosamente bajo el único fundamento de un acta policial, cuyo contenido refiere a un testigo sin declaración en el respectivo expediente judicial. Desde hace unos cuantos días, decidió también resistir conforme a la Constitución, específicamente lo preceptuado en su artículo 333: ¨Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella¨; ello aún estando en prisión. Sostienen ambos, la necesidad de restaurar la constitucionalidad democrática resistiendo en la praxis ante la arbitrariedad de un Estado socialista que hoy los hace sus víctimas.

Pero a diferencia de los tantos procesos judiciales, violatorios a la Carta Magna y a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, bajo el socialismo en gobierno, en esta ocasión las víctimas son dos dirigentes políticos que sí han sabido asumir el rol que les corresponde en esta etapa de la historia, negándose a todo riesgo y evento, a cohonestar el mantenimiento de una fachada democrática, activo político de gran valía para toda tiranía en este siglo XXI, y optaron en su lugar por darle la preeminencia a la resistencia democrática activa.

Por otro lado, un sector de la MUD, aún mayoritario en su escala dirigencial, continúa imponiendo la tesis de una ¨coexistencia pacífica¨ ante un régimen político que entienden es inconstitucional, sin embargo, valiéndose de la precitada necesidad por una democrática fachada, lo toleran, en la medida que les permita desarrollar una ruta electoral como vía única para la referida restauración constitucional. Con el agravante, que tal tolerancia implica en la praxis, la connivencia política con absolutamente todos los ilícitos, crímenes y atropellos de la tiranía, siempre que no les impidan la tan publicitada vía electoral.

Ambas tendencias, tan escuetamente perfiladas acá, fundamentan sus muy particulares posturas bajo argumentos de un calibre político indudable, sin embargo, está visto que solo el éxito de alcanzar el retorno a la constitucionalidad, determinará la pertinencia de uno u otro camino. Mientras ello acontece, ninguna podrá librarse de esa natural sospecha de favorecer al colaboracionismo, haciendo la salvedad que quienes resisten activamente, incluso desde prisión, nunca podrán hacerlo entre ¨pautas comerciales¨ ni gozando de vacación. ORA y LABORA.
caballeropercival@hotmail.com

domingo, 6 de febrero de 2011

¿QUÉ HEMOS APRENDIDO?
Aníbal Romero
(El Nacional)

Caracas, 02.02.2011

El actual curso histórico de Venezuela puede interpretarse desde diversas perspectivas. De un lado, la revolución podría ser vista como el punto culminante del populismo sustentado en el petróleo. Es evidente que ciertas hondas y torcidas tendencias de la historia venezolana estos pasados ochenta años, que han transformado al país en lo que Rómulo Betancourt denominó “una factoría petrolera”, no han hecho sino profundizarse bajo el socialismo del siglo XXI.

De otro lado, el proceso presente puede verse como un rumbo de ruina nacional, debido a su impacto en la conversión de millones de venezolanos adicionales en dependientes menesterosos del Estado petrolero.

Otro ángulo interpretativo, que no excluye el resto pero les añade interrogantes, enfocaría el camino que ahora sigue el país bajo la lupa del aprendizaje político. Siguiendo a Karl Deutsch, tal aprendizaje puede ser creativo o patológico. En el primer caso, una sociedad sometida a severos desafíos cambia las prácticas que la llevaron al fracaso y modifica su ruta en dirección positiva. Ejemplos de ello serían Alemania y Japón luego de la Segunda Guerra Mundial y China después de las reformas capitalistas.

El aprendizaje patológico, al contrario, conduce a la radicalización de los errores que en primer término empujaron al fracaso, agravándolos en lugar de enmendarlos. El despotismo ruso lo ilustra con claridad.


La Venezuela revolucionaria constituye, me parece, un ejemplo de aprendizaje patológico, pues en vez de significar un cambio en la línea esencial de evolución económica del país, se muestra más bien como un movimiento suicida hacia la profundización de nuestra dependencia del petróleo, cuyo peso, sumado al delirio marxista, asfixia las demás actividades productivas,radicalizando la ya aguda vulnerabilidad de una sociedad que importa de otros sitios todo lo que consume.


Sin embargo, hay que admitir que la prédica persistente del Presidente de la República a favor de su sueño socialista ha tenido resultados. Como señala el politólogo John Magdaleno, Hugo Chávez “ha movido el centro político venezolano hacia la izquierda”. A pesar de la ruina que suscita el socialismo del siglo XXI, la oposición democrática no sólo se ha mostrado incapaz de combatirlo en el plano de las ideas, sino que pretende competir en igual terreno, tarea tan estéril como dañina.


Ante la ofensiva ideológica de la revolución no pocos dirigentes de oposición se proclaman “de izquierda”, de “izquierda moderada” o “socialistas democráticos”. No contentos con ello algunos sostienen que son “los verdaderos socialistas”, sin percatarse de que no solamente le hacen así parte del trabajo a Hugo Chávez, sino que de paso ponen de manifiesto la victoria del caudillo en el plano de las ideas.


Lo único positivo que podría surgir del delirio marxista en Venezuela sería una crucial derrota de la mentalidad socialista, con base en el patente fracaso de la revolución. No obstante la oposición venezolana, atemorizada por la arremetida de Chávez y paralizada por la cultura de izquierda, apenas atina a competir en el nivel de la demagogia asistencialista, no se atreve a proponer un mensaje distinto y se aferra a los sueños petroleros de siempre. Quieren socialismo pero del “bueno”, del “puro”, de ese que no existe en parte alguna pero que sobrevive como quimera en la mentalidad de idealistas extraviados.


De allí que lo que podría traducirse en proceso de aprendizaje creativo se esté convirtiendo, más bien, en otra etapa de aprendizaje patológico para los venezolanos.