domingo, 10 de mayo de 2009

El miedo como instrumento de poder político.

Ciudad El Tigre, domingo 03 de mayo de 2009
Ronny Padrón.
DEMOCRACIA CRISTIANA HOY.

El miedo como instrumento de poder político.

De cierto que es mucho, vistos los enormes dividendos que su empleo le va generando al régimen socialista gobernante. Ya es harto conocido que el poder del miedo resulta inversamente proporcional al grado de valentia en quien lo perciba, de tal modo, que la tragedia de nuestra dirigencia demócrata tiene allí el vector causante de su desgracia y por extensión la de todos los venezolanos.

Es bueno referirlo para quienes aún no se percatan; ni este régimen de facto, y ninguno de tal naturaleza, podrá ser defenestrado sin que medie para ello la virtud cristiana de la valentia (eclesiásticamente denominada fortaleza) por parte de quienes asuman la responsabilidad de tal tratativa, sean civiles o militares, nacionales o extranjeros sus autores.

El ¿pueril? empeño por restaurar la constitucionalidad democrática desde la seguridad mediática, o peor aún desde la obediencia a las siempre injustas reglas oficialistas, han determinado 10 años de oprobio y perfilan otros varios más.

La precariedad del socialismo hoy en gobierno, resultado de su inviabilidad inherente, emparejado a una crisis económica mundial singularmente perniciosa para nuestra Pequeña Venecia, corroboran esta premisa: La fuerza del régimen descansa en los temores de nuestro liderazgo. Demás está buscar otros méritos para tan inusual permanencia.

Todas y cada una de las tratativas constitucionales para la mentada restauración, de naturaleza electoral, insurreccional o bien jurisdiccional, topan con ese factor común que las continua haciendo nugatorias en tanto no cambie la actitud de esa dirigencia o bien logremos como sociedad proveernos de un liderazgo distinto, acorde al requerimiento.

El desparpajo del socialismo gobernante, arrastrando por los suelos la voluntad popular del pasado 23N con su desconocimiento al principio de la descentralización, es comparable solo con la inocuidad de nuestra dirigencia al hacerle frente.

Uno a uno van siendo neutralizados nuestros bastiones demócratas, legítimamente conquistados con los votos de quienes creimos en la reiterada promesa de una defensa ejemplar. Ahora lo entendemos: El régimen socialista carece de contención desde el frente politico, a falta de dirigencia demócrata relevante; la actuante persiste en llamar presidente a Hugo Chávez y democracia a su régimen. Dificil el derrocar mañana a quienes hoy tenemos a bien legitimar.

Al tiempo presente, pasada la jornada del 1º de mayo, se evidencia igualmente el poderio cierto del sindicalismo nacional, catalizador de una depauperación social, status este reconocido incluso por el régimen, y constituye hoy, junto a la necesidad socialista por una ficción democrática, las únicas razones que entiendo fundamentan el disfraz de constitucionalidad vigente.
Nadie obliga a constituirse en dirigente, mucho menos en líder, pero asumida tal condición es menester honrarla para evitar la ignominia o peor aún la traición. ORA Y LABORA.

caballeropercival@cantv.net

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