lunes, 15 de junio de 2015

El Tigre, viernes 12 de junio de 2015
Ronny  Padrón
Democracia Cristiana Hoy
La política criolla y el sentido común

Desde hace un tiempo me vengo  preguntando sobre la eficiencia de mantener una política del absurdo en esta Venezuela bajo dictadura socialista, obviamente a contracorriente del sentido común, tal como la practica el colaboracionismo que se hace llamar oposición.

Y luego de elemental análisis no me quedó  sino  el decantarme por los mentados resultados. Sí, los resultados en politica continúan siendo la mejor medida del éxito aun cuando suene odioso. Así entonces tenemos que a  partir del 11 de abril de 2002, inicio formal de la dictadura socialista en gobierno, los resultados de la llamada politica electoralista (política absurda) esa que pretende reducir la lucha contra el régimen al clásico torneo comicial, se podrían resumir en la siguiente frase: Sociológicamente Venezuela regresó al siglo XIX. 

Y esto es así no solo bajo la consideración de parámetros económicos, sino conforme al índice más usual que nos permita medir el nivel de vida del venezolano de hoy en relación al estándar de  vida en el mundo libre. Venezuela es el hazmerreír.

No debe sorprender  tan dramática conclusión cuando sobremanera desde el año 2004, pasado como fue el Referendo Revocatorio Presidencial, se  instaló en la mente del común de la dirigencia demócrata nacional la idea según la cual una vía distinta a la electoral es un absurdo, imposible de considerar como  alternativa válida al socialismo en gobierno  y de allí a la aceptación servil de cualquier condición electoral fijada por el CNE-PSUV   quedaba  solo un paso.  El fracaso total cuando de eventos comiciales de interés nacional se trata (Presidenciales, Asamblea Nacional, Referendo) vale por plena prueba.

Porque si además de aceptar condiciones electorales  a la medida de un régimen que tiene al fraude como naturaleza, le agregamos esa convicción del colaboracionismo opositor acerca de repudiar a la resistencia democrática activa, lo que seguía no podía ser algo distinto a ese  otro  absurdo hecho política: Mantener el discurso traidor de llamar democracia a otra dictadura socialista, como si de tal manera  lograrían conmover al verdugo (absurdo) o por lo menos les permite para mantenerse en la palestra de los medios de comunicación, ya dominados por la dictadura.

Ni  que decir sobre esa manía de  abandonar toda protesta pública, pacífica y no armada, para en su lugar  ir a sentarse a dialogar con la dictadura a su  primer llamado, con resultados igualmente conocidos, solo positivos para los interlocutores del colaboracionismo traidor.

A todo evento sigo sin entender como el colaboracionismo opositor  pretende convencer sobre las ventajas de mantener al absurdo como politica, pero mucho  menos comprendo el cómo siguen teniendo éxito tan colosal. A todo evento, yo cambié, otros que también cambiaron, y muchos más pronto lo harán. Con sentido común y el suficiente  coraje, este país sí va a cambiar ¡Fuera Nicolás¡ Ora y labora.



  

No hay comentarios:

Publicar un comentario