El Tigre, sábado 22
de marzo de 2014
Ronny Padrón
Democracia
Cristiana Hoy
Contra
el socialismo no hay marcha atrás
Afortunadamente
alcanzamos este punto antes que fuera demasiado tarde. Apenas iniciado el
presente año entendíamos que la Venezuela democrática estaba embargada de un
gran pesar al percibir de manera indubitable que la tiranía socialista en
gobierno nos conducía hacia la esclavitud y la muerte a remedo de la
isla-cárcel Cuba, sin que mediara resistencia democrática en contra.
Pero eso cambió. Hoy,
gracias al esfuerzo y sacrificio del movimiento estudiantil y de connotados
dirigentes políticos patriotas entre los que destacan Leopoldo López, hoy
prisionero político y María Corina Machado, amenazada de prisión, nuestro país
despertó del letargo en que nos había
hundido una dirigencia demócrata que plagada de traidores y
colaboracionistas, desde el año 2003 nos
llevaron a claudicar en la lucha por la democracia, perdida en la masacre del
11 de abril; pero pasados 11 largos años hemos retomado un proceso de
liberación nacional que nunca debió interrumpirse.
Esa claudicación
orquestada por una dirigencia cobarde y vende-patria, a lo largo de estos años
presentó variados matices, que permitieron en su oportunidad el sostenimiento
de un régimen tiránico carente de mérito y capacidad política propia. Esa
tratativa inició como es sabido, con la aceptación en el 2003, de una salida
electoral a la crisis iniciada el año anterior, que implicaba reglas comiciales
inconstitucionales, adaptadas a las necesidades del régimen, vigentes en su
esencia al día de hoy, que hacen imposible una victoria electoral demócrata en
aquellos eventos donde el socialismo en
gobierno tenga crucial interés.
Si bien es cierto que
el electoralismo y la aceptación de un CNE socialista constituyen emblema de la
hegemonía oficial durante todos estos años, no lo es menos la destacada
participación del colaboracionismo demócrata para el éxito de tal hegemonía.
Tres eventos puntuales sirven para evidenciar tal afirmación, a saber: En
primer lugar la imperdonable aceptación del referendo revocatorio presidencial
del año 2004 en condiciones violatorias a las garantías electorales consagradas
en la Constitución, bajo el insulso argumento de la imbatibilidad electoral de
las fuerzas demócratas, como si los votos bastaran cuando el adversario es
quien los cuenta.
Luego tenemos el
absurdo de la inacción política en 2005 por parte del liderazgo demócrata de
entonces, luego de la abstención electoral en las parlamentarias de aquel año,
cuando ante la evidente carencia de respaldo electoral por parte del socialismo
en gobierno, traducida en menos de un 20% de participación electoral, el
liderazgo demócrata hizo mutis, oxigenando así a un régimen sin apoyo popular,
cuando lo que procedía en sano juicio era el iniciar un proceso de protesta
pública, pacífica y no armada exigiendo cuando menos un nuevo poder electoral
que de conformidad con la Carta Magna realizase comicios generales.
Por último,
consideramos que el ejemplo más rotundo del fracaso de una dirigencia cobarde y
colaboracionista, negada al necesario
sacrificio que demanda la restauración de la democracia y la libertad en
nuestro país, lo tenemos en razón de las presidenciales del 14 de abril de 2013.
Frente al evidente fraude electoral, el liderazgo demócrata venezolano optó por
la vía jurisdiccional para reclamar derechos que sólo mediante la protesta
constitucional serían escuchados.
Como resultado de esa
tragedia por episodios, plagada de traiciones, miseria moral y mucha cobardía,
Venezuela transita hoy el camino que desde hace mucho debimos iniciar, doloroso
aprendizaje de una gran lección: Contra el socialismo no hay marcha atrás. ORA
y LABORA.
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