jueves, 25 de marzo de 2010

Henri Falcón: ¿El líder necesario o el próximo traidor?.

Ciudad El Tigre, sábado 20 de marzo de 2010
Ronny Padrón.
Democracia Cristiana hoy.

Henri Falcón: ¿El líder necesario o el próximo traidor?

Cuando en fecha 22 de febrero, aparece publicada la misiva del precitado, dirigida esta al comandante Hugo Chávez, poco fue el interés que tal tratativa me alcanzó a despertar.

Pero con el pasar de los días vamos llegando a pensar, que no estamos ante un simple remedo del tristemente célebre comandante Arias C. Para la anterior afirmación, tomo por fundamento el nivel político alcanzado por el régimen socialista en gobierno, muy distinto al conocido para aquel infausto 2000.

Hoy día es sabido, que la única contención para la total implantación del socialismo acá en Venezuela, se basa en la dependencia del régimen gobernante por la formalidad democrática predominante a nivel del hemisferio; aunado esto, a su propia debilidad política, hecho lógico tratándose del socialismo, sistema sustentable solo a través de la violencia y la mentira.

En lo adelante, Henri Falcón no tendrá alternativa: Vencer o padecer su destrucción política; premisa infaltable al socialismo que todavía afirma compartir. Por ende, no resulta fácil definir al todavía representante socialista del Estado Lara como ¨El próximo traidor¨ como lo es aquel comandante andino.

Estimo que no es allí, donde se esconde el mayor problema, pues al efecto, le resultará imposible escapar al implacable escrutinio nacional, relativo a su real postura política. Percibo la gravedad, más bien en la oscuridad de su discurso, falto de claridad a pesar de la luz en sus obras.

Una lectura simple de la misiva, concatenada a su público y político discurso, nos indica, que estaríamos en presencia de un convencido demócrata de izquierda, perfectamente ubicable en el socialismo democrático o en la socialdemocracia, como se le prefiera llamar. Si a lo anterior, sumamos su accionar como gerente público, la antedicha presunción resultaría corroborada. Pero si esto fuere un hecho, ¿Por qué esperar 11 años para tan necesario deslinde?

¿Tan reducido el criterio de Henri Falcón para solo ahora comprender que su militancia en el PSUV, era contraria a los fines de la Constitución? Si fuere este el caso, resultaría grave, pero lo es más aún el que continúe ofreciendo lealtad a quien funge como presidente de aquel partido, el propio comandante en jefe del socialismo en gobierno, directo responsable del nunca olvidado 11 de abril.

Mención aparte, su incorporación al inefable PPT, agrupación política tan dúctil, capaz de apoyar hoy al régimen en gobierno, como ayer a la partidocracia, y siempre libre de todo rubor.

Es grande la experiencia venezolana, con dirigentes de parecido discurso, maleables como la dirección del viento, todos hacia un mismo fin: gobernar con el populismo, cuando no junto al libro de Marx.

Le resultará en beneficio al compatriota Falcón, definir mejor su postura, pues la mostrada hasta hoy, le ganará no solo rechazo, sino además desconfianza tanto desde el socialismo en gobierno como entre el bando demócrata, sean estos de la resistencia o de la simple oposición.

Lo anterior, si se trata de alguien que valore la coherencia entre el pensamiento, la palabra y la acción. Sino fuere este el caso, siga mejor como va, que muy lejos no llegará. ORA y LABORA.
caballeropercival@cantv.net

domingo, 21 de marzo de 2010

Lula y el desengaño internacional.

17 de marzo de 2010
Lula y el desengaño internacional
17 de marzo de 2010

por Carlos Alberto Montaner

Carlos Alberto Montaner es periodista cubano residenciado en Madrid.

Para Lula da Silva, los presos políticos cubanos son delincuentes semejantes a los peores criminales encarcelados en su país. Lula, cruelmente, ha adoptado el punto de vista de su amigo Fidel Castro. Para el presidente de Brasil, pedir elecciones democráticas, prestar libros prohibidos y escribir en los periódicos extranjeros —supuestos "delitos" cometidos por los 75 disidentes apresados durante la primavera negra de 2003, condenados a penas de hasta 28 años— equivale a matar, robar o secuestrar.

Para Lula da Silva, el Dr. Oscar Elías Biscet, un médico negro sentenciado a 25 años por defender los Derechos Humanos y por oponerse al aborto, es sólo un criminal empedernido. Dentro de su curioso código moral es perfectamente comprensible la muerte del preso político Zapata Tamayo, o la posible muerte de Guillermo Fariñas, un psicólogo y periodista disidente, declarado en huelga de hambre para reclamar que liberen a 26 presos políticos severamente enfermos.

Los demócratas cubanos no son los únicos decepcionados con el brasilero. En la última etapa de su gobierno Lula da Silva está demoliendo la buena imagen que disfrutó al comienzo. Recuerdo, hace unos tres años, una conversación que tuve en Panamá con Jeb Bush, ex gobernador de Florida. Me dijo que su hermano George, entonces presidente de EE.UU., tenía una magnífica relación con Lula y estaba convencido de que era un aliado leal de Washington. Me pareció una ingenuidad, pero no se lo comenté.

Hace unos días, un ex embajador estadounidense, que prefiere el anonimato, me dijo exactamente lo contrario: "todos nos equivocamos con Lula; es un contumaz enemigo de Occidente y muy especialmente de EE.UU., aunque trata de disimularlo". Y luego, con cierta indignación, criticó la complicidad de Brasil con Irán en el tema de las sanciones a Teherán por el desarrollo de armas nucleares, el permanente respaldo a Hugo Chávez y la irresponsabilidad con que manejó la crisis de Honduras al propiciar el asilo de Manuel Zelaya en la embajada en Tegucigalpa, violando todas las reglas de la diplomacia internacional.

En realidad, el comportamiento de Lula da Silva no es sorprendente. En 1990, cuando fue derribado el Muro de Berlín, el líder del Partido del Trabajo se apresuró a crear el Foro de Sao Paulo junto a Fidel Castro para coordinar la colaboración entre todas las fuerzas violentas y antidemocráticas de América Latina. Ahí estaban las guerrillas narcoterroristas de las FARC y del ELN de Colombia, una docena de partidos comunistas de otros tantos países, el FSLN de Nicaragua, el FMLN de El Salvador y la URGN de Guatemala. Mientras en el mundo libre celebraban la desaparición de la URSS y de las dictaduras comunistas en Europa del Este, Lula da Silva y Fidel Castro recogían amorosamente los escombros del marxismo violento para tratar de mantener vigente el discurso político que condujo a esa pesadilla, mientras establecían una suerte de cooperación internacional que sustituyera el desvanecido liderazgo soviético en la región.

Lula, dentro de Brasil, sujeto por una realidad política que no ha podido modificar, se comporta como un demócrata moderno y no se ha movido sustancialmente de las directrices económicas que señaló el anterior presidente, Fernando Henrique Cardoso, pero en el terreno internacional, que es donde aflora su verdadero talante, su conducta es la de un revolucionario tercermundista de los años sesenta.

¿De dónde surgen esa militancia radical y ese perverso juicio moral? La hipótesis de un presidente latinoamericano que lo conoce bastante, de los que no tardará en dejar el poder, también decepcionado, apunta a su ignorancia: “este hombre es de una penosa fragilidad intelectual.

Sigue siendo un sindicalista atrapado en la superstición de la lucha de clases. No entiende ningún asunto complejo, carece de capacidad para fijar la atención, tiene unas terribles lagunas culturales y por eso acepta el análisis de los marxistas radicales que en su juventud le explicaron la realidad como un combate entre buenos y malos”. Su frase final, dicha con cierta tristeza, fue lapidaria: “pareció que Lula, con su simpatía y por el buen momento que atraviesa su país, convertiría a Brasil en la gran potencia política latinoamericana. Falso. Ha destrozado esa posibilidad al alinearse con los Castro, Chávez y Ahmadineyad. Ya ningún país serio confía en Brasil”. Muy lamentable.
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España en el corazón.

Por Aníbal Romero

Tomo prestado el título de un famoso poema de Neruda y lo utilizo, como en su momento procuró su creador, para expresar indignación: la que me embarga a causa de la cobardía del actual gobierno español ante el despotismo de Hugo Chávez en Venezuela.

Es cierto que la política exterior debe formularse en función de los intereses nacionales; pero un país como España, en particular en lo que se refiere a la América hispana, no debe en modo alguno reducir la definición de tales intereses a términos estrechamente económicos y comerciales.

Existe un plano ético de la política y de las relaciones internacionales que una nación democrática y apegada a la libertad, como se presume es España, sacrifica a un elevado costo y con funestas consecuencias.

Para los que admiramos a España y su historia, y reivindicamos la importancia del legado cultural hispánico como parte esencial de la identidad latinoamericana, resulta doloroso y decepcionante constatar la deplorable alcahuetería, ciega tolerancia y sospechoso pragmatismo del gobierno de Rodríguez Zapatero y el desvergonzado ministro Moratinos ante Chávez y Castro. Mediante tan condenable postura el gobierno español traiciona los principios que proclama en su retórica, y se arrodilla frente a personajes que nunca admitiría en su propio contexto ni en el europeo.

Por desgracia, lo que hace España con relación a Chávez forma parte de una práctica bastante común en la política exterior de la Comunidad Europea en general y varios de sus integrantes en particular, política caracterizada por la brecha entre los valores que se enarbolan y las realidades que soterradamente se propician. La estrategia de España con Chávez fue la de Francia hacia Saddam Hussein y ahora de Alemania hacia Irán y Ahmadinejad, episodios 2 donde igualmente los intereses económicos cortoplacistas han asfixiado sin contemplaciones los principios que se dice def! ender.

Lo que hace especialmente penoso el caso España y Chávez es, por un lado, que el gobierno de Rodríguez Zapatero ha llegado al extremo de colocar en entredicho al propio poder judicial español, sembrando dudas acerca de las motivaciones de los jueces, a pesar de que son públicas y notorias las simpatías del régimen venezolano hacia grupos extremistas alrededor del mundo, así como sus alianzas con los Estados forajidos del planeta.

En segundo lugar semejante conducta pone de manifiesto una profunda ingratitud hacia la democracia venezolana, su pasado y menguado presente, pues Venezuela fue siempre solidaria con la causa de la libertad en España y ello deberían saberlo en el partido político que lidera Rodríguez Zapatero.

Por último, resulta escandaloso que la izquierda europea continúe atada a los mitos del buen salvaje y el buen revolucionario, que les llevan a tratar a personajes como Chávez y Castro con desviada condescendencia.

Es cierto que en días recientes la Comunidad Europea ha mostrado algunos tímidos síntomas de clarividencia ante el militarismo populista de Chávez y la satrapía castrista en Cuba. El trato cruel, hasta matarles, infligido a los disidentes cubanos que luchan por la libertad ha despertado las conciencias bienpensantes en los cafetines parisinos, berlineses y madrileños. Sin embargo, en lo que respecta a España y Chávez un lamentable contubernio se acentúa, y es obvio que el gobierno socialista en Madrid está dispuesto a aceptar los abusos del caudillo “bolivariano”, y más que eso, a cambio del silencio y la protección a las inversiones españolas en Venezuela. Como para que se nos parta el corazón.(El Nacional)

jueves, 18 de marzo de 2010

El socialismo real: La mentira y la violencia en el poder.

Ciudad El Tigre, viernes 12 de marzo de 2010
Ronny Padrón
Democracia Cristiana hoy

El socialismo real: La mentira y la violencia en el poder.

La anterior afirmación tiene un fundamento conocido, sin embargo subestimado. De allí la reiteración de esa presencia, para desgracia de la humanidad. El reciente accionar de uno de sus connotados representantes, Luis Inacio ¨Lula¨ da Silva, confirman la necesidad de prestarle mayor atención.

Al tiempo de redactar estas líneas, el gobierno brasileño hace pública su decisión: Niega su intercesión por los prisioneros políticos cubanos, ante sus carceleros, los hermanos Castro; haciendo caso omiso de las fuertes críticas internas y externas que por ello ha recibido tal administración.

Previo a ese anuncio, se conoció del cordial encuentro habanero, entre los precitados hermanos Castro, y el presidente brasileño. Lo anterior, es la reiteración de un hecho público y notorio: La esencia perniciosa del socialismo real, en su relación con los pueblos.

Si bien es cierto, que el saliente gobernante brasileño ejecutó en su país una gestión exitosa, identificada con la socialdemocracia, muy alejada esta del socialismo que tuvo a bien propugnar hasta hacerse presidenciable; fue el pragmatismo, y no la convicción, lo que signó tan asertivo cambio.

Un cambio pragmático, no ideológico. Luis Inacio da Silva, como todo marxista que se precie de tal, podrá cambiar de discurso, mas no de convicción. Para comprobarlo, basta con mirar sus tratativas en la arena internacional. El horror socialista que no quiso para el Brasil, recibe su apoyo para el resto de Latinoamérica.

Porque el socialismo real es así. Cuando no accede al poder a través de la violencia como en Corea del Norte, lo hace con la mentira, verbigracia en Cuba y ahora en nuestra Venezuela. No podía ser de otra manera. Nunca se atreverían y menos hoy día, a proclamar en público los fundamentos de tan funesta ideología: 1. Propiedad y gestión de los medios de producción por parte de los propios trabajadores o algún otro ente colectivo. 2. La lucha de clases, y su consecuente dictadura del proletariado, y 3. El socialismo como etapa de transición hacia el objetivo final: El comunismo.

De allí el porqué de tal binomio: mentira y violencia, inherentes al socialismo real; para acceder al poder o para mantenerse en él.Tales reflexiones, las estimo de especial pertinencia por estos tiempos preelctorales. La prominente presencia de un contingente de aspirantes, fieles creyentes del socialismo, que oportunamente transmutados a demócratas en primarias, constituyen la mejor garantía para la continuidad política de esta calamidad hecha doctrina.

El ser demócrata, implica asumir una particular postura individual en medio de una sociedad, basándonos para ello en una conducta determinada por valores de verdad, honradez, tolerancia, justicia, trabajo y solidaridad; virtudes que en modo alguno podríamos circunscribir a la simple condición de quien funge como opositor frente a una dictadura socialista, promotora esta de comicios en la perpetua intención de fraude.

Tengamos presente las eternas verdades contenidas en las Sagradas Escrituras: ¨Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca¨. Ap.3, 15-16. ORA y LABORA.
caballeropercival@cantv.net.

domingo, 14 de marzo de 2010

EL Foro del lunes, con Aníbal Romero.

EL NACIONAL - Lunes 08 de Marzo de 2010
Cultura
El foro del lunes
ANÍBAL ROMERO Especialista en teoría política y profesor jubilado de la USB
A propósito de la publicación de sus Obras selectas, el intelectual habla de las similitudes del chavismo con los totalitarismos del siglo XX. Su declarada confianza en la vocación civilista de la sociedad venezolana, no obstante, le impulsa a creer que el país tendrá un futuro democrático
MICHEL ROCHE RODRIGUEZ
MROCHE@EL-NACIONAL.COM
Aníbal Romero, que se declara un optimista irredento del futuro venezolano, está convencido de que se avecinan grandes jornadas democráticas. Ha pasado casi 30 años de su vida profesional analizando la historia política del país y parte de ese trabajo está impreso en sus Obras selectas, publicación de tres tomos editada por Equinoccio que será bautizada el miércoles en los espacios abiertos del edificio Mene Grande, en Los palos Grandes.


Por su solvencia intelectual y su articulada manera de pensar, evidente en su lenguaje preciso, la antología de ensayos de Romero es un documento importante para entender la sociedad venezolana actual. El cofundador del programa de posgrado en Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar y docente en la Escuela de Estudios Liberales de la Universidad Metropolitana es un crítico fehaciente del gobierno del presidente Hugo Chávez, aunque tampoco es muy concesivo con la dirigencia de oposición, a la que llama a la "unidad firme e inquebrantable" para salvar al país de una dictadura. "Su deber es deponer las ambiciones individuales y partidistas para actuar en función del interés nacional: ponerle fin sin guerra civil y sin castrismos a la etapa de la revolución bolivariana".


El plan de gobierno de la dirigencia opositora, como lo imagina Romero, plantea en primer término la restauración de la democracia mediante la separación de poderes, su alternabilidad y la protección de los derechos de las minorías. "Después, es imperativa la salida de las fuerzas de
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ocupación cubanas e iraníes de Venezuela, porque su presencia constituye una violación de la soberanía.


En tercer lugar, hay que dar garantías de reconciliación con los sectores chavistas no comprometidos en delitos. El cuarto punto es que los problemas sociales de la mayoría serán atendidos mejor de lo que lo ha hecho este régimen y que se establecerán políticas económicas para sacarnos del foso al que nos ha llevado Chávez". Dice que el programa existe, pero que hace falta una voz que lo pregone y le haga sentir a los venezolanos que se están decepcionando del Presidente que hay otra propuesta. La misma formulación de ideas de quien ha sido visiting scholar en universidades tan importantes como Stanford y Harvard demuestra lo que también es una preocupación patente en su antología para qué sirven los intelectuales: para pensar el futuro del país. --Usted dice en su libro que los pensadores venezolanos han señalado la crisis de la democracia desde las últimas dos décadas del siglo XX. El pesimismo marcó a la intelectualidad nacional en buena parte de la historia democrática. ¿Cuál es entonces su papel hoy? --Hubo dos tipos de crítica a la democracia civil o cuarta república. Una buscaba corregir las fallas y otra destruir el sistema. En la etapa final, los intelectuales tomamos dos posiciones muy distintas; hubo quienes de un modo directo o indirecto apoyaron el golpe de 1992 y hubo quienes (entre los que me cuento) lo repudiamos de manera radical desde el principio. Ahora, una vez que percibimos con mayor claridad qué se proponía Chávez con su gobierno, los intelectuales venezolanos hemos enfrentado con gran coraje y dignidad este proyecto político personalista.


--Parece como si la idea de crisis y de caos fuera parte de la identidad venezolana... --Por ese pesimismo los intelectuales venezolanos hemos tendido a exagerar con el término y la presunta realidad de la crisis nacional, a tal punto que hemos confundido estar en movimiento con estar en crisis. Si vemos la cosa de una manera simplista, la vida es crisis en el sentido que es desafío y reto permanente. Un país tiene que estar en movimiento. Decir que los 40 años de la república civil fueron de crisis no explica nada. Decir que la revolución bolivariana ha sido un período crítico es decir mucho y nada. La solución a estos dilemas está en tratar de ser un poco más específicos cuando se usa esta palabra.
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--Aunque su libro no incluye sus ensayos más recientes, ya allí adelanta el peligro de una democracia autoritaria. ¿No es una contradicción decir que el régimen chavista es una democracia autoritaria? --Me refiero a una democracia autoritaria porque Hugo Chávez puede obtener la voluntad de la mayoría e imponerla sobre la minoría; Adolfo Hitler ganó las más importantes elecciones en las que participó, como ocurrió con Benito Mussolini y Juan Domingo Perón. Por eso es que las democracias civilizadas son liberales, en las cuales están protegidos los derechos de las minorías.

La voluntad de la mayoría debe tener límites, porque de lo contrario la minoría va a estar esclavizada. En Venezuela, estos años hemos tenido una democracia autoritaria, pues la idea de Chávez es que si él tiene la mayoría puede imponer su voluntad absoluta sobre lo que él llama "los escuálidos". Más importante para mí es la libertad y no la democracia, porque defiende los derechos individuales y porque hay una clara concepción de que el poder puede tener límites, de lo contrario se convierte en un poder absoluto o totalitario.


--Usted ha estudiado extensamente los fenómenos totalitarios. ¿Cree usted que Venezuela vive o podría llegar a sufrir uno de estos regímenes? --Todos los totalitarismos se parecen, pero no todos los gatos son pardos en la noche totalitaria. Hay diferencias entre el fenómeno comunista y el nazi; por ejemplo, en el primero no hubo el biologismo racista. En el chavismo hay un impulso totalitario, pero no hay la capacidad de concretarlo, porque estamos en otro momento histórico y porque la sociedad venezolana tiene un tejido psicosocial y político impermeable a esa voluntad.


--¿Está la sociedad venezolana en una situación de crisis parecida a la de la Alemania anterior al nazismo? --Hay varias diferencias. El chavismo es el mismo populismo de siempre con el ingrediente adicional del delirio comunista de un líder. Esto quiere decir que en el fondo es un populismo clientelar, carente de fervor, de verdadero compromiso y dependiente, en gran medida, del flujo de recursos del Estado hacia los sectores empobrecidos. No hay fervor ni verdadera ideología, sólo carisma y un delirio. El movimiento nazi era "serio", porque estaba dispuesto a llegar a sus últimas consecuencias: tenía conceptualización, ideología y convicciones.


En segundo lugar, en Alemania se enfrentaron hasta 1933 dos extremismos: el de la izquierda radical (Partido Comunista Alemán)
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y el de la derecha (Nacional Socialista). En Venezuela tienes el extremismo chavista del líder principal, pero del otro lado una sociedad civil convencida de que el camino tiene que ser la resistencia cívica. El Partido Comunista Alemán y el nazismo estaban dispuestos a ir a la guerra civil, nosotros no. La tercera distinción es que las amenazas de Hitler de desencadenar una guerra europea se cumplieron; Chávez amenaza sin tener suficientes recursos para cumplir tales promesas.
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jueves, 11 de marzo de 2010

A pesar de todo...a remar de un solo lado.

Ciudad El Tigre, sábado 06 de marzo de 2010
Ronny Padrón.
Democracia Cristiana Hoy.

A pesar de todo… a remar de un solo lado.

La dinámica de los acontecimientos, impone también una mayor dosis de político pragmatismo. No tengo la menor duda, que en los anti-valores de nuestra dirigencia demócrata, descansa la permanencia del socialismo hoy en gobierno.

Sin embargo, muy a pesar de ello, son los que tenemos, y con ellos tendremos que vencer; el avance socialista en ruta al comunismo, lo aconseja. Durante 11 largos años, nuestra democrática sociedad no ha sido capaz de proveer un liderazgo demócrata acorde. No es este el mejor momento, para gestionar tan necesarios cambios.

Factores convergentes, externos e internos, indican a las claras que el régimen de facto en gobierno, pasa por uno de sus peores momentos, y ciertamente, la precariedad generalizada de nuestras democráticas fuerzas, aconseja igualmente un muy pronto accionar.

La legitimidad del régimen, tiene su único fundamento en la tolerancia demostrada por el liderazgo demócrata, ese que en mala hora tenemos a bien merecer. Por ende, en la medida que la fuerza popular sea capaz de superar tan grave circunstancia, podríamos entonces ganar y cobrar.

Ese ganar y cobrar, en modo alguno lo circunscribo únicamente al evento electoral del 26-09-2.010; hacerlo implicaría otorgar carácter democrático a un régimen que jamás lo fue. Sin embargo ¿Cómo negar la posibilidad real de un importante triunfo, inmanente a tal ocasión? En caso que alcanzáramos tal fecha, con el socialismo aún en el poder, será lógico menester, concentrar toda nuestra fuerza popular, a objeto de doblegarlo.

Grande seria nuestro triunfo, si por cualquier vía constitucional, logramos lo que nunca antes: Que el régimen socialista confiese, con la veracidad de los hechos, su naturaleza dictatorial. En tal coyuntura, la precariedad de su poder político, será aún mayor que la mostrada en tiempo presente.

Volviendo al asunto de septiembre, ¿Quién puede confiar en nuestra dirigencia demócrata, para ganar y cobrar? Es la misma dirigencia que consintió el escándalo del 2-12-2.007; la siempre displicente ante el ventajismo electoral socialista. Perenne opositora, al dolor y al sacrificio, lógica ofrenda de quien nos pretenda liderar ¿Para el 26-S porque habría de cambiar?

Y no cambiará, es sabido. Pero el pueblo demócrata venezolano si puede cambiar. Porque entendemos, que cada día es mayor nuestra dificultad, para alcanzar la restauración constitucional, de allí la importancia de cada oportunidad.

De tal manera, que ante un 26 de septiembre donde no bastará con ganar sino también habrá que cobrar; con pruebas del triunfo en las manos, de nuestros líderes nada habremos de esperar. Mejor sorprendernos con su valentía, que abatirnos con la decepción. Conocido es, que pueblos acorralados, aún los más diezmados, tienden a reaccionar. ¿Por qué no hacerlo este mismo 2.010? ORA y LABORA.
caballeropercival@cantv.net

jueves, 4 de marzo de 2010

Orlando Zapata Tamayo, cuando los principios no se negocian.

Ciudad El Tigre, lunes 01 de marzo de 2010
Ronny Padrón.
Democracia Cristiana Hoy.

Orlando Zapata Tamayo, cuando los principios no se negocian.

El pasado martes 23 de febrero, murió el patriota cubano Orlando Zapata Tamayo, albañil, fontanero, activista por la democracia en la isla-cárcel Cuba, luego de 86 días en huelga de hambre, fundada esta, en su personal negativa al uso del uniforme de preso común en lugar del correspondiente a los prisioneros políticos, aunado a su protesta por las condiciones infrahumanas impuestas a los restantes reclusos. 18 días sin consumir siquiera agua, marcaron el episodio final de una vida heroica.

Ello en el marco de una condena a 36 años de prisión, bajo el cargo de desobediencia. Amnistía Internacional lo había reconocido como un preso de conciencia. Hasta allí, podríamos describir su referencia histórica. Porque en lo adelante, solo contaremos su paradigma ético-político.

Para quienes en la Venezuela de hoy se han atrevido a ¨jugar¨ con el ayuno, como legítimo instrumento de lucha política, vale ese ejemplo. Solo quien esté dispuesto a ofrendar su vida a favor de sus ideales, merece el calificativo de radical, y cuando estos ideales se fundamentan en el bienestar del prójimo, estamos en presencia de un héroe. Para lo demás, siempre habrá tiempo.

Martirios como el de Orlando Zapata Tamayo, nos permiten dimensionar claramente, cuanta es la distancia entre nuestra lucha por la restauración constitucional, en relación a la que continúan librando los demócratas cubanos desde hace 50 años. ¿Cuantas caretas caen ante la fuerza de la verdad?, ante ella, la mentira es siempre vana.

¿Cual es la autoridad moral de quienes se hacen llamar demócratas o por lo menos gente de bien, al tiempo que brindan halagos tanto a Raúl como a Fidel? Como justificar éticamente el apoyo a un régimen político de tal naturaleza sin caer al tiempo bajo la sospecha de ser un igual. Es innegable, nada como ejemplos extremos para que resplandezca la verdad.

Por ende, no está demás reiterar: Sea por votos, rebelión o cualquier otra vía conforme a la constitución, quien nos pretenda liderar mucho tendrá que sacrificar a la hora de ganar y cobrar. ORA y LABORA.
caballeropercival@cantv.net