El Tigre, viernes 12
de diciembre de 2014
Ronny Padrón.
Democracia
Cristiana Hoy
Demócratas
criollos: ¿Chicha o limonada?
Las circunstancias
nos obligan a grandes definiciones. Lo contrario implica a nuestro entender perpetuar
la desgracia del socialismo en el poder.
Lo anterior viene a cuento en virtud del grave error que le ha significado al
movimiento demócrata nacional soslayar el debate en torno a la naturaleza política del régimen en gobierno.
Tal negación que
alguna vez pudo entenderse como útil a la concreción de la unidad democrática hoy se evidencia como grave obstáculo al logro
de la liberación nacional. Ello en razón
de la imposibilidad fáctica para confrontar exitosamente a un gobierno que es
dictatorial cuando menos desde el 11 de abril de 2002 empleando los
métodos típicos de una normalidad democrática, tal como propugna la
mayoría dirigencial del movimiento demócrata criollo.
A partir de ese entonces,
y cada vez en mayor grado, las diferencias de visión política entre quienes estiman plausible el
continuar haciendo una oposición democrática, propia de un régimen democrático
de libertades como el vigente en Venezuela hasta 1998, y los que consideramos
indispensable profundizar la resistencia democrática activa para la liberación
nacional, se han hecho insalvables.
La contradicción táctica y estratégica alcanzó
un punto tal que hace pertinente señalar como
necesario el formal deslinde, en
vista de la inutilidad implícita de mantener alianzas políticas donde persisten
tan profundas diferencias conceptuales. Afirmamos sin ambages que la
conceptualización del régimen actual como dictadura socialista constituye el
centro de cualquier política dirigida a la recuperación de la democracia
criolla, así lo entiende el liderazgo patriota encabezado por Leopoldo López y
María Corina Machado, de allí que toda su tratativa política verse sobre la
salida del régimen tiránico por cualquier mecanismo constitucional, sin
descartar la renuncia al cargo por parte
del usurpador Nicolás Maduro Moros, siempre en el entendido que tales
reglas de juego tienen observancia solo para el pueblo y para la resistencia
democrática activa, jamás para una dictadura
cuya única norma válida es mantenerse en el poder.
En tal sentido resulta procedente exponer la conveniencia de
asimilar la celebración de eventos
electorales -siempre regidos por el CNE-PSUV- como oportunidades
políticas, que a veces sirven para evidenciar la naturaleza
fraudulenta de una dictadura e incluso
útil para potenciar una legítima
rebelión popular; es el caso de aquellas elecciones donde siempre resultará
imposible vencer electoralmente debido el interés existencial del régimen en
hacerlas suyas, verbigracia: Presidenciales y parlamentarias nacionales. En
otras, para la ¨toma¨ de pequeñas parcelas de poder político, tal es el caso de
concejalías, alcaldías o gobernaciones,
que en manos patriotas pueden pasar a constituir ¨trincheras¨ de
resistencia política, que debiliten
puntualmente la hegemonía del socialismo en el Poder Público, siempre con miras
en la recuperación de la democracia. La resistencia democrática activa está del
lado correcto de la historia, ¿y tú? Ora y Labora.