El Tigre, sábado 14
de septiembre de 2013
Ronny Padrón
Democracia
Cristiana Hoy
La
ética debe regir también la política
Recto, conforme a la
moral; es una de las acepciones más elementales y de seguro la más entendible
del concepto ¨ética¨, y así lo consagra el Diccionario de la Real Academia
Española. Sin embargo ni siquiera su sencillez ha hecho posible su aceptación
por parte de quienes han detentado el poder político en Venezuela cuando menos
desde el año 1974; la relación directamente proporcional entre la riqueza
petrolera administrada por el Estado venezolano y nuestro declive como nación
es la mejor prueba de ello.
Lo anterior es lugar
común como lugar común la frase del político Gonzalo Barrios sentenciando: ¨En
Venezuela se roba porque no hay razones para no hacerlo¨. Y así tantas
anécdotas certificadoras de una realidad: La estatización del negocio petrolero
barrió con la ética en el común de la
dirigencia politica venezolana.
Que haya estudios
socio-económicos que puntualmente lo certifiquen no es de extrañar pues ha sido el resultado
reiterado en toda sociedad de similar nivel cultural al nuestro, cuando recibe
tan colosal riqueza. En todas resalta el predominio del Estado sobre el
ciudadano y por ende la administración y gestión de dichas riquezas se las adjudica
siempre el Poder Público Nacional.
Las consecuencias
socio-políticas de ese hecho
puntualmente económico son harto conocidas en Venezuela: la actividad política
pasa a ser el oficio más apetecido pues la posibilidad del lucro fácil proviene
precisamente de quienes están llamados a imponer el orden mediante la ley. Lo
dicho: ¨En Venezuela se roba porque no hay razones para no hacerlo¨.
Pero es igualmente un
axioma que ninguna sociedad prospera bajo la ecuación: Riqueza +Estado=Corrupción,
por el contrario la depauperación es siempre segura en mayor o menor escala y
el caso de Venezuela se haya entre los
peores. De allí que exista la tendencia política constante y permanente de
cambiar un paradigma que a tantos empobrece y a tan pocos enriquece.
Volvamos entonces a
la ética, ese actuar rectamente, conforme a la moral, es decir conforme al bien
en detrimento del mal, que nos impone a nosotros, la mayoría que hoy padece a
un paradigma benefactor de unos pocos, el trabajar con denuedo por reestablecer
el orden debido de tales cosas en especial la cuestión política.
Negar hoy la
existencia en Venezuela de una tiranía socialista, dominante absoluta del Poder
Público Nacional, solo interesa a los usufructuarios actuales de ese sistema
político. Como solo a ellos interesa sostener una ya malograda fachada
democrática mediante comicios regulados
por su Poder Electoral.
Aprovechar cualquier
hecho trascendente a la vida nacional como instrumento eficiente dentro de un
proceso de protesta política, pública, pacífica y no armada en pro de la
restauración constitucional, hoy derogada de facto, va en conformidad con la
búsqueda legítima de la libertad y la prosperidad de los pueblos, así lo indica
la historia.
Bajo un liderazgo
demócrata distinto al actual, consciente de
un necesario cambio de paradigma donde la riqueza nacional pase a ser
propiedad absoluta de cada ciudadano y el Estado dependa económicamente sólo
del pago de impuestos por parte de los venezolanos, el venidero proceso electoral
municipal puede llegar a constituirse
desde ya en una brillante etapa en el proceso de liberación nacional.
Caso contrario, de
permanecer la actual directiva de nuestra Mesa de la Unidad Democrática-nacional
(MUD) el 8 de diciembre de 2013 será recordado como otro evento electoral
legitimador del régimen gobernante en Venezuela, haciendo más fuerte a la
minoría tiránica socialista y más débil a la mayoría demócrata que la padece.
ORA y LABORA.
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