domingo, 21 de agosto de 2011

Ciudad El Tigre, sábado 13 de agosto de 2011
Democracia Cristiana Hoy.

Ronny Padrón.

¿Hasta cuando la extorsión militar?

Busquemos la claridad desde el principio, el tema lo amerita. Extorsión, en la segunda acepción que le otorga el Diccionario de la Real Academia Española, la define como: ¨Presión que, mediante amenazas, se ejerce sobre alguien para obligarle a obrar en determinado sentido¨. A eso nos referiremos.


En Venezuela, las fuerzas militares han gozado históricamente de una relevancia enorme, suponemos debida a la gloriosa gesta libertadora, relevancia hoy absolutamente injustificada, considerado en rigor el rol que han venido cumpliendo luego de su victoria ante la subversión comunista en la década de los 60´s.


Muy diferente de cuanto ocurre en otros lares, donde hay fuerzas militares justamente percibidas por sus connacionales como fieles cumplidoras de su deber en la defensa de la soberanía popular, ello debido a una certificada disposición a ofrendar la vida para honrar su compromiso de patriotas, tal es el caso de ejércitos como el colombiano, desde hace mucho confrontado a muerte con los grupos terroristas asentados en su territorio, o bien el mexicano, cuyos militares libran sangrienta guerra contra un formidable enemigo: el tráfico de drogas ilícitas. Ello sin dejar de mencionar fuerzas militares históricamente distinguidas como la estadounidense desplegada alrededor del mundo en diaria faena, o el famoso ejército israelí, cuya importancia en la afanosa preservación del Estado de Israel supera cualquier diatriba.


En Venezuela, nuestros militares, funcionarios públicos pagados con dinero de todos y cada uno de los venezolanos, organizados como institución sin militancia política para cumplir el importante rol de garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, conforme lo establece el artículo 328 de la Carta Magna, se atreven a manifestar públicamente conceptos como los expresados el pasado 8 de agosto por el ministro socialista de la defensa, general en jefe Carlos Mata Figueroa, a saber:¨La Fuerza Armada está más que nunca alineada con el presidente Hugo Chávez. Se equivocan señores, se equivocan nuestra Fuerza Armada tiene un nivel de conciencia enorme, hemos aprendido de tantos casos y tantas cosas y hemos aprendido de la experiencia. Aquí no hay golpista, aquí los tiranos, los traidores se acabaron, la institución militar cada día se siente más orgullosa de estar con ese gobierno revolucionario que está al lado de su pueblo y tener un comandante en jefe como el que tenemos". (Fuente: eluniversal.com 08-08-2.011)


Frente a declaraciones como esa, continuación de una pública, notoria y comunicacional campaña de partidización de la fuerza militar venezolana desde el ascenso del socialismo al poder en 1.999, donde el 11 de abril de 2.002 constituye la última reacción interna digna de mención, cabe preguntarnos: ¿hasta cuando permitiremos la extorsión militar?


El asunto no es sencillo de resolver, habida cuenta el profundo sentimiento filo-militar existente en la población venezolana, muy a pesar de que las fuerzas militares han constituido el principal sostén del régimen socialista en el poder. Es así como observamos perplejos a connotados intelectuales y reputados dirigentes demócratas afirmar convencidos, que declaraciones como la antes referida constituyen sólo expresión de un alto mando socialista divorciado de una oficialidad media que sí es institucional, incapaz entonces de atentar contra la soberanía popular legítimamente expresada a través del voto.


Quienes así se expresan parecen ignorar, que todos los miembros de la fuerza militar venezolana, desde el general en jefe más antiguo, hasta el más ¨nuevo¨ de los cadetes, son personas, mayores de edad, civilmente hábiles, en pleno uso de sus facultades mentales, y por ende con responsabilidad jurídica por cada uno de sus actos, en especial en el cumplimiento de sus funciones.


Por ende, constituye un absurdo de peligrosas consecuencias, continuar atribuyéndole a la fuerza militar venezolana una superioridad ética que no tiene, error que le ha permitido a los militares venezolanos desempeñarse como los perpetuos jueces de la política nacional. Eso no debe continuar.


Considero pertinente el manifestar mi convicción, en torno a la necesidad de que todo aquel venezolano que se considere a sí mismo merecedor de un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia en los términos de la Constitución, tenga a bien expresar conforme a esa Carta Magna, un pleno repudio contra las fuerzas militares venezolanas de hoy día, representadas por todos y cada uno de sus integrantes, sin excepción, en virtud de la grave responsabilidad que por acción u omisión cargan sobre sus hombros: la permanencia inconstitucional del régimen de Hugo Chávez.


A los militares venezolanos hay que hacerles entender indubitablemente, que su respeto al voto popular a manifestarse próximamente, lejos de una concesión militar graciosa, constituirá un importante atenuante de cara al juicio que el pueblo venezolano les entablará en la primera oportunidad.


Ningún miembro de la actual fuerza militar deberá pretender se le honre una vez restaurada la constitucionalidad democrática. Será menester el determinar oportunamente, el justo destino de quienes prevalidos de un uniforme han fungido como verdugos de éste su propio pueblo. ¡PROHIBIDO OLVIDAR¡ ORA y LABORA.

caballeropercival@hotmail.com








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