viernes, 20 de agosto de 2010

Carta al afiliado al seguro social.

por Gabriela Calderón de Burgos

Gabriela Calderón de Burgos es editora de ElCato.org y columnista de El Universo (Ecuador).
Guayaquil, Ecuador— Pablo Lucio Paredes, Profesor de Economía de la Universidad San Francisco de Quito, explicó que, de acuerdo a las proyecciones más favorables, el IESS — Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (sistema al que usted se afilió por obligación legal) tiene un déficit a futuro de $5.000 millones, “es decir que los pagos futuros por jubilación superan el dinero para entonces disponible (aportes futuros de los trabajadores más uso del fondo hoy constituido)”.1 Una reforma es necesaria.

Sus representantes y los políticos hablan mucho de “conquistas sociales” pero no han intentado conquistar el derecho suyo a ser dueño de sus ahorros. No han eliminado el monopolio en la prestación de seguridad social, usted es un cliente cautivo. Tampoco han conquistado una jubilación digna para usted, porque nada de digno tiene ir a rogarle frecuentemente a los políticos que le aumenten $40 o $57. Nada de digno tiene depender en la tercera edad de lo que producen y deciden otros.

El sistema actual le hace creer que está aportando solamente 9,35% de su salario mensual y que su jefe está aportando 11,15%. La verdad es que está aportando con 20,5% ya que el empleador simplemente reducirá el salario que estaría dispuesto a pagarle por la cantidad exacta que la ley demanda que contribuya al seguro social en nombre suyo. Esto sin considerar el pago al fondo de reserva, vacaciones pagadas, décimo tercero y décimo cuarto.

El sistema actual debilita considerablemente la relación entre sus aportes y los beneficios, lo cual a su vez desincentiva el ahorro. Los beneficios que los jubilados reciben tienen poca relación con lo que aportaron. En cambio, dependen altamente de la relación trabajadores/jubilados. Todo el sistema depende de que siempre haya más trabajadores que jubilados para estar en una buena situación actuarial y poder pagar pensiones decentes. Cuando eso cambie, el sistema podría entrar en plena crisis y no se le podrá pagar a usted lo que se le prometió (cosa que ya está sucediendo en Europa y próximamente en EE.UU.).

Estimado afiliado, lo que le quitan mensualmente de su salario no es suyo. Usted no decide en qué se invierte, cuánto invertir ni cuándo empezar a cobrar sus pensiones. Tampoco recibe un estado de cuenta mensual o libretita indicándole el valor actual de sus ahorros, porque como le dije anteriormente, usted, en realidad no es dueño de sus ahorros. Lo que es peor, no tiene la libertad de determinar la calidad de vida en su jubilación. Bueno, si su salario es alto, seguramente podrá contratar un seguro privado para su jubilación aparte de aportar al IESS.

Finalmente, usted está en manos de políticos con libertad de usar sus ahorros como caja chica y lo han hecho desde que nació el sistema. Actualmente, 60% de sus ahorros han llegado a ser colocados en bonos del Estado ecuatoriano2, el mismo Estado que no hace mucho decidió, unilateralmente, no pagar la deuda que tenía con otros acreedores. Ojala a usted si le pague.

Las cosas no tienen por qué ser así. Usted debería ser dueño de sus ahorros y tener la libertad de hacerse su plan individual de jubilación. La próxima semana explicaré sobre lugares donde esta reforma se realizó con éxito.

Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 11 de agosto de 2010.

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