Hugo J. Faria // Reflexiones sobre Caritas in veritate
El Estado y el mercado no son antagónicos sino complementarios
Formulo algunas reflexiones constructivas relativas a la última encíclica papal, (la cual aborda temas opinables como el económico y la globalización), basado en el diálogo humilde que propicia la Iglesia Católica y con la intención de promover el bien común. Ética y economía "El sector económico no es ni éticamente neutro ni inhumano o antisocial por naturaleza. Es una actividad del hombre y precisamente porque es humana, debe ser articulada e institucionalizada éticamente". Totalmente de acuerdo.
La economía debe estar sujeto a la ética, por ello sugiero que el Magisterio Eclesial debe denunciar con más insistencia prácticas económicas reñidas con la ética como son las barreras al comercio internacional, la inflación y la devaluación las cuales depredan el esfuerzo ciudadano y benefician a unos pocos entre ellos los más pudientes y perjudican a la gran mayoría de las personas.
Comprendo que no es fácil dicha denuncia porque no es inusual encontrarse con católicos practicantes, generosos con la Iglesia, que acumulan riqueza a base de mercantilismo. "Estos procesos han llevado a la reducción de la red de seguridad social a cambio de la búsqueda de mayores ventajas competitivas en el mercado global, con grave peligro para los derechos de los trabajadores, para los derechos fundamentales del hombre y para la solidaridad en las tradicionales formas del Estado social".
Los derechos de los trabajadores, a nivel de la empresa, son las obligaciones de los dueños de la empresa. Si las demandas laborales no hacen viable la empresa, como en el caso de General Motors antes de la reestructuración, sufren los trabajadores, los dueños, los proveedores y los clientes.
Nos acercamos más al bien común si las demandas laborales son aliviadas a un nivel que permitan la viabilidad de la empresa, generando empleo y sirviendo eficientemente a su clientela la cual excede sustancialmente al número de trabajadores. Los derechos de los trabajadores son importantes, pero hay que matizarlos poniéndolos en el contexto más amplio de los otros dolientes de la empresa. Interés personal y egoísmo "Se va difundiendo cada vez más la convicción según la cual la gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia".
Que una empresa sea administrada únicamente en base al interés de sus propietarios puede perfectamente conducir a resultados deseables. Es factible que el interés de sus propietarios sea precisamente atender adecuadamente a los otros dolientes de la empresa. Es más, para maximizar el valor de la empresa y por ende el valor de la inversión de los propietarios, éstos deben satisfacer a los otros dolientes de la empresa. El interés personal, todos lo tenemos, debe ser distinguido del interés personal egoísta.
El interés personal de la Santa Madre Teresa de Calcuta era auxiliar a las personas más desahuciadas de la sociedad y su interés personal la llevó a realizar una vida ejemplar de abnegación y entrega al prójimo. "Junto a la empresa privada, orientada al beneficio, y los diferentes tipos de empresa pública, deben poderse establecer y desenvolver aquellas organizaciones productivas que persiguen fines mutualistas y sociales".
Es importante destacar que la empresa orientada al beneficio, en un marco de cero aranceles y competencia, también persigue fines sociales. Solo pensemos en los inmensos beneficios sociales que generan Motorola, Apple, Google, Toyota, Merck, entre otras, facilitándonos la vida y haciéndonos más eficientes.
"La dignidad de la persona y las exigencias de la justicia requieren, sobre todo hoy, que las opciones económicas no hagan aumentar de manera excesiva y moralmente inaceptable las desigualdades y que se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos, o que lo mantengan". Ciertamente existen desigualdades irritantes que emanan de la acumulación de riqueza inducida por políticas perversas como son los aranceles, inflación y devaluación.
Otra razón más para insistir en la denuncia de estas prácticas. Por otro lado, la desigualdad económica entre los países se debe fundamentalmente a la no adopción de economía de mercado por parte de las economías rezagadas como son las africanas y latinoamericanas. En consecuencia, aceptemos la existencia de una desigualdad natural que emana de las dotaciones con que nacemos, actividades a las que nos dedicamos y nuestra disposición al trabajo, y debemos promover economía de mercado, rechazar el socialismo y el mercantilismo que es el capitalismo salvaje. Estado y mercado "El mercado único de nuestros días no elimina el papel de los estados, más bien obliga a los gobiernos a una colaboración recíproca más estrecha.
La sabiduría y la prudencia aconsejan no proclamar apresuradamente la desaparición del Estado. Con relación a la solución de la crisis actual, su papel parece destinado a crecer, recuperando muchas competencias". La verdad es que no conozco país alguno que haya eliminado la pobreza crítica sin Estado.
El Estado y el mercado no son antagónicos sino complementarios, donde el primero crea el marco legal y regulatorio que permita el buen funcionamiento del mercado, en congruencia con el principio de subsidiariedad. Creo que el Magisterio Eclesial debe insistir aun más que el Estado es para el hombre y no al revés, porque los poderes del Estado le son conferidos por el hombre quien por tanto antecede al Estado.
Que la competencia fundamental del Estado es la de proteger los derechos inalienables con los que nacemos, otorgados por el Creador, que emanan de la ley natural y que todos podemos compartir simultáneamente, como son el derecho a la vida, a la protección de la propiedad privada bien habida, libertad de culto religioso, derecho a la búsqueda de trabajo, búsqueda de salud, de vivienda, de educación, en fin búsqueda de la felicidad.
Debemos insistir en que no nacemos con derecho al trabajo, salud, vivienda y educación porque no nacemos con la capacidad de legalmente obligar a otros seres humanos a satisfacer estos derechos, los cuales ningún país satisface plenamente debido a la escasez. Además, confianza en la capacidad del Estado para resolver problemas la debemos ver con mucha ponderación y cautela.
No olvidemos que por el hecho de que alguien se meta a político no lo convierte en ángel. Como ser humano seguirá persiguiendo su interés personal el cual si no está alineado con el de sus representados, no resolverá sus problemas. La crisis financiera es un caso clásico de falla del Estado donde se combinó un exceso de emisión de moneda con la politización del crédito hipotecario.
Matices, pero a veces en qué y cómo insistimos hacen una inmensa diferencia en la percepción que tiene la feligresía sobre temas transcendentales para la consecución del bien común y la lucha contra la pobreza en congruencia con Mateo 25. hjf1750@gmail.com
sábado, 18 de julio de 2009
Reflexiones sobre Caritas in veritate.
Publicado por
Aquiles Márquez, Héctor Ruíz Aguilar, Milagros Alcántara, Pablo Carrión, Ronny Padrón.
en
8:23
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