Por GEORGE P. SHULTZ y PAUL A. VOLCKER
"La guerra mundial contra las drogas ha fracasado, con consecuencias devastadoras para individuos y sociedades alrededor del mundo".
Esa es la oración inicial de un informe publicado hace poco por la Comisión Global de Políticas de Drogas. Nosotros dos hemos firmado este informe. ¿Por qué?
Creemos que la adicción a las drogas es perjudicial para los individuos, perjudica la salud y tiene efectos adversos para la sociedad. Por eso queremos un programa eficaz para hacer frente a este problema.
El uso de drogas en EE.UU. no es menor que en otros países con planteamientos diferentes.
La pregunta es: ¿cuál es la mejor forma para hacerlo? Durante 40 años, el enfoque de nuestro país (Estados Unidos) ha sido el de criminalizar todo el proceso de producción, transporte, venta y consumo de drogas, con excepción del tabaco y el alcohol. Nuestra opinión, compartida por otros miembros de la comisión, es que tal enfoque no ha funcionado, de la misma forma en que nuestra experiencia nacional con la prohibición del alcohol fracasó. Las drogas todavía pueden conseguirse fácilmente y las tasas de delincuencia se mantienen altas. Sin embargo, el consumo de drogas en EE.UU. no es inferior a, y a veces supera, el consumo en países con planteamientos muy diferentes sobre el problema.
Al mismo tiempo, los costos de la guerra contra las drogas han alcanzado niveles astronómicos. Los detenidos por consumo de drogas y posesión en pequeñas cantidades son ahora multitud en nuestras prisiones, donde con demasiada frecuencia aprenden a convertirse en verdaderos delincuentes. Los costos en dólares son enormes, pero palidecen en comparación con las vidas que se pierden en nuestros vecindarios y en todo el mundo. El número de víctimas relacionadas con las drogas en México está en el mismo nivel que el número de vidas estadounidenses perdidas en las guerras de Vietnam y Corea.
A lo largo de nuestro hemisferio, la gobernabilidad y el desarrollo económico han sufrido a causa de las drogas. No es casual que la iniciativa para esta comisión mundial fuera alentada por ex presidentes de naciones latinoamericanas. Esos países, a veces con apoyo estadounidense, han hecho grandes esfuerzos para reducir el suministro de drogas. No obstante, cada vez más llegan a la conclusión de que las políticas de drogas en EE.UU. están haciendo más difícil que su gente goce de seguridad y prosperidad.
El problema comienza con la demanda de drogas. Como Milton Friedman lo planteó con claridad hace más de 20 años en las páginas de este diario: "Es una demanda que debe operar a través de canales reprimidos e ilegales. La ilegalidad crea obscenas ganancias que financian las tácticas asesinas de los capos de la droga; la ilegalidad lleva a la corrupción de los funcionarios de las agencias de orden".
No apoyamos la simple legalización de todas las drogas. Lo que apoyamos es un debate abierto y honesto sobre el asunto. Queremos encontrar nuestro camino a un método menos costoso y más efectivo de desalentar el uso de drogas, recortando el poder del crimen organizado, proveyendo mejor tratamiento y minimizando los efectos negativos para la sociedad.
Otros países que han intentado enfoques diferentes son el Reino Unido, Holanda, Suiza, Portugal y Australia. ¿Qué podemos aprender de esas variadas experiencias, algunas más exitosas que otras? ¿Qué podemos aprender de nuestra propia experiencia en reducir fuertemente el consumo de cigarrillos o en lidiar con el alcohol luego del final de la Prohibición?
La simple legalización no es de ninguna manera el único ni más seguro enfoque. Una posibilidad es despenalizar el uso individual de drogas mientras se mantienen las leyes contra su oferta, lo que permitiría así a los agentes del orden concentrarse en los vendedores. Parte del dinero que se ahorre puede ser destinado a centros de tratamiento, a los cuales es más probable que concurran los consumidores de drogas si eso no los expone al riesgo de arresto.
La situación que enfrentamos hoy es peligrosa. Luego de concentrarnos 40 años en un enfoque que no ha sido exitoso, deberíamos estar dispuestos a analizar otras maneras de trabajar para solucionar este urgente problema. Como concluye la comisión global. "Romper el tabú acerca del debate y la reforma. Ahora es el tiempo de actuar".
—Shultz, ex secretario de Estado de EE.UU., es un miembro distinguido del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford. Volcker, ex presidente de la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal, es profesor emérito de política económica internacional en la Universidad de Princeton.
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domingo, 19 de junio de 2011
Publicado por
Aquiles Márquez, Héctor Ruíz Aguilar, Milagros Alcántara, Pablo Carrión, Ronny Padrón.
en
16:44
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