viernes, 30 de diciembre de 2011

Ciudad El Tigre, jueves 22 de diciembre de 2011
Ronny Padrón.

Democracia Cristiana Hoy.

¿La Hidrocaribe socialista puede ser peor?

Indudablemente que sí, vistas las recientes declaraciones del ingeniero Antonio Arreaza, su presidente, publicadas en un periódico de cobertura regional, en virtud de las cuales, el reciente ¨reajuste¨ en las tarifas del servicio de agua potable, apenas cubre los gastos para continuar la operación, mantenimiento y reparaciones de ésta empresa hidrológica, para los Estados Anzoátegui, Sucre y Nueva Esparta.

Lo anterior, expresado con el típico lenguaje ¨perdonavidas¨ socialista, traduce que los usuarios de Hidrocaribe deberíamos agradecer a la Providencia, que en Venezuela El Estado Nacional paga las obras macro en el área Hidrológica. Es decir, bajo la égida socialista, los usuarios además de pagar por un servicio de agua potable históricamente pésimo, situación especialmente inexcusable en la Mesa de Guanipa por su condición de gran reservorio acuífero, deberíamos también resignarnos a que esto no cambiará para mejor. Lo anterior, es la típica mentalidad de funcionario socialista, cuyo deber principal es coadyuvar al sostenimiento de su régimen político en lugar de la satisfacción del suscriptor del servicio público que gerencia.

Descrito el escenario, es momento de algunas precisiones. El precitado gerente regional socialista, ¨reconoció¨ en tal entrevista que producir agua potable requiere inversión y gastos. Igualmente ratificó, que HIDROCARIBE al igual que las restantes empresas hidrológicas venezolanas, todas del Estado, está conceptuada para no dar ganancias, todo lo recaudado deben reinvertirlo en el servicio. Es decir, la empresa no puede cerrar con superávit, pues no genera lucro

Entre otras de las ¨confesiones¨ destaca la muy manida según la cual los ¨reajustes¨ de tarifas ni siquiera se basan en el índice inflacionario, porque de ser así los ¨incrementos¨ serian superiores a los presentes, ello a pesar de que los gastos operativos aumentan a un ritmo muy superior. Vale también su admisión de una realidad ciertamente inmoral: el que una minoría de suscriptores de tal servicio, pagan el costo por el consumo de una mayoría de usuarios del mismo, una costumbre consecuencia de la histórica incapacidad de las empresas hidrológicas estatales para establecer orden y justicia en la materia.

En un país ¨normal¨, declaraciones como esas hubieran bastado para que el pueblo oriental exigiera públicamente y obtuviera en consecuencia, cuando menos la destitución de ese funcionario, que fue capaz de alegar la inviabilidad del modelo de gestión socialista como razón para tolerar el colapso de un servicio público básico. Ahora qué, en un país bajo régimen democrático de libertades, tales ¨confesiones¨ constituirían razón suficiente para que la autoridad competente, ordenara la instauración de una comisión de alto nivel encargada de implementar a la brevedad posible una reforma integral del Servicio de Agua Potable y de Saneamiento.

Pero es el caso, que en la Venezuela de hoy, donde hastiados por la ineficiencia de la partidocracia populista, hace ya 13 años elegimos a un estafador devenido en socialista, ¨por ahora¨ nos conformamos con denunciar estos absurdos, proponiendo alternativas para el momento del cambio.

Es así cómo insistimos en la pertinencia de la gestión privada de un servicio público como lo es el agua potable. En aquellos países donde se han operado dichos cambios, la mejora en la prestación del servicio de agua potable y saneamiento ha sido ostensible a favor de los suscriptores, tal ha sido la experiencia en las Repúblicas de Perú y Argentina.

Porque también para el servicio de agua potable y saneamiento existen alternativas al siempre fracasado modelo socialista, sólo nos falta decisión para avanzar. ORA y LABORA.
caballeropercival@hotmail.com

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