domingo, 29 de agosto de 2010

La farsa del socialismo ahora en cemento.

Ronny Padrón.
Democracia Cristiana Hoy.

La farsa del socialismo ahora en cemento.

¨Desde la semana pasada, los vendedores de materiales de la construcción en el municipio Simón Rodríguez fueron notificados del ajuste en los costos del cemento por parte de la planta estatal Cementos de Venezuela (antigua Cemex), ubicada en Guanta¨. Para ser precisos, el saco de cemento sufrió un ajuste del 30%. Así lo reseñó un periódico de circulación local, certificando lo que el mundo ya conoce: El socialismo en gobierno es inviable y no tiene corrección.

No puede ser de otra manera por cuanto se ha demostrado sin lugar a dudas, que a la fecha presente, el único modelo económico que posibilita la concreción de un sistema político promotor de la ¨mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política¨(Bolívar dixit) es la economía de libre mercado. Es el caso curioso que en Venezuela, durante el populismo en gobierno que circunscribimos al periodo 1974 -1.998, con un mal remedo de libre mercado, caracterizado por monopolios estatales y privados, oligopolios, cartelización, controles de precios, de cambio monetario, de tasas bancarias y pare usted de contar, el país se sostuvo durante casi 30 años, aún de manera deplorable. Prueba de ello, la constante inmigración, proporcional a la sempiterna exportación de capitales.

Pero a inicios del nuevo milenio, bajo el socialismo, apenas ahora declarado (así será de bueno), afirmamos sin temor a equívoco, que la economía nacional colapsó, y lo que aún está en pie simplemente subsiste, empresas socialistas incluidas, y con este régimen no hay fórmula de solución. En tal sentido, el incremento en el precio del saco de cemento es solo muestra de una misma realidad.

Porque toda empresa de naturaleza mercantil, indispensables al desarrollo económico en toda Nación, gestionada como fuere por el Estado, tiene por destino cuando menos la ineficiencia cuando no su ruina total, de ejemplos abunda la historia. Quienes pretendan refutarnos con base a la industria petrolera estatal, les invito a comparar el rendimiento horas-hombre de PDVSA, con el de una transnacional del ramo y verán la realidad.

Estamos hablando del proceso destructivo no solo de la economía nacional, que ya es bastante, sino el de un país propiamente dicho, empleando quizá el mejor de los instrumentos creados por la humanidad para ello: El Socialismo.

Para ser honestos, no podríamos atribuir semejante tragedia solo a sus autores materiales, encabezados por el comandante Hugo Chávez, que aparte de su indudable responsabilidad política, resulta difícil atribuirle plena capacidad mental. De cierto que no. Este cataclismo sociológico en proceso tiene también otros culpables, entre los que destaca sin duda la dirigencia política demócrata, gobernante durante la etapa populista previa a este absurdo.

Pero no solo ellos, debemos sumar también la grave responsabilidad política de esa dirigencia demócrata que durante 11 años ha sido incapaz de brindar un proyecto político alternativo a la Nación venezolana. El silencio demócrata ante los controles de cambio, de precios, de intereses bancarios, frente a la existencia misma de PDVSA como empresa gerenciada por Estado, nos da pie a considerar que para tan importantes materias no tienen nada que decir.

Porque resulta muy cuesta arriba afirmar razonablemente, que la permanencia en el poder del régimen de Hugo Chávez se basa únicamente en la fuerza militar. Ello constituye un grave menosprecio al poder seductor de esa utopia llamada socialismo, peor aún: facilitan su permanencia en gobierno.

El socialismo como sistema socio-político, fue sido derrotado a nivel mundial, tanto conceptualmente como en la praxis, la ¨Caida del Muro de Berlín¨ es el más reciente ejemplo. Ahora, esta trágica excepción constituida por Venezuela, no es casual. Todos y cada uno de nuestros gobernantes elegidos por el voto, incluida su capacidad para mentir, develan el nivel cultural de Venezuela como Nación, lo cual no obsta en modo alguno a nuestra capacidad para aprender y mejorar.

Ese mejorar implica necesariamente esforzarnos día a día como colectivo para presentar una dirigencia demócrata superior a la anterior y mejor que la presente, destacable por sus valores republicanos, como corresponde a los países decididos a prosperar en el Bien Común, muy distinto de la muy extendida conseja: ¨Cualquiera es mejor que un socialista¨; también por allí se va para Cuba. ORA y LABORA.
caballeropercival@cantv.net.

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