Ciudad El Tigre,
lunes 04 de febrero de 2013
Ronny Padrón.
Democracia
Cristiana Hoy.
Nuevo
CNE y restauramos la Constitución.
Así como se lee. La
ausencia de un poder electoral que goce de credibilidad a los ojos de todos los
venezolanos, es a nuestro criterio una de las grandes causas que explican el
actual estado de cosas.
Los comicios
regionales y nacionales de 1998 constituyen a criterio de muchos venezolanos
los últimos eventos electorales donde se contó con un árbitro comicial digno de
credibilidad para tirios y troyanos, año en que resultó electo el teniente
Coronel Hugo Chávez, ello en contra de la partidocracia gobernante. Dicho
triunfo nadie lo objetó.
Pero en lo adelante,
no ha habido evento electoral sea nacional, regional, municipal, o gremial, que
regido por el Consejo Nacional Electoral (CNE) no sea objeto de fundadas
críticas en torno a la igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y
eficiencia en tal gestión. Y considerando que conforme al texto constitucional
Venezuela es un país democrático cuyas autoridades políticas (Poder Ejecutivo y
Poder Legislativo) deben designarse por votaciones libres, universales,
directas y secretas, lo que a sus vez deriva en la selección de los restantes
órganos del Poder Público, resulta fácil colegir la necesidad de un árbitro
electoral de plena credibilidad para mantener la paz social.
Cuando en lugar de un
Consejo Nacional Electoral confiable para todos, se tiene un Poder Electoral
con credibilidad para solo un sector de la población, tienen lugar fenómenos
electorales tales como una masiva participación comicial seguida de eventos
electorales con abstención mayoritaria, situación vista en Venezuela por vez
primera a partir del Referendo Revocatorio del 15 de agosto de 2004 reiterada
al tiempo presente.
Pero no solamente los fenómenos comiciales
constituyen la consecuencia única de la falta de credibilidad en el Poder Electoral.
De allí deriva también la perenne inestabilidad socio-política sello
característico de todo socialismo cuando es gobierno y este de Venezuela no iba
a ser la excepción, ello en la medida de que esta ideología política resulta
siempre inviable y solo se sostiene en gobierno mediante el fraude y la fuerza
militar.
Es así como la
mayoría nacional mira con desdén la tratativa de un CNE que entienden cómplice del proceso de destrucción llevado a
cabo por el socialismo en gobierno, de allí que siga siendo la participación electoral la gran duda de
todo evento comicial en Venezuela.
Considerando que la
desinstitucionalización del país tiene hoy como colofón la instalación de una
junta de gobierno en funciones a partir del pasado 10 de enero, lo que avizora
sin dudas la profundización de la crisis nacional sea en dirección a una
silente esclavitud o bien la violencia política por la liberación nacional,
estimamos por demás plausible optar por el camino de la concordia nacional
mediante la recuperación de cuando menos uno de los órganos del poder público,
el Poder Electoral.
Conforme a la Carta
Magna, el próximo 28 de abril a tres de los cinco rectores del CNE socialista
se les vence su periodo de 7 años. Oportunidad inmejorable para dar inicio a un
proceso de restauración constitucional que por complejo deberíamos comenzar
desde ya.
La conformación de un
Consejo Nacional Electoral atendiendo a la Carta Magna y no a los intereses del
Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) nos brindaría a los venezolanos la
real oportunidad de volver convivir pacíficamente a pesar de nuestras lógicas
diferencias, en el marco del Estado Democrático y Social de Derecho y de
Justicia contemplado en la Carta Magna, valiéndonos del diálogo y el
entendimiento en pro de la paz y el bien común. ORA y LABORA.
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