El Tigre, viernes 12
de junio de 2015
Ronny Padrón
Democracia
Cristiana Hoy
La
política criolla y el sentido común
Desde hace un tiempo
me vengo preguntando sobre la eficiencia
de mantener una política del absurdo en esta Venezuela bajo dictadura
socialista, obviamente a contracorriente del sentido común, tal como la
practica el colaboracionismo que se hace llamar oposición.
Y luego de elemental
análisis no me quedó sino el decantarme por los mentados resultados.
Sí, los resultados en politica continúan siendo la mejor medida del éxito aun
cuando suene odioso. Así entonces tenemos que a
partir del 11 de abril de 2002, inicio formal de la dictadura socialista
en gobierno, los resultados de la llamada politica electoralista (política
absurda) esa que pretende reducir la lucha contra el régimen al clásico torneo
comicial, se podrían resumir en la siguiente frase: Sociológicamente Venezuela
regresó al siglo XIX.
Y esto es así no solo bajo la consideración de parámetros
económicos, sino conforme al índice más usual que nos permita medir el nivel de
vida del venezolano de hoy en relación al estándar de vida en el mundo libre. Venezuela es el
hazmerreír.
No debe
sorprender tan dramática conclusión
cuando sobremanera desde el año 2004, pasado como fue el Referendo Revocatorio
Presidencial, se instaló en la mente del
común de la dirigencia demócrata nacional la idea según la cual una vía
distinta a la electoral es un absurdo, imposible de considerar como alternativa válida al socialismo en
gobierno y de allí a la aceptación
servil de cualquier condición electoral fijada por el CNE-PSUV quedaba
solo un paso. El fracaso total
cuando de eventos comiciales de interés nacional se trata (Presidenciales,
Asamblea Nacional, Referendo) vale por plena prueba.
Porque si además de aceptar condiciones
electorales a la medida de un régimen
que tiene al fraude como naturaleza, le agregamos esa convicción del
colaboracionismo opositor acerca de repudiar a la resistencia democrática
activa, lo que seguía no podía ser algo distinto a ese otro
absurdo hecho política: Mantener el discurso traidor de llamar
democracia a otra dictadura socialista, como si de tal manera lograrían conmover al verdugo (absurdo) o por
lo menos les permite para mantenerse en la palestra de los medios de
comunicación, ya dominados por la dictadura.
Ni que decir sobre esa manía de abandonar toda protesta pública, pacífica y
no armada, para en su lugar ir a
sentarse a dialogar con la dictadura a su
primer llamado, con resultados igualmente conocidos, solo positivos para
los interlocutores del colaboracionismo traidor.
A todo evento sigo
sin entender como el colaboracionismo opositor
pretende convencer sobre las ventajas de mantener al absurdo como politica,
pero mucho menos comprendo el cómo
siguen teniendo éxito tan colosal. A todo evento, yo cambié, otros que también
cambiaron, y muchos más pronto lo harán. Con sentido común y el suficiente coraje, este país sí va a cambiar ¡Fuera
Nicolás¡ Ora y labora.
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