Ciudad El Tigre, sábado 06 de noviembre de 2010
Ronny Padrón.
Democracia Cristiana Hoy.
La fatal atracción del término socialismo.
Y fíjense que menciono al término y no al concepto socialismo. Cuando el empresario británico Robert Owen popularizó en 1834 el uso de esta palabra, se hallaba muy lejos de atisbar siquiera las interpretaciones nocivas que se le atribuirían a su invención.
Porque debemos partir de un hecho cierto, toda persona o agrupación que merezca denominarse socialista reconoce una historia en común que tiene sus raíces en los siglos XIX XX, entre las luchas de los trabajadores industriales y agricultores, fundados en los principios de solidaridad, y vocación a una sociedad igualitaria, con una economía capaz de beneficiar a las mayorías.
Partiendo del anterior esbozo es que llegamos hoy día a la siguiente definición de socialismo, comúnmente aceptada y como tal aprobada por el diccionario de la Real Academia Española: sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes.
Una vez puntualizados los términos del análisis vale iniciar la reflexión de rigor. Si a la fecha presente la humanidad hubiere alcanzado la plena comprensión del prenombrado concepto, debidamente concatenado a los resultados históricos de su real implantación, la pervivencia de su ¨fatal atracción¨ no tuviera razón de ser.
Estimamos que tan grave inopia tiene su origen en el primitivo atractivo del igualitarismo, ideario connatural al socialismo, lo que ha dificultado la plena supresión de éste como otra falacia política, azote de la humanidad.
Resulta inconcebible y del todo reprochable, que un horror como el causado históricamente por el socialismo resulte olvidado incluso por sociedades que lo han llegado a padecer. Tal es el caso de españoles y chilenos, donde aún mantienen el desatino de identificar con tan infausto vocablo a algunos de sus importantes partidos ideológicamente socialdemócratas.
En ambos países, han considerado de mayor trascendencia el quimérico atractivo del término socialismo por sobre el grande aporte de la socialdemocracia a favor de la humanidad y de sus propios pueblos en lo particular. Es la socialdemocracia una ideología política cuyo fundamento primigenio se remonta a 1.899, cuando el político alemán Eduard Bernstein logra el deslinde con el socialismo a través de su obra ¨Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia¨, argumentando que: ¨... la extensión de derechos democráticos a las clases desposeídas, específicamente el derecho a voto a quienes no son propietarios, cambia las reglas de la política: la democracia se ha transformado en conquista y herramienta popular y por lo tanto supera la necesidad de una insurrección y/o guerra civil a fin de instaurar una dictadura del proletariado¨.
Qué sentido tiene entonces más allá de la miopía y la indolencia, el que hoy día, luego exitosos gobiernos como los de Léon Blum, Francois Mitterrand, Tony Blair, Felipe González, Ricardo Lagos, entre otros, se siga permitiendo la confusión entre el fracasado y destructivo socialismo y la reconocida eficiencia de la socialdemocracia.
Es cuestión de responsabilidad política el cerrar de una buena vez ese oscuro capítulo en la historia de las ideologías, pues no solo dañan quienes permiten al socialismo usurpar los éxitos de la socialdemocracia, brindando entonces oportunidad para la irrupción de tiranías como la vigente hoy en Venezuela, sino que además la sola tolerancia de esa inmoral connivencia genera solidaridades repugnantes como la observada recientemente por parte del gobierno ¨socialista¨ español, que en boca de su ministro de asuntos exteriores y cooperación Trinidad Jiménez, tuvo el atrevimiento de negar públicamente la existencia de prisioneros políticos en la Venezuela de Hugo Chávez; o dando pie por otro lado, para las injustificables aquiescencias que en relación a ese mismo régimen tuvo siempre a bien mantener el recientemente finalizado y muy ¨socialista¨ gobierno de Michele Bachelet.
"La verdad os hará libres" (Jn 8,32). ¨Esta frase evangélica establece una estrecha relación entre la verdad y la libertad. El hombre es un ser inexorablemente moral por el carácter libre de su persona. Pero estar en la verdad es un requisito imprescindible para que la actuación humana sea verdaderamente libre¨. Cita tomada de la Instrucción Pastoral de la Conferencia Episcopal Española sobre la conciencia cristiana ante la actual situación moral de nuestra sociedad. Madrid, 20 de noviembre de 1990. ORA y LABORA.
caballeropercival@hotmail.com
jueves, 11 de noviembre de 2010
Publicado por
Aquiles Márquez, Héctor Ruíz Aguilar, Milagros Alcántara, Pablo Carrión, Ronny Padrón.
en
18:04
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