Juan Carlos Sosa Azpúrua. ¨Ahora volemos¨.

Diario El Universal.

Juan Carlos Sosa Azpúrua // Ahora volemos

En la caverna en donde nos metimos salimos si iluminamos el camino correcto
Si estás cansado de la ópera, no importa quien interprete a Sigfrido, debes comprar un boleto para ver una película o quizás reservar una mesa en un buen restaurante. Si tienes 40 de fiebre, otro termómetro no te bajará la temperatura.

Si corres el Maratón en cuatro horas, colgar tus Adidas y ponerte los Nike, no te hará rival de un keniano que llega a la meta en dos horas. Si no te gusta levantarte a las cuatro de la mañana, cambiar el sonido de la alarma no será la solución que buscas. Te pido que no pierdas la secuencia lógica. Si la cajetilla de cigarros te dio cáncer, y por suerte te sacan el tumor, por dios no se te ocurra volver a fumar.

En Venezuela llegamos tan bajo por una enfermedad que se gestó hace décadas: El Petroestado. No tiene caso pensar en un mejor mañana, a menos que cambiemos totalmente el patrón que nos hundió en este pantano. Existe la tentación de atenuar las cosas, sosteniendo que la salida es darles acciones a todos los venezolanos, haciendo una Pdvsa más cercana al pueblo, y cosas así. Inclusive académicos connotados temen decir lo que piensan porque asumen que un cambio radical no será bien visto.

Creo que llegó la hora de hacerlo. En la caverna en donde nos metimos, en esta cueva maloliente atestada de bichos venenosos, salimos si iluminamos el camino correcto, de lo contrario, pereceremos sin ver luz. Hay que pensar en Venezuela sin un Estado que controle una riqueza que no se produce con trabajo.

La élite de esta nación, la que se constituye con los más preparados, debe asumir ese deber. Basta que los caballos corran detrás de la carreta. Un país se construye con valentía y honestidad intelectual. El Petroestado debe morir. Así comenzará la nueva historia. Einstein afirmaba que la locura consistía en hacer las cosas igual y pretender resultados diferentes. Pensemos a Venezuela sin mitos y dogmas. No te pongas los Nike. Usa alas. Volemos. jcsa@post.harvard.edu