sábado, 16 de octubre de 2010

Ronny Padrón.
Democracia Cristiana Hoy.

En octubre van Agroisleña y Fertinitro. Tiranía: 2 MUD: 0

La planta de Fertilizantes Nitrogenados de Venezuela (Fertinitro) en el Criogénico José Antonio Anzoátegui, fue tomada. En esos términos va esta guerra por la libertad en Venezuela, y en específico para nuestra zona sur. Luego de 11 años de eufemismos, simulaciones, cesiones inmorales y demás, es lo que vamos mereciendo.

En palabras del propio ministro socialista de energía y petróleo, mientras el Estado socialista produce 380 mil toneladas de fertilizantes al año, esa planta de la empresa privada, recién ocupada, tiene capacidad para el millón y medio. He allí la explicación.

Está demás la retórica del precitado funcionario cuando refiere las presuntas conversaciones con las empresas trasnacionales (Koch y Snamprogetti) propietarias de Fertinitro, pretendiendo que se adaptaran a los requerimientos socialistas en el marco del plan de desarrollo nacional; obviamente sin resultados. Como no lo ha tenido ni lo tendrá ninguna conversación fundamentada en razones distintas a la fuerza popular de quienes conformando la mayoría electoral certificada el 26-S, apoyamos la libre empresa al tiempo que repudiamos al redivivo capitalismo de Estado.

Vendría luego el clásico discurso de cierre por boca del mismo ministro: ¨… con Fertinitro y Agropatria (antes Agroisleña), "ahora contamos con la cadena completa" para abastecer el sector campesino. "A medida que tengamos todos los insumos controlados, evitaremos la especulación y habrá alimentos seguros y a bajo precio para los venezolanos". Aderezado cuándo no, por declaraciones del secretario general del Sindicato Unitario de Obreros y Empleados Químicos de Fertinitro, quien por supuesto aplaudió la precitada medida. El mismo guión de PDVSA, SIDOR, CANTV, etc., etc., etc.; resultaría ocioso profundizar sobre la libre manifestación de voluntad presente en el ejercicio de esa clase de sindicalismo.

Lo referiamos en nuestro anterior artículo: En la Venezuela socialista, basta con el éxito económico de una empresa privada para hallarnos en presencia de una firme candidata a la confiscación. Porque la seguridad alimentaria, la especulación, el monopolio, el oligopolio, la posición de dominio y demás conceptos oportunos a la ocasión, carecen del fundamento jurídico necesario para legitimar una expropiación. En tal sentido, y para contribuir en la descripción de la realidad jurídica actual, solo agregaremos que la Carta Magna de 1.999 y la ley de expropiación por causa de utilidad pública o social, siguen vigentes.

Luego de tales precisiones, pasemos entonces a nuestro más grave problema: ¿Dónde están nuestros representes políticos? ¿Puede aceptarse, que luego de 11 años de socialismo, nuestra dirigencia demócrata se dedique a celebrar un triunfo electoral en tanto el régimen continúa su ejercicio del poder en violación de la Constitución?

¿No bastaron las lecciones del 11 de abril, del Paro Cívico Nacional, del RR, las presidenciales del 2.006, el referendo de reforma de 2.007 y el ejemplo más emblemático: Las regionales de 2.008 con el expediente ¨Alcaldía Metropolitana¨, para comprender de una buena vez, que a esta tiranía con disfraz de democracia, para vencerla con votos no bastará con ganar sino hay también que ¨cobrar¨.

Cobrar. La explicación de ese ¨cobrar¨ en Venezuela es muy sencilla, más difícil resulta su concreción. Acá, los demócratas podríamos ganar toda elección, con la diferencia de votos que se nos antoje, pero nada lograríamos mientras seamos incapaces de imponer en la praxis el cumplimiento de la voluntad popular.

Tal cumplimiento, como inicialmente esbozamos, pasa por demostrar de facto que se posee el mandato popular expresado en votos, es decir capacidad de organizar y coordinar manifestaciones populares de naturaleza voluntaria, en proporciones cónsonas con aquel sufragio y en el sentido de darle un cabal cumplimiento. Bajo un régimen democrático de libertades, tales demostraciones fácticas sobran, en el entendido que en esos sistemas políticos, el resultado electoral oficial equivale a un título ¨ejecutivo¨ con la plena aceptación.

En la Venezuela socialista no. Al efecto, la experiencia de Antonio Ledezma a partir de su elección en 2.008 nos puede servir de mucho. Sin embargo, al parecer nuestra dirigencia demócrata no entiende la cuestión. El mandato popular mayoritario a nivel nacional, y en específico el de la zona sur de Anzoátegui, no fue precisamente para que los diputados recién electos cumplieran con la formalidad democrática tan necesaria al socialismo para su permanencia en el tiempo. No. Ese mandato trata sobre la restauración de la constitucionalidad democrática, conculcada desde aquel 11 de abril de 2.002, y les fue otorgado en ejercicio de procedimientos democráticos que el régimen debió cumplir por cuanto aspira conservar la fachada antedicha.

Pero de allí a que nuestros dirigentes demócratas pretendan un correcto accionar constitucional por parte del socialismo en gobierno, no es precisamente por torpeza. Seria de provecho para todos, que ese liderazgo, en especial nuestros representantes sureños recién electos, entiendan muy bien lo que esperamos de ellos quienes como nosotros depositamos un voto de confianza por el solo acatamiento al principio de la unidad.

Porque la historia del parlamento electo el 30 de julio de 2000, aún está muy fresca. En aquel entonces el Bloque por la Autonomía Parlamentaria integrado por 79 diputados demócratas nada pudo hacer más allá de las mediáticas palabras (aún con el apoyo de Venevisión, RCTV, Televen y Globovisión) frente a un Bloque Parlamentario del Cambio con sus 86 delegados socialistas.

La inutilidad política de aquella bancada demócrata, dio lugar en 2.005 a la ya histórica megabstención. Para aquel entonces la postura de nuestra dirigencia, que era la de ¨no votar¨ también ganó, pero tampoco ¨cobró¨. ¿Vamos a permitir que se repita la historia y con el mismo vencedor? Son muchos los compatriotas hoy día prisioneros políticos, quienes certifican con su entereza y dignidad el alto costo ha pagar por la libertad nacional. ¿Serán nuestros dirigentes demócratas ajenos a esa verdad? ORA y LABORA.

caballeropercival@hotmail.com

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