jueves, 17 de septiembre de 2009

¿A donde nos pretende llevar nuestra dirigencia demócrata?

Ciudad El Tigre, Estado Anzoátegui.
Ronny Padrón.
DEMOCRACIA CRISTIANA HOY.

¿A dónde nos pretende llevar nuestra dirigencia demócrata?

Es la pregunta que me voy haciendo visto el reciente performance de aquella, frente al nuevo abuso socialista configurado en ley orgánica de educación socialista. Cuando muchos pensamos que seria este el hito definitivo entre el aún vigente reconocimiento del régimen gobernante como democrático y una pertinente declaración de la dirigencia demócrata, denunciando públicamente su naturaleza tiránica, vemos con estupor, que hoy nos encontramos en el mismo punto previo al 11 de abril.

Como si nada hubiera ocurrido, nuestra dirigencia demócrata incomprensiblemente insiste en defender la legitimidad democrática de este régimen político, mientras hoy día la opinión mundo entero lo va poniendo en duda.

Es cuestión de tiempo para que sea formalizada a nivel internacional, la vinculación del socialismo acá gobernante con el terrorismo y el tráfico ilícito de drogas, a nivel internacional, una realidad que golpea al régimen con la periodicidad de los días. Frente a tal escenario, solo nuestra dirigencia demócrata sostiene formalmente el espejismo que este sea un régimen democrático de libertades.

Frente a quienes proclaman su enojo, ante el apoyo formal que le continuan brindando organismos internacionales como la O.E.A y la O.N.U, no debemos olvidar que tales son estructuras concebidas fundamentalmente para acoger y sostener gobiernos que se presume son legítimos representantes de sus pueblos. La legitimidad de dicha representación, la otorga en primera instancia la sociedad que están llamados a representar. Y es el caso, que si en Venezuela, uno de instrumentos idóneos para tal certificación como lo es la dirigencia política demócrata se esmera a todo trance en convalidar las tratativas de este régimen, mal podria hacer la O.E.A o la O.N.U, fijar una opinión en contrario.

Tan grande absurdo, estimo puede tener su base en la creencia de que tal displicencia formal, permite la ¨operatividad¨ del movimiento demócrata. Si tal fuere el caso, la realidad de los hechos va demostrando en 10 años, la magnitud de tal error.

Veamos. En estos años, a cambio de la apariencia de normalidad democrática, procurada por el socialismo acá gobernante, junto a la dirigencia demócrata que le acompaña, los venezolanos padecemos un Poder Público tan dependiente en la praxis del teniente coronel socialista Hugo Chávez, como que no existe directriz suya, pública, notoria y comunicacional, que por impropia que fuere no tenga respuesta positiva por parte del Estado. En segundo término, la credibilidad de sistema electoral venezolano, puede medirse en el hecho de que es la abstención el principal obstáculo a vencer en los eventos comiciales. En cuanto a la fuerza militar su imparcialidad político-partidista podríamos calificarla por su lema institucional: ¨PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE¨.

Los anteriores son tres de los factores políticos que universalmente definen la naturaleza demócrata de un régimen político, haciendo abstracción de las permanentes denuncias de violaciones a los derechos humanos, que en base a la importancia que le otorga la comunidad internacional al caso cubano, tenemos entonces idea de lo que podemos esperar de tales denuncias.

Parece ignorar nuestra dirigencia demócrata, que en ninguna ley, nacional o internacional, se consagra la obligatoriedad de legitimar a un régimen como democrático, para que este se comporte como tal. Las más brutales tiranías alrededor del mundo, en tiempo reciente celebran comicios de diversa índole en búsqueda de aquella legitimidad, y la participación demócrata en tales eventos en modo alguno es condicionada por una aquiescencia formal ante los abusos de tales gobiernos.

Por el contrario, son los regímenes tiránicos quienes se esfuerzan en sostener sus particulares ¨fachadas democráticas¨ ha contracorriente de los deseos y las tratativas de sus pueblos sojuzgados. Obviamente, no es el caso de Venezuela. El apaciguamiento ejecutado por nuestra dirigencia demócrata, al mejor estilo Chamberlain-Daladier, siguen dando pie al sostenimiento de un régimen tiránico como este de Venezuela, que de otro modo se encontraría hoy cercado por todos sus frentes. El cambio de la presente situación descansa en cada uno de nosotros. ORA Y LABORA.
caballeropercival@cantv.net
http://trabajoleyyorden.blogspot.com/

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