El Tigre, sábado 07
de septiembre de 2013
Ronny Padrón
Democracia Cristiana
Hoy.
MUD:
renovación o final
Común a la humanidad
renovarnos de continuo, a objeto de poder alcanzar las metas más elevadas e
incluso esas imperativas como la propia supervivencia. Las organizaciones de
tipo político, integradas como están por personas no podían ser la excepción.
En cuanto al momento preciso de la renovación muchos son los criterios, sobremanera en el ámbito precitado donde la multiplicidad de opinión es la moneda común. Sin embargo los triunfos y los fracasos siguen teniendo la preminencia a la hora de precisar cuándo se debe cambiar.
En el tema que nos
atañe, respecto a nuestra querida Mesa de la Unidad Democrática (MUD) el celo
debe ser aún mayor, considerado como fuere el valor intrínseco de una organización que constituye uno de los mayores esfuerzos
políticos en la Venezuela contemporánea solo comparable al Pacto de Punto Fijo,
que en su oportunidad hizo posible la etapa más brillante de nuestra democracia
criolla (1958-1973).
La integración y
coordinación de la casi totalidad de asociaciones con fines políticos de
naturaleza demócrata en Venezuela, bajo
un solo organismo cuyas decisiones se adoptan por consenso, que cuando este no resulta
posible y se requiere votar, la aprobación de una proposición necesita de una
mayoría que refleje al menos el 70% del voto de las organizaciones. (Fragmento del ACUERDO De la estructura organizativa de la Mesa de
la Unidad a nivel nacional Día: 19-01-11Lugar: COPEI- Cujicito). Todo esto
en medio de una tiranía en fase de formalización, constituye entonces un mérito
político difícil de refutar, como
difícil sería refutar nuestra necesidad por la unidad democrática, en contra
del socialismo.
Luego de tan
obligadas precisiones, nos corresponde pasar al punto en cuestión: La nación
venezolana, estimamos se encuentra hoy huérfana también de normas de
convivencia social civilizada, subyacentes
una vez derogado de facto el Estado
Democrático y Social de Derecho y de Justicia a partir del 11 de abril de 2002.
Desde aquel entonces
esas normas de convivencia civilizada permitieron la apariencia de normalidad hasta
el tiempo presente específicamente al fallecimiento del teniente coronel Hugo
Chávez y la consecuente desaparición de una fachada democrática que hacía posible
la convivencia, oxigenada por el caudal petrolero y el populismo ya proverbial
del aludido militar.
Hoy en día, los
sucesores al frente de la tiranía socialista se sostienen con base en una
economía de Estado sumamente precaria y una fuerza militar devenida en brazo
armado del partido gobernante. A los venezolanos honrados y de trabajo los
están matando de hambre, por enfermedad o a
manos del hampa, ello debido a la inflación más alta del continente, al colapso
de la salud pública, y en razón de uno de los mayores índices de asesinatos a
nivel mundial. Venezuela perdió primero la ley, luego la dignidad, pero siempre
bajo el socialismo.
Todo esto ha sido posible
a falta de una fuerza política alternativa en capacidad real para reemplazar a un
gobierno sin fundamento político propio, incapaz de cumplir con el mínimo de
funciones y competencias inherentes a un Estado nacional.
La ausencia de esa
fuerza política alternativa, rol que corresponde a la MUD, da lugar a la
reflexión motivo de estas líneas. La pretensión de la actual directiva de la
Mesa de la Unidad Democrática-nacional – así evitamos comprometer a la
organización como un todo- desdeñando el
valor político del pasado 14 de abril y sus lógicas consecuencias, entre ellas
la derogación formal de la Constitución, incluidos todos los órganos del Poder
Público (TSJ, Asamblea Nacional, Ministerio Público, etc.) indubitablemente nos conduce a la perpetuación del régimen,
considerando como fuere la vigencia de
las mismas condiciones políticas que
hicieron posible el fraude en las pasadas presidenciales.
La modificación de
tales condiciones en cuanto atañe a nosotros los demócratas, pasa
necesariamente por un cambio de rumbo en la conducción de la MUD-nacional, solo posible bajo la coordinación de una
directiva en disposición de aplicar estrategias eficientes a la restauración constitucional en
consonancia con el actual estado de cosas, capaz de potenciar entonces a los comicios municipales de 2013 como una
importante etapa dentro del proceso de protesta política, pública, pacífica y
no armada, indispensable en contra de un régimen socialista que utiliza las
leyes como herramienta para su permanencia en el poder.
Si en lugar de ello,
la MUD-nacional se empeña en mantener la actual ficción de Estado de Derecho y
su correlativa ¨normalidad electoral¨, será condenada y superada por un pueblo
obligado hoy a trabajar cada día más no
digamos para vivir con dignidad humana, sino incluso para el simple sobrevivir.
ORA y LABORA.
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