sábado, 8 de agosto de 2009

No es asunto de votar o no votar sino de cobrar.

Ronny Padrón.
DEMOCRACIA CRISTIANA HOY.

No es asunto de votar o no votar sino de cobrar.

Comienzan los típicos movimientos de cara a las venideras elecciones parlamentarias nacionales. Al tiempo presente el socialismo gobernante consagra sus mayores esfuerzos por aprobar una ley electoral a su medida y así triunfar en su mejor estilo: ¨Ha como de lugar¨.

Nada nuevo bajo el sol. Si algo de bueno tienen diez años bajo el gobierno de un teniente coronel, es precisamente su limitación para sorprender, sin embargo, continúa venciendo donde más importa.

Viene al caso, por cuanto desde ya se sabe redivivo el grave dilema sobre el votar o abstenernos. Alternativas estas con éxitos y fracasos, unos más rutilantes otros más eficientes, sin embargo continúan sin resolver a la fecha el meollo de nuestro asunto: Restaurar la constitucionalidad democrática, perdida desde aquel 11 de abril. He allí el triunfo no negociable, la joya de una corona que estamos aún lejos de ceñir.

Revisadas una a una las tratativas en tal sentido, podemos precisar de manera objetiva la certeza de nuestra inicial afirmación. Nos falta es cobrar. Iniciando con el mismo 11 de abril, de un cobro bien ¨chucuto¨ (menos de 72 horas), hasta la reciente enmienda, con más de un millón de votos ¨por el buche¨, deportivamente aceptados por nuestra dócil dirigencia, todo parece indicar la persistencia de tal carencia.

Porque así como unos enrostran: ¿Qué ganamos con abstenernos? Refiriendo las parlamentarias de 2.005, otros bien pueden hacer lo propio respecto al RR, las presidenciales de 2.006, el referendo de 2.007 y la precitada enmienda; eventos comiciales donde las fuerzas demócratas fueron incapaces de hacer valer triunfos populares, especial mención del referendo por la reforma constitucional, resultado favorable defendido únicamente por las fuerzas militares, en ausencia de una dirigencia demócrata calificada. Precisamente por ello el régimen socialista en gobierno no dudó en desconocerlo, aprobando de inmediato leyes al margen de la Constitución.

En fin, no estará allí la diferencia. Lo sabemos sino todos, por lo menos muchos en Venezuela. Tanto del lado demócrata, como por supuesto del socialista. Igual como se conoce el hecho de nuestra mayoría popular, incuestionable desde aquel 11 de abril.

¡Pero aún sino lo fuéramos¡ igual de válido nuestro fundamento al promover la constitucional restauración, pues, el contrariar valores, principios y garantías democráticos o menoscabar derechos humanos, no es asunto de mayorías, más bien de conceptos éticos, indispensables a la convivencia civilizada de los pueblos y al logro del Bien Común.

De tal manera, que desde ya podemos advertir sobre la pertinencia de cualquier tratativa en pro del objetivo prescrito, atendiendo siempre a la necesidad de contar con buena capacidad de ¨cobro¨. Honduras construyó su camino, nosotros hagamos el propio. ORA Y LABORA.
caballeropercival@cantv.net

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