Ricardo Angoso entrevista a Alfredo Keller, sociólogo y jefe de encuestas de Aksa
Opiniones
Publicado el 12.08.2011 21:41
Por Ricardo Angoso
Las encuestas de Alfredo Keller, sociólogo y analista venezolano, son las más conocidas en todo el país e incluso en el exterior. Atento observador de la realidad venezolana y siempre en el punto de mira de un gobierno que no soporta la libre expresión y la objetividad, Keller se expresa en esta entrevista como uno de los analistas más conspicuos y agudos de su país.
"La oposición es mayoría, pero tiene que vencer al miedo
y a los temores de la población.
En la medida en que se pueda vencer a ese miedo,
muy poderoso, la oposición podrá tener éxito o no".
"Lobo lo está haciendo mal, claramente.
Ha pagado un precio alto, demasiado sobrevalorado,
por el regreso de Zelaya".
"Los apagones, la inseguridad, el caos en general,
se han apoderado del país y nadie puede hacer frente
a este caos sin cambiar esta política fracasada.
La propaganda va por un lado y la crisis por otro, con o sin Chávez".
"María Corina Machado es el único candidato de la oposición
que es de la nueva generación y que no tiene nada
que ver con el pasado;
creo que es la más madura de todos los candidatos".
"Los militares venezolanos han sido comprados
sin ser filosóficamente marxistas y han acabado
constituyendo una base fundamental del régimen".
"Lula, creo, que siempre vio a Chávez como muy vulnerable
y pretende convertirse en el referente de una izquierda
en América Latina menos payasa,
que es lo que es el presidente venezolano, y radical".
Ricardo Angoso: ¿Qué está pasando en la sociedad venezolana?
Alfredo Keller: Aquí hay claramente tres tercios: uno chavista, otro claramente antichavista y otro más bien situado al centro, pero que en nuestros estudios se descubre que ese de tercio hay casi un 80% opositores y hay un 20% que son prochavistas por miedo, en un cálculo de que adoptar una bandería determinada puede tener un costo muy alto. El temor es un condicionante que hace adoptar una posición u otra a mucha gente que tiene miedo claramente. El gobierno ha logrado vender masivamente la idea de que su poder es omnímodo y tan intenso y extenso que puede controlar tu vida hasta el punto de que puede depender todo de la relación que establezcas con el poder. El 44% de la población piensa que el voto no es secreto y el gobierno lo sabe; si la gente piensa que vota en contra, cree que habrá una sanción. El empleo público se ha disparado hasta el 300% más en estos años y mucha gente depende del mismo. El Estado controla grandes parcelas d ella vida.
El 60% de los venezolanos, en esta línea de temor, piensa que las comunicaciones son controladas por los satélites del gobierno. Luego están las cédulas de identidad que emite Cuba y es otra forma de control. Este miedo está presente y el gobierno lo utiliza para controlar al país. La oposición es mayoría, pero tiene que vencer al miedo y a los temores de la población. En la medida en que se pueda vencer a ese miedo, muy poderoso, la oposición podrá tener éxito o no. Luego está el asunto del liderazgo en la oposición, que todavía es percibido como débil y fragmentado por el electorado venezolano. Se percibe como poco adecuado para el momento político en que se vive.
R.A.:¿Esa situación debilidad de la oposición lo arreglarán las primarias?
A.K.: No necesariamente, porque el liderazgo del presidente es tan fuerte, muy fuerte, tan marcado, que el modelo de líder que la oposición quisiera para sí es un Chávez. La gente cree que un líder es como Chávez, duro, fuerte y capaz de arrasar con todo. Creo que Capriles, el líder de la oposición en primera línea en las encuestas, es una mala copia de Chávez. Los candidatos que tenemos responden a dos tipos: la tipología de los creen que a Chávez se le vence editando su faceta de redistribuidor, manipulador y grosero y el otro modelo de candidato pasa por un candidato que reivindica los valores democráticos y los derechos humanos en contraposición al modelo chavista. Capriles va en la línea de lo que es una mala copia de Chávez, como Pérez Vivas de Táchira.
Por otra parte, en este segundo campo al que me refiere, hay otros candidatos que tienen que ver más con el pasado y apuestan por el mismo y la línea de confrontación democrática con unos valores frente a Chávez. María Corina Machado es el único candidato de la oposición que es de la nueva generación y que no tiene nada que ver con el pasado; creo que es la más madura de todos los candidatos y es una persona con una gran capacidad de convicción, aparte de muy inteligente. Creo que es de las mejores candidatos; mucho mejor que Capriles, que es muy vulnerable y tiene una estrategia que consideró errónea. Los candidatos de la oposición tiene el reto de ganar las primarias, que son antichavistas claramente, y luego la batalla del resto del país, en donde participa todo el mundo. Son dos elecciones muy distintas, aparte de que en el campo de la oposición hay desde la derecha hasta la izquierda, siendo elecciones muy complejas y donde se necesitan ejercicios de malabarismo político.
R.A.:¿La enfermedad de Chávez tendrá alguna importancia en estos comicios?
A.K.: Va a tenerla, claramente. Chávez es un extraordinario comunicador, de eso no tengo dudas. El proceso de su enfermedad ha ido evolucionando y su estrategia comunicacional. Al principio, jugó a la emocionalidad, al sentimentalismo, pero eso no sirvió dentro de su partido y abandonó esa estrategia y volvió a presentar como el duro, el descalificador de siempre, el que insulta a la oposición. Pero ya no le da resultados. El chavismo no es homogéneo desde que Chávez es presidente, siendo la suma de dos factores de poder no necesariamente homogéneos entre sí y que lo único que les une es el propio presidente. Están, por un lado, los radicales de la izquierda formados en Europa algunos de ellos y, en la otra parte, el estamento militar, sectores que no son necesariamente compatibles. Los militares son disciplinados, pronorteamericanos y que no tienen nada que ver con la izquierda. Chávez sabe este dilema y por eso interviene en la seguridad del Estado introduciendo a los cubanos en estos ámbitos de la defensa. Luego se invierte masivamente en las Fuerzas Armadas para tenerlos calmados y que haya una nueva filosofía militar, para que se queden al margen del juego; también ha conseguido corromperlos entregándoles numerosos negocios. No son izquierdistas estos militares, sino que son unos oportunistas que se están dedicando a ganar dinero y hacer negocios. Han sido, en cierta medida, comprados por el régimen chavista. Los militares manejan la distribución de los alimentos y tienen hoy día un gran poder económico. Han sido comprados sin ser filosóficamente marxistas y han acabado constituyendo una base fundamental del régimen.
El otro grupo está liderado por Nicolás Maduro y Elías Jaula, que son los que manejan el poder y que han buscado el asesoramiento de algunos europeos, como por ejemplo Juan Carlos Monedero, procedente de Izquierda Unida, y el ex portavoz de esta formación, Victor Pérez Ríos. Este grupo ha traído franceses, ingleses y españoles de la izquierda que han colaborado en el forjamiento del proyecto chavista. Vinieron de la mano de Fidel Castro, que se dio cuenta de que había que cambiar la estrategia política y forjar un nuevo proyecto para la región. Venezuela financió este proyecto que fue fundado por Castro. En esta estrategia también participó el Foro de Sao Paulo, que agrupó a todas las fuerzas de izquierda continental y a los grupos dispersos que apoyaba Castro.
Cuando cesó el financiamiento soviético y cayó el Muro de Berlín, en 1991, Cuba entró en el periodo especial y que obligó a cambiar la estrategia de Castro; que pasó de la vía armada a la política, más concretamente la electoral. Y no olvidemos que el Foro de Sao Paulo fue apoyado por Castro y auspiciado por Lula, que era lo más presentable de la izquierda continental. En dicho proyecto, no lo olvidemos, convergen todas las antiguas guerrillas del continente y los grupos de extrema izquierda que llevaban años luchando por llegar al poder, pero casi todos proceden de la lucha armada. El único que no procede de este mundo es Lula y quizá, por ello, se lleva allí el Foro de la izquierda continental. Más tarde, Lula rompe con Chávez, pero esa es otra historia y larga.
R.A.:¿Y Lula por qué se aleja de este proyecto continental que auspiciaba Castro y el Foro de Sao Paulo?
A.K.: Lula hizo un gobierno socialdemócrata no radical y presionado por el sector inversionista brasileño, que negocia con él políticas sociales junto con desarrollo económico; aparte que le venden la tesis de ser uno de los cuatro o cinco países rectores del mundo junto con las grandes potencias, algo que efectivamente lo está logrando y se ha convertido no ya en un potencia del continente sino del mundo. Todo este asunto tiene mucho que ver con visión y la proyección imperial que siempre ha tenido Brasil, que fue ya un Imperio en el pasado. Lula se la juega a la vía china, aunque mantiene sus relaciones con Chávez y otros sectores de la extrema izquierda. Lula, creo, que siempre vio a Chávez como muy vulnerable y pretende convertirse en el referente de una izquierda en América Latina menos payasa, que es lo que es el presidente venezolano, y radical. Lula luego lleva sus acciones dentro de la OPEP y con su propia agenda dentro de esta organización, manejando una agenda bien distinta a la de la alianza Chávez-Castro. Se produjo una ruptura entre Chávez y Lula, claramente. Brasil, por ejemplo, ha tenido una gran influencia en El Salvador y por ahora en el Perú, donde tendrán un gran papel las elites peruanas. Las iniciativas tardías de la izquierda han sido más cercanas a Lula que a Chávez.
R.A.:¿Cómo analizas al presidente de Ecuador, Rafael Correa?
A.K.: Correa tiene unos resentimientos muy fuertes hacia la oligarquía y les pasa factura, intentando crear su propia oligarquía, algo que por cierto han hecho todos; cuando un partido llega al poder por primera crea su elite económica para que le sirva a su proyecto político. Chávez lo hizo con la boliburguesía, como antes había ocurrido con las oligarquías de Copei y Acción Democrática. Lo que sí se debe destacar es que Correa no ha intervenido en el mercado, a diferencia de Chávez, y mantiene un discurso más político que económico. Ahora, sin embargo, Correa tiene problemas con esta oligarquía económica, que le ha abandonado, y los indígenas, que cada día se muestran más descontentos.
R.A.:¿Cómo juzgas el último giro de Colombia hacia Venezuela de la mano del presidente Santos?
A.K.: Muy inteligente, es un giro económico y un guiño hacia los empresarios que quieren volver a recuperar esta plaza en la que se jugaban 8.000 millones de dólares al año. La confrontación política entre Venezuela y Colombia trancó la plaza de Venezuela, y los empresarios colombianos se abrieron hacia otros mercados sin necesidad de contar solo con Venezuela. Luego está el asunto si esas inversiones llegan realmente al común general de la población, que es lo que ocurría en Perú. La decisión final de los empresarios colombianos ha sido que se recuperase al menos la deuda que tenían comprometida en Venezuela, ese era el objetivo final que tenía esta reconciliación. Creo que así ha sido.
R.A.:¿Qué le parece la gestión del presidente Lobo en Honduras?
A.K.:Lo está haciendo mal, claramente. Ha pagado un precio alto, demasiado sobrevalorado, por el regreso de Zelaya. Y por la simple entrada en la Organización de Estados Americanos (OEA) ha tenido que aceptar otra vez la presencia del ex presidente y la consiguiente inestabilidad que esto accarrea. Con con este paso, que va en la dirección errónea, se ha enemistado con los medios, las elites y el empresariado hondureño, que hasta la llegada de Zelaya le habían estado apoyando y eran su sustento inicial.
R.A.:¿Qué escenarios prevé para los próximos años en Venezuela?
A.K.:El análisis de escenarios que tengo es que para entender este país en los próximos años es que nos debatimos en dos planos: el plano electoral y el de la gestión del colapso, que son distintos pero tienen sus puntos de convergencia. El país está colapsado y hay tres elementos que lo explican: el de las infraestructuras, en un país donde no funciona nada y donde la crisis eléctrica es solo un elemento más, parte de un desastre dentro un conjunto caótico que genera tremendas insatisfacciones sociales y populares; el segundo factor de colapso es el económico que se explica en el desabastecimiento y en la inflación que devalúa el dinero día porque todo está carísimo y la especulación es gigantesca, incluso la auspiciada por el propio gobierno que maquilla los datos de una auténtica catástrofe económica ya no ocultable por nadie; y, en tercer lugar, en la administración del colapso tiene una especial influencia la enfermedad de Chávez que genera divisiones en el chavismo y en el oficialismo.
Hay incertidumbres y se revela la falta de homogeneidad en el régimen, pero tampoco hay un liderazgo claro que pueda ser el sucesor claro de Chávez, tal como revelan las encuestas y estudios de opinión; no se perfila a nadie que pueda sucederle y el propio presidente lo sabe, lo cual en esta situación de colapso general añade más incertidumbre. El gobierno solo tiene una aparato de propaganda sin contenidos reales, sin capacidad de hacer frente a la crisis general, y Chávez es conocedor de este aspecto. Por eso, el asunto de la enfermedad es tan grave para el gobierno y genera tanto temor en el chavismo. De continuar en esta situación de crisis, con este colapso al que me refería antes, las políticas actuales resultarán fallidas y el proceso de descomposición se agravará aún más. Los apagones, la inseguridad, el caos en general, se han apoderado del país y nadie puede hacer frente a este caos sin cambiar esta política fracasada. La propaganda va por un lado y la crisis por otro, con o sin Chávez.
El plano del proceso electoral tiene dos campañas: la de la oposición y la del gobierno. Esta campaña no será igual si está Chávez o si no está; puede estar sin ser el candidato o puede estar y ser el candidato, creo que todo dependerá de la gravedad de la enfermedad del presidente. Y creo que esta enfermedad es más grave de lo que aparenta, lo cual preocupa al chavismo y a sus aliados en el exterior, como a Daniel Ortega en Nicaragua. En la oposición, todo dependerá de las primarias y de si se celebran de una forma ordenada o no. Ordenadas tienen que ser por tanto participativas, motivadoras y esa situación ahora no se está dando y se está celebrando un proceso que considero desordenado, en tanto y cuanto algún candidato, como Capriles, ya se ve investido como candidato y casi como presidente. Las primarias se están vaciando de contenidos y corren el peligro de que la participación sea baja por el carácter único que tienen por este factor de casi ver a Capriles como único candidato; están arrancando mal y se está vaciando el sentido de la competencia. Quizá, hasta a estas alturas, las primarias están mal planteadas y casi fuguen error, me atrevería a decir, haberlas convocadas. Creo que la oposición está enfrascada en errores estratégicos y formales al enfrentarse al proceso electoral, tendrá que cambiar o irá por el peor de los caminos.
Ricardo Angoso (*)
Periodista y politólogo español
rangoso@hotelquintadebolivar.com
rangoso@lecturasparaeldebate.com
(*) Ricardo Angoso es Director de la revista Lecturas para el Debate y Coordinador General de la ONG Diálogo Europeo.
domingo, 21 de agosto de 2011
Publicado por
Aquiles Márquez, Héctor Ruíz Aguilar, Milagros Alcántara, Pablo Carrión, Ronny Padrón.
en
20:03
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