lunes, 15 de diciembre de 2014

El Tigre, viernes 12 de diciembre de 2014
Ronny Padrón.
Democracia Cristiana Hoy
Demócratas criollos: ¿Chicha o limonada?
Las circunstancias nos obligan a grandes definiciones. Lo contrario implica a nuestro entender perpetuar la desgracia  del socialismo en el poder. Lo anterior viene a cuento en virtud del grave error que le ha significado al movimiento demócrata nacional soslayar el debate en torno a la naturaleza  política del régimen en gobierno.

Tal negación que alguna vez pudo entenderse como útil a la concreción de la unidad democrática  hoy se evidencia como grave obstáculo al logro de la liberación nacional. Ello  en razón de la imposibilidad fáctica para confrontar exitosamente a un gobierno que es dictatorial cuando menos desde el 11 de abril de 2002  empleando los  métodos típicos de una normalidad democrática, tal como propugna la mayoría dirigencial del movimiento demócrata criollo.

A partir de ese entonces, y cada vez en mayor grado, las diferencias de visión  política entre quienes estiman plausible el continuar haciendo una oposición democrática, propia de un régimen democrático de libertades como el vigente en Venezuela hasta 1998, y los que consideramos indispensable profundizar la resistencia democrática activa para la liberación nacional, se han hecho insalvables.

La contradicción táctica y estratégica alcanzó un punto tal que hace pertinente señalar como  necesario el formal deslinde,  en vista de la inutilidad implícita  de  mantener alianzas políticas donde persisten tan profundas diferencias conceptuales. Afirmamos sin ambages que la conceptualización del régimen actual como dictadura socialista constituye el centro de cualquier política dirigida a la recuperación de la democracia criolla, así lo entiende el liderazgo patriota encabezado por Leopoldo López y María Corina Machado, de allí  que  toda su tratativa política verse sobre la salida del régimen tiránico por cualquier mecanismo constitucional, sin descartar la renuncia al cargo por parte  del usurpador Nicolás Maduro Moros, siempre en el entendido que tales reglas de juego tienen observancia solo para el pueblo y para la resistencia democrática activa, jamás para una dictadura  cuya única norma válida es mantenerse en el poder.

En tal sentido  resulta procedente exponer la conveniencia de asimilar  la celebración de eventos electorales -siempre regidos por el CNE-PSUV- como oportunidades políticas,  que  a veces sirven para evidenciar la naturaleza fraudulenta de una dictadura e  incluso útil para  potenciar una legítima rebelión popular; es el caso de aquellas elecciones donde siempre resultará imposible vencer electoralmente debido el interés existencial del régimen en hacerlas suyas, verbigracia: Presidenciales y parlamentarias nacionales. En otras, para la ¨toma¨ de pequeñas parcelas de poder político, tal es el caso de concejalías, alcaldías o gobernaciones,  que en manos patriotas pueden pasar a constituir ¨trincheras¨ de resistencia política,  que debiliten puntualmente la hegemonía del socialismo en el Poder Público, siempre con miras en la recuperación de la democracia. La resistencia democrática activa está del lado correcto de la historia, ¿y tú? Ora y Labora.

                                                                                                                                                                             




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