viernes, 24 de julio de 2009

La OEA, Zelaya, Chávez y cuando solo importan las formas.

Ronny Padrón.
DEMOCRACIA CRISTIANA HOY.


La OEA, Zelaya, Chávez y cuando solo importan las formas.

Esta puede resultar una interesante reflexión para los venezolanos que continuamos trabajando en pro de la restauración constitucional interrumpida desde aquel 11 de abril.

Vistos los recientes acontecimientos en la República de Honduras, en virtud de los cuales la OEA y la totalidad de sus Estados miembros abogan por un retorno de José Manuel Zelaya Rosales, cabe analizar en que medida la política de América Latina es dependiente de las formas jurídico-políticas por sobre la realidad de los hechos.

La violación constitucional del ex–presidente Zelaya relativa a la prohibición de plantear una asamblea nacional constituyente al margen de los mecanismos expresamente establecidos en la Carta Magna hondureña, constituyó un hecho notorio ante el pueblo y ante la opinión pública mundial que a diario siguió la fallida tratativa. Si ello no resultara suficiente, los restantes órganos del poder público hondureño, entiéndase su parlamento nacional y su tribunal supremo de justicia, se pronunciaron oportuna y eficazmente en tal sentido.

En lo adelante, los importantes protagonistas de la política continental mencionados al inicio, pretenden imponer en la Nación hondureña la presidencia de un flagrante y confeso transgresor constitucional, por el hecho cierto de haberse obviado procedimientos judiciales concernientes a una privación de libertad y su posterior juzgamiento.

¿Será plausible arriesgar la paz de un Estado Nacional, so pretexto de formalidades jurídicas? La respuesta universal se mantiene alejada. Mientras, estimo que tal resolución compete a los protagonistas políticos de cada circunstancia. Viene al caso por cuanto no puede resultar de igual interpretación política el incumplimiento de una forma jurídica en un contexto de inexistente supuesto de hecho, tal fuera el caso de alegar la destitución de Barack Obama por infracción constitucional cuando tal sea un hecho incierto; en contraste al mentado escenario Honduras con un ex–presidente contumaz que buscaba implantar la esclavitud socialista.

Esta reflexión presenta demasiadas aristas. Basándonos en la sola tesis formalista, bien podríamos inferir que el único fallo del licenciado Pedro Carmona Estanga frente a la masacre de abril, fue el no esperar a certificar la renuncia del teniente coronel socialista. ¿De haberlo hecho, su mandato conforme al 350 habría tenido validez?

Son cavilaciones pertinentes hasta aprender las lecciones que nos conduzcan a un efectivo retorno del orden constitucional. Mientras, personajes como Zelaya tendrán que internalizar sobre las limitaciones fácticas de un formalismo legal ante una voluntad nacional de espaldas al socialismo. ORA Y LABORA
caballeropercival@cantv.net

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