Ciudad El Tigre,
domingo 04 de noviembre de 2012
Ronny Padrón.
Democracia
Cristiana Hoy.
El
voto con la protesta.
A diferencia del
reciente planteamiento del Alcalde Metropolitano Antonio Ledezma, muy
pertinente por lo demás, a la sazón Coordinador de la Unidad de Apoyo a las
Elecciones Regionales, con su llamado a acudir masivamente a votar el próximo
16 de diciembre, pero ¨bajo protesta¨, ello considerando las anomalías,
ilícitos y delitos electorales promovidos, permitidos y en muchos casos
ejecutados por el CNE de Hugo Chávez, antes, durante y después del 7 de
octubre, propongo la protesta contra el actual estado de cosas en Venezuela,
para que así sufraguemos todos en diciembre en mejores condiciones que las de
octubre. Veamos.
No hay que
menospreciar el avance que significa la actual coordinación de campaña por
parte del precitado burgomaestre de Caracas. Su nuevo rol aporta cuando menos
un muy importante cambio en el lenguaje político, tan necesario a la hora de
sobrellevar con éxito los retos futuros en nuestro camino por la restauración
constitucional.
Frases como: “Hay que resolver el falso dilema de
denunciar o callar las irregularidades del CNE" o esta otra "la gente en vez de abstenerse, acudirá a
votar bajo protesta", atribuidas a Ledezma según publica EU en fecha 04/11/2012 distan mucho del
discurso tolerante y extremadamente displicente que en relación al CNE caracterizaba
al otrora Comando Venezuela. Resulta obvio, que la estrategia de concentrar
esfuerzos en la sola difusión de un programa de gobierno junto a la defensa del
voto para la fecha del acto comicial es insuficiente.
Para vencer
electoralmente al régimen socialista en gobierno y alcanzar la prenombrada
restauración de la Constitución, resulta indispensable manejar un discurso
adaptado a las circunstancias políticas del presente, algo reiteradamente
exigido en la anterior campaña electoral, pero que solo ahora es tomado en
consideración.
Es solo el comienzo.
No se trata únicamente del referido chantaje de callar irregularidades electorales
para evitar así la abstención. Debemos poner fin a ese otro chantaje que
fundado en la obediencia ante cualquier disposición ilícita del CNE socialista
nos amenaza con el estigma de ¨golpistas¨, dilema pernicioso en la sola medida
de su fiel acatamiento por parte de nuestra dirigencia demócrata. Eso también
debe cambiar.
Acá el único obligado
a retomar la obediencia a la
Constitución es el régimen de Hugo Chávez. Gobierno que muy a pesar del poder
acumulado requiere para su sostenimiento del favor de la opinión pública internacional,
que pasa por la existencia de instituciones democráticas entre ellas el sistema
electoral.
Es así como resulta
falso de toda falsedad aquel argumento según el cual, los demócratas
venezolanos y nuestra dirigencia debíamos ¨demostrar¨ nuestra voluntad
democrática y acatamiento constitucional para solo así merecer la certificación
del régimen y sus instituciones afines. De ello solo hemos obtenido el más
grande retroceso político, social y económico de nuestra historia contemporánea.
Se trata de asumir en
lo adelante nuestra realidad en términos de sensatez, desechando la falsa
hipótesis de una solución rápida y fácil, ideal de nuestra sempiterna cultura
rentista, que promovida por el régimen socialista ha sido insuficientemente
rebatida por nuestra actual dirigencia demócrata.
El lenguaje
discursivo es buen comienzo. Va siendo hora que nuestra dirigencia demócrata
diga al pueblo venezolano que desde el 11 de abril de 2002 este país no tiene
presidente; que sólo cuenta con un teniente coronel al mando, sostenido en el
poder por la fuerza de las armas y con las trampas de su sistema electoral, es
decir un régimen no democrático, y por ende nosotros moralmente obligados a
defenestrarlo en la primera oportunidad que nos permita la Carta Magna.
Lo anterior, por su fundamento en la realidad,
más allá de su aprobación por la opinión pública nacional, tendría ostensibles
consecuencias electorales habida cuenta que los pueblos siguen a los valientes,
sobremanera cuando entienden que estos se hallan en condición y disposición de apoyarles
pues se dan a respetar, incluso por el opresor. Mal puede pretender el voto
popular aquel aspirante incapaz de defender sus derechos de candidato en medio
de una campaña, pues ¿cómo podría defender
entonces los derechos del ciudadanos?. ORA y LABORA.
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